Hola a tod@s mis lectores y lectoras! :D
Quería avisarles que el blog estará de vacaciones hasta enero, dado que yo me voy de vacaciones mañana por la madrugada.
Quiero que sepan que su apoyo durante este año 2009, desde febrero, que se creó el blog, hasta este día, ha sido realmente significativo para mí y que mis mejores momentos como escritora-no-profesional, los he tenido gracias a este blog y a todos ustedes.
Muchas gracias.
Les deseo una muy feliz navidad, y un próspero año nuevo.
Que Dios derrame miles y miles de bendiciones sobre todos ustedes.
De nuevo, gracias.
Y Adiós.
diciembre 22, 2009
diciembre 18, 2009
Conversión. Cap 8. Parte 2
Él lucía petrificado. Bueno, no podía esperar menos, realmente. Hacía prácticamente nada le dije que ni loca me iba con él y ahora le salía con eso.
Lucas clavó sus ojos directamente en los míos, como buscando respuestas. Su expresión era impenetrable. No daba señales de absolutamente ninguna emoción. Estaba sumido en lo que sea que estaba haciendo.
No pude mantener la mirada mucho más tiempo. Corté la conexión.
- No.
Mi expresión cambió drásticamente de desconcierto a sorpresa. ¿había dicho no?
- ¿no?-inquirí.
- Si.
- ¿si?
- No.
- ¡Lucas!
Imaginé que sería algún tipo de broma, pero no rió como siempre lo hace. No hizo nada.
Bueno, sí hizo algo. Me tomó por el brazo, prácticamente me arrastro hasta el sofá cerca de la ventana y me sentó ahí. También él se sentó.
Ahora su rostro sí mostraba una expresión…solo que yo no tenía idea de cómo describirla. Sigo sin tener idea.
Me miró, nuevamente, después de casi un minuto.
- No.
- ¿el jueguito de nuevo, Lucas? Háblame claro, por favor.
Respiró profundo, como diciendo “no es fácil decir lo que diré”. ¡Lo había dicho ya tres veces, por el amor de Dios! Solo le faltaba explicármelo.
- No vendrás conmigo.
- ¿Por qué?-exigí saber.
- Porque es mi viaje. Porque yo lo digo.
Su viaje. Por supuesto.
Sentí la cólera calentar mi sangre, mientras esta, hirviendo, subía hasta mis mejillas. Sabía bien que no todo puede ser como uno quiere. Pero al menos merecía una explicación razonable y lo que él dijo solo me hacía sentir aún más confusa.
Ahora que lo menciono, ese es algún tipo de don que tiene. Lucas tiene un poder de súper confusión, eso quiere decir que puede confundir a la gente-entiéndase confundir como molestar, frustrar, encolerizar-, con una rapidez impresionante, por medios nunca antes vistos.
Sus palabras resonaron en mi cabeza una y otra vez, repitiéndome que era su viaje, suyo, de él.
- ¿Qué hay de tu familia?-sacudió la cabeza, negando-. ¿irás solo?-asintió, de una forma triste, melancólica, resignada-. ¿Por qué no quieres que te acompañe, entonces?
Lucas respiró profundo. Inhaló y exhaló. Repitió el proceso varias veces.
- Me dijiste, cuando te lo propuse, que aquí estaba tu vida, que no podía esperar que dijeras “si” y empezaras a empacar tus maletas para irte conmigo. Yo tomé eso como un rotundo “no”. Y ahora porque tuviste una estúpida pelea con tus padres por algo realmente estúpido, porque para ti tu existencia es perfecta, te quieres ir conmigo. No. No. No. Y no.
Se detuvo durante un momento, supongo que esperando para ver si yo quería decir algo. No tenía nada que decir.
- Escucha lo siguiente-dijo. Esperé-: no soy tu salida de escape, ¿entiendes? Eres la persona más ruda, pero aún así fuerte que he conocido en toda mi vida. Eres dulce, pero no ingenua. Tienes un potencial grandioso. Eres una persona tan…-dejó la frase en el aire-. Escúchame. Sal ahí, cómete el mundo y supera este problema que estás enfrentando. Dios nunca nos da más de lo que podemos soportar. Yo creo en ti y El también cree en ti, así que deja tus pensamientos negativos de lado y empieza a creer tú también en ti.
Petrificada. Totalmente helada.
Muchas veces Lucas sabía cómo dejar a las personas totalmente sin habla.
Pero esa no era una de aquellas veces… yo sí tenía algo que decir.
- No creo en creer en uno mismo-musité-. No existe tal cosa.
- Yo creo en mí mismo-dijo, desafiante. Lucas era realmente único aquellos días.
- ¡Tú crees en todo!
Lucas me miró, entré disgustado y decepcionado. Sentí como que un puñal me atravesaba el corazón enteró. Me sentí mal por haber dicho lo que dije, pues sabía que lo había insultado.
- Eso no tiene por qué importarte, ¿estamos claros? El punto es que no irás conmigo, no importa cuánto lo desees…o mejor dicho, cuánto desees huir de una realidad que tú misma has creado. Adiós.
Lucas se dispuso a salir.
- ¡Lucas!-pretendió no escucharme-. ¡¡Lucas!!-nada-. ¡¡Lo siento!!
Lucas clavó sus ojos directamente en los míos, como buscando respuestas. Su expresión era impenetrable. No daba señales de absolutamente ninguna emoción. Estaba sumido en lo que sea que estaba haciendo.
No pude mantener la mirada mucho más tiempo. Corté la conexión.
- No.
Mi expresión cambió drásticamente de desconcierto a sorpresa. ¿había dicho no?
- ¿no?-inquirí.
- Si.
- ¿si?
- No.
- ¡Lucas!
Imaginé que sería algún tipo de broma, pero no rió como siempre lo hace. No hizo nada.
Bueno, sí hizo algo. Me tomó por el brazo, prácticamente me arrastro hasta el sofá cerca de la ventana y me sentó ahí. También él se sentó.
Ahora su rostro sí mostraba una expresión…solo que yo no tenía idea de cómo describirla. Sigo sin tener idea.
Me miró, nuevamente, después de casi un minuto.
- No.
- ¿el jueguito de nuevo, Lucas? Háblame claro, por favor.
Respiró profundo, como diciendo “no es fácil decir lo que diré”. ¡Lo había dicho ya tres veces, por el amor de Dios! Solo le faltaba explicármelo.
- No vendrás conmigo.
- ¿Por qué?-exigí saber.
- Porque es mi viaje. Porque yo lo digo.
Su viaje. Por supuesto.
Sentí la cólera calentar mi sangre, mientras esta, hirviendo, subía hasta mis mejillas. Sabía bien que no todo puede ser como uno quiere. Pero al menos merecía una explicación razonable y lo que él dijo solo me hacía sentir aún más confusa.
Ahora que lo menciono, ese es algún tipo de don que tiene. Lucas tiene un poder de súper confusión, eso quiere decir que puede confundir a la gente-entiéndase confundir como molestar, frustrar, encolerizar-, con una rapidez impresionante, por medios nunca antes vistos.
Sus palabras resonaron en mi cabeza una y otra vez, repitiéndome que era su viaje, suyo, de él.
- ¿Qué hay de tu familia?-sacudió la cabeza, negando-. ¿irás solo?-asintió, de una forma triste, melancólica, resignada-. ¿Por qué no quieres que te acompañe, entonces?
Lucas respiró profundo. Inhaló y exhaló. Repitió el proceso varias veces.
- Me dijiste, cuando te lo propuse, que aquí estaba tu vida, que no podía esperar que dijeras “si” y empezaras a empacar tus maletas para irte conmigo. Yo tomé eso como un rotundo “no”. Y ahora porque tuviste una estúpida pelea con tus padres por algo realmente estúpido, porque para ti tu existencia es perfecta, te quieres ir conmigo. No. No. No. Y no.
Se detuvo durante un momento, supongo que esperando para ver si yo quería decir algo. No tenía nada que decir.
- Escucha lo siguiente-dijo. Esperé-: no soy tu salida de escape, ¿entiendes? Eres la persona más ruda, pero aún así fuerte que he conocido en toda mi vida. Eres dulce, pero no ingenua. Tienes un potencial grandioso. Eres una persona tan…-dejó la frase en el aire-. Escúchame. Sal ahí, cómete el mundo y supera este problema que estás enfrentando. Dios nunca nos da más de lo que podemos soportar. Yo creo en ti y El también cree en ti, así que deja tus pensamientos negativos de lado y empieza a creer tú también en ti.
Petrificada. Totalmente helada.
Muchas veces Lucas sabía cómo dejar a las personas totalmente sin habla.
Pero esa no era una de aquellas veces… yo sí tenía algo que decir.
- No creo en creer en uno mismo-musité-. No existe tal cosa.
- Yo creo en mí mismo-dijo, desafiante. Lucas era realmente único aquellos días.
- ¡Tú crees en todo!
Lucas me miró, entré disgustado y decepcionado. Sentí como que un puñal me atravesaba el corazón enteró. Me sentí mal por haber dicho lo que dije, pues sabía que lo había insultado.
- Eso no tiene por qué importarte, ¿estamos claros? El punto es que no irás conmigo, no importa cuánto lo desees…o mejor dicho, cuánto desees huir de una realidad que tú misma has creado. Adiós.
Lucas se dispuso a salir.
- ¡Lucas!-pretendió no escucharme-. ¡¡Lucas!!-nada-. ¡¡Lo siento!!
diciembre 10, 2009
A Margarita Debayle - Rubén Darío.
A Margarita Debayle
de Rubén Darío
Margarita está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar
un cuento:
Esto era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita, como tú.
Una tarde, la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.
Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.
Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.
Y el rey dijo: ?«¿Qué te has hecho?
te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?».
La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
?«Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad».
Y el rey clama: ?«¿No te he dicho
que el azul no hay que cortar?.
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...
El Señor se va a enojar».
Y ella dice: ?«No hubo intento;
yo me fui no sé por qué.
Por las olas por el viento
fui a la estrella y la corté».
Y el papá dice enojado:
?«Un castigo has de tener:
vuelve al cielo y lo robado
vas ahora a devolver».
La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.
Y así dice: ?«En mis campiñas
esa rosa le ofrecí;
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí».
Viste el rey pompas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.
La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.
* * *
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.
de Rubén Darío
Margarita está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar
un cuento:
Esto era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita, como tú.
Una tarde, la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.
Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.
Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.
Y el rey dijo: ?«¿Qué te has hecho?
te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?».
La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
?«Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad».
Y el rey clama: ?«¿No te he dicho
que el azul no hay que cortar?.
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...
El Señor se va a enojar».
Y ella dice: ?«No hubo intento;
yo me fui no sé por qué.
Por las olas por el viento
fui a la estrella y la corté».
Y el papá dice enojado:
?«Un castigo has de tener:
vuelve al cielo y lo robado
vas ahora a devolver».
La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.
Y así dice: ?«En mis campiñas
esa rosa le ofrecí;
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí».
Viste el rey pompas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.
La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.
* * *
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.
diciembre 05, 2009
Conversión. Cap 8. Parte 1
8
Más tarde, ese mismo día, Lucas se fue.
Hablamos durante un rato más, pero luego, inevitablemente, se fue.
Continué preguntándome si se iría de igual forma. Dado el caso, iba a extrañarlo mucho. Pero no podía irme con él, no podía dejar a Santiago solo, no podía abandonar a mi familia… no podía dejar mi vida entera atrás por una aventura totalmente incierta, improvisada…
Al llegar la noche, mis padres me llamaron. Su tono sonaba fuerte, rudo…molesto.
Acudí al llamado. Era eso o soportar los siguientes días la ira de ambos sobre mí por haberlos ignorado.
Los miré fijamente, al entrar en la sala. Santiago no estaba. Seguro ya dormía.
Mis padres estaban sentados en el sofá, juntos, con cara de no querer hacer algo, pero tener que hacerlo. Ser padre debe ser una gran responsabilidad.
Mi padre me indicó con un gesto que tomara asiento. Dudé un minuto, pero su mirada severa me convenció de inmediato.
Tomé asiento frente a ellos.
Esperé. No quería estar allí, pero debía.
Por sus rostros cruzó una expresión de rabia, de molestia. En ese instante, más que en ningún otro, no quería estar ahí.
Mi mirada seguía fija en ellos, pero ninguno me estaba mirando a mí. ¿Por qué?
Quise decir algo, empezar la discusión, pero no pude. Tenía miedo, miedo a lo que estaba a punto de pasarme. Yo había hecho algo…algo grave, que no tenía idea de qué rayos era.
Mamá respiró profundo.
Y entonces pasó. Habló.
- Alexa… ¿Qué te está pasando?
- Nada-contesté, tan francamente como fui capaz.
La misma expresión iracunda que momentos antes se había asomado en el rostro de mi padre, reapareció.
Lo único que eso realmente me demostró es que no me conocían para nada. Un padre, uno bueno, debe saber qué está pasando en la vida de su hija, no debe tener necesidad de preguntárselo.
- Algo te pasa-insistió mi madre-. Ya no eres mi pequeña Alexa.
- Exacto. Ya no soy tu pequeña Alexa, mamá. Ya no soy pequeña, crecí. No puedes esperar que siga siendo quién era cuando tenía cinco.
Mi madre me miró sorprendida.
- Tú y Lucas se llevarían de maravilla, hablando de mí.
La expresión de mi madre cambió de sorpresa a desconcierto. No sé por qué hablé de Lucas. No creo que ellos supieran que Lucas era nuestro vecino.
- ¿Lucas?-inquirió mamá-, ¿aún no lo superas, hija?
- Lo superé hace un tiempo, madre. Cuando empecé a vestirme de negro porque me trajeron a este…lugar.
- Pero acabas de decir…
- Olvídalo.
Papá se dirigió a mí, entonces.
- No sabemos qué pasa contigo.
- Eso es porque jamás están. No me conocen. Ninguno de los dos. No saben cómo soy, no saben por lo que estoy pasando…no saben nada.
- Por eso estamos aquí. Porque queremos saber.
- ¿Por qué ahora? ¿Por qué no ayer, o mañana?
Ambos callaron. No sabían que decir. Aunque no duró demasiado.
- Eres rebelde ahora.
- ¡Ustedes me han convertido en lo que soy!-exclamé-. Soy el reflejo de lo que pasa en esta casa día tras día.
Papá ahora estaba realmente molesto.
- ¡¿Qué te hemos hecho?!
- ¡¡Nada!!-exclamé-. ¡No me han hecho nada! Y ese es, probablemente, el problema.
- No hay ningún problema-espetó mi padre, ciego como siempre.
- Papá, tu siempre has visto lo que quieres ver y no lo que realmente está pasando. Solo ves defectos en mí, porque es la forma en que te desquitas de todo tu fatigoso día, entonces peleas conmigo, por no hacerlo con mamá, para no tener problemas con ella. ¡Claro! “Alexa es mi hija y tiene que hacer lo que le digo, tiene que escucharme si le grito, tiene que aguantarse todas mis cargas. Es el des estresante más efectivo”
- ¡Estoy cansado de tus actitudes, de tus desplantes! No eres la hija que criamos.
- Desde que nos mudamos acá me he criado sola, muchas gracias.
- ¡¡Pues si tanto te molesta, entonces deberías irte!! ¡Vete si quieres! Nos harías un favor a todos. Ya es hora de que tengamos un poco de paz por aquí.
- ¡Pues, quizás lo haga!-grité dolida hasta lo más profundo.
Corrí a mi habitación, con lágrimas en los ojos. En ella me estaba esperando un abrazo reconfortante. Agradecí de todo corazón eso.
Entonces, en ese instante, entendí lo que Lucas me había estado explicando: él y yo siempre hemos sido algo más. La fuerza que me faltaba en ese momento, él la tenía para dármela. La felicidad que anhelaba, él la tenía a montones.
Entendí que necesitaba a Lucas, lo necesitaba conmigo para estar completa, para tener una dosis completa de todo.
Necesitaba salir de ahí. Necesitaba respirar paz, algo que en ese instante Lucas me estaba dando.
Por eso, tomé la decisión.
- Lucas…-él esperó- quiero irme contigo.
Más tarde, ese mismo día, Lucas se fue.
Hablamos durante un rato más, pero luego, inevitablemente, se fue.
Continué preguntándome si se iría de igual forma. Dado el caso, iba a extrañarlo mucho. Pero no podía irme con él, no podía dejar a Santiago solo, no podía abandonar a mi familia… no podía dejar mi vida entera atrás por una aventura totalmente incierta, improvisada…
Al llegar la noche, mis padres me llamaron. Su tono sonaba fuerte, rudo…molesto.
Acudí al llamado. Era eso o soportar los siguientes días la ira de ambos sobre mí por haberlos ignorado.
Los miré fijamente, al entrar en la sala. Santiago no estaba. Seguro ya dormía.
Mis padres estaban sentados en el sofá, juntos, con cara de no querer hacer algo, pero tener que hacerlo. Ser padre debe ser una gran responsabilidad.
Mi padre me indicó con un gesto que tomara asiento. Dudé un minuto, pero su mirada severa me convenció de inmediato.
Tomé asiento frente a ellos.
Esperé. No quería estar allí, pero debía.
Por sus rostros cruzó una expresión de rabia, de molestia. En ese instante, más que en ningún otro, no quería estar ahí.
Mi mirada seguía fija en ellos, pero ninguno me estaba mirando a mí. ¿Por qué?
Quise decir algo, empezar la discusión, pero no pude. Tenía miedo, miedo a lo que estaba a punto de pasarme. Yo había hecho algo…algo grave, que no tenía idea de qué rayos era.
Mamá respiró profundo.
Y entonces pasó. Habló.
- Alexa… ¿Qué te está pasando?
- Nada-contesté, tan francamente como fui capaz.
La misma expresión iracunda que momentos antes se había asomado en el rostro de mi padre, reapareció.
Lo único que eso realmente me demostró es que no me conocían para nada. Un padre, uno bueno, debe saber qué está pasando en la vida de su hija, no debe tener necesidad de preguntárselo.
- Algo te pasa-insistió mi madre-. Ya no eres mi pequeña Alexa.
- Exacto. Ya no soy tu pequeña Alexa, mamá. Ya no soy pequeña, crecí. No puedes esperar que siga siendo quién era cuando tenía cinco.
Mi madre me miró sorprendida.
- Tú y Lucas se llevarían de maravilla, hablando de mí.
La expresión de mi madre cambió de sorpresa a desconcierto. No sé por qué hablé de Lucas. No creo que ellos supieran que Lucas era nuestro vecino.
- ¿Lucas?-inquirió mamá-, ¿aún no lo superas, hija?
- Lo superé hace un tiempo, madre. Cuando empecé a vestirme de negro porque me trajeron a este…lugar.
- Pero acabas de decir…
- Olvídalo.
Papá se dirigió a mí, entonces.
- No sabemos qué pasa contigo.
- Eso es porque jamás están. No me conocen. Ninguno de los dos. No saben cómo soy, no saben por lo que estoy pasando…no saben nada.
- Por eso estamos aquí. Porque queremos saber.
- ¿Por qué ahora? ¿Por qué no ayer, o mañana?
Ambos callaron. No sabían que decir. Aunque no duró demasiado.
- Eres rebelde ahora.
- ¡Ustedes me han convertido en lo que soy!-exclamé-. Soy el reflejo de lo que pasa en esta casa día tras día.
Papá ahora estaba realmente molesto.
- ¡¿Qué te hemos hecho?!
- ¡¡Nada!!-exclamé-. ¡No me han hecho nada! Y ese es, probablemente, el problema.
- No hay ningún problema-espetó mi padre, ciego como siempre.
- Papá, tu siempre has visto lo que quieres ver y no lo que realmente está pasando. Solo ves defectos en mí, porque es la forma en que te desquitas de todo tu fatigoso día, entonces peleas conmigo, por no hacerlo con mamá, para no tener problemas con ella. ¡Claro! “Alexa es mi hija y tiene que hacer lo que le digo, tiene que escucharme si le grito, tiene que aguantarse todas mis cargas. Es el des estresante más efectivo”
- ¡Estoy cansado de tus actitudes, de tus desplantes! No eres la hija que criamos.
- Desde que nos mudamos acá me he criado sola, muchas gracias.
- ¡¡Pues si tanto te molesta, entonces deberías irte!! ¡Vete si quieres! Nos harías un favor a todos. Ya es hora de que tengamos un poco de paz por aquí.
- ¡Pues, quizás lo haga!-grité dolida hasta lo más profundo.
Corrí a mi habitación, con lágrimas en los ojos. En ella me estaba esperando un abrazo reconfortante. Agradecí de todo corazón eso.
Entonces, en ese instante, entendí lo que Lucas me había estado explicando: él y yo siempre hemos sido algo más. La fuerza que me faltaba en ese momento, él la tenía para dármela. La felicidad que anhelaba, él la tenía a montones.
Entendí que necesitaba a Lucas, lo necesitaba conmigo para estar completa, para tener una dosis completa de todo.
Necesitaba salir de ahí. Necesitaba respirar paz, algo que en ese instante Lucas me estaba dando.
Por eso, tomé la decisión.
- Lucas…-él esperó- quiero irme contigo.
diciembre 02, 2009
Conversión. Cap 7. Parte 8
Irme con él. Claro. Por supuesto.
Varias cosas pasaron por mi mente en ese momento; la primera: ¿no se le había pasado por la mente que quizás yo no quería?, la segunda: ¿tenía idea de lo difícil que iba a ser irme con él? Y muchas otras cosas que harían esta historia mucho más larga de lo que debe ser.
Lo pensé durante un minuto, al menos. Y mientras este transcurría la idea, de a poco, dejaba de parecer tan descabellada…eso no podía estar bien, no…
- ¿Qué harás en…a dónde vas?
- No te lo puedo decir, a menos que vengas conmigo.
- ¡No iré contigo si no sé a dónde rayos vas, Lucas! De eso puedes estar seguro.
Lucas dio media vuelta, como haciendo ademán de irse. Yo sabía que no iría a ninguna parte. Al menos, no hasta que yo le diera una respuesta.
No tenía para nada pensado rogarle para que se quedara. Me pregunté si no había más remedio.
Esperé unos cinco segundos mientras lo veía escalar la ventana.
Busqué a Santiago por toda la habitación pero no lo vi.
Se había ido a jugar, seguro.
- Lucas, espera-tuve que hacerlo. No tenía ninguna otra opción.
El se volvió hacia mí, luciendo terriblemente decepcionado o enojado, no lo supe distinguir bien. Quizás un poco de ambas.
Su mirada cuestionaba mi llamado.
- ¿podemos hablar de esto?-inquirí, realmente deseosa de que su respuesta fuera “si”- ¿o es que esperabas que respondiera “si”, sin más, y empezara a arreglar mis maletas? No. Las cosas no funcionan así. Necesito estar informada. Yo no sé si me quieres secuestrar, si me estás mintiendo, si… últimamente, no sé nada de ti.
- Últimamente sabes mucho más de lo que nunca has sabido, Alexa. Últimamente, mi vida es un libro abierto para ti, pero ya tú no lo eres para mí.
Entorné los ojos ante eso. El pobre estaba dolido porque ya no puede saber lo que pienso, pues que dolor.
Lucas me fulminó con la mirada.
- Si lo dices porque ya no puedes saber lo que estoy pensando…
- ¡no!-exclamó, frustrado-. ¡no es eso! Es… ¡mírate! Es como si… si un día fueras una y al siguiente otra…ya no sé quién eres. Un día eres mi amiga y al otro, todo lo contrario. Decídete, Alexa.
- ¿Por qué no puedes aceptarme como soy, Lucas?-dije, en un susurro-. ¿Por qué se te hace tan difícil? No lo entiendo…
- Porque no tengo nada que aceptar. Ni siquiera tú sabes quién eres. Yo… te extraño, ¿sabes?
- Estoy aquí, Lucas.
El sacudió la cabeza, negando. Pero más que todo, como si intentara sacar algo de ella. Un recuerdo, quizás. Un recuerdo mío…nuestro…
Me miró con ojos tristes, nostálgicos.
- Yo… yo te amaba, Alexa…
…
- Todo lo que eras, todo…
- Teníamos nueve años-lo corté-. Uno no puede amar a alguien cuando tiene nueve años.
Lucas rió.
- Te falta mucho por aprender…
- ¡Tú no puedes amarme! ¡Tú…!
- No te amo, Alexa. No.
El universo de pronto se enfrió.
- Pero acabas de decir…
- Que te amaba. Antes. Lo que eras…no lo que eres.
De pronto, las ganas de hablar se desvanecieron. No entendí porque, solo quería estar sola durante un rato. Solo eso.
- Y te extraño. La extraño a ella.
- Éramos mejores amigos, Lucas.
- Tú y yo siempre fuimos más que “mejores amigos”.
- Quizás, en tu mundo, porque yo jamás…
Lucas sonrió. No sé de dónde sacó las fuerzas, pero lo hizo.
- No me refería a eso.
Lucas, para confundirme, había nacido.
Lo miré, esperando una explicación razonable, que no creo que exista, pero hay que darle la oportunidad.
Lucas volvió a sonreír.
- Tú y yo siempre… siempre fuimos más, ¿entiendes? No creo que dos personas sean tan perfectas para todo, como tú y yo. Es… lo que a mí me faltaba, tú lo tenías…lo que te faltaba a ti, lo tenía yo… de alguna forma, siempre hemos estado unidos…
- Incluso antes de nacer.
- Incluso antes de nacer. Espero que entiendas eso de la manera correcta. No me refiero a nosotros como…pareja, no. Juntos, somos algo más. Algo que aún no he logrado entender.
Varias cosas pasaron por mi mente en ese momento; la primera: ¿no se le había pasado por la mente que quizás yo no quería?, la segunda: ¿tenía idea de lo difícil que iba a ser irme con él? Y muchas otras cosas que harían esta historia mucho más larga de lo que debe ser.
Lo pensé durante un minuto, al menos. Y mientras este transcurría la idea, de a poco, dejaba de parecer tan descabellada…eso no podía estar bien, no…
- ¿Qué harás en…a dónde vas?
- No te lo puedo decir, a menos que vengas conmigo.
- ¡No iré contigo si no sé a dónde rayos vas, Lucas! De eso puedes estar seguro.
Lucas dio media vuelta, como haciendo ademán de irse. Yo sabía que no iría a ninguna parte. Al menos, no hasta que yo le diera una respuesta.
No tenía para nada pensado rogarle para que se quedara. Me pregunté si no había más remedio.
Esperé unos cinco segundos mientras lo veía escalar la ventana.
Busqué a Santiago por toda la habitación pero no lo vi.
Se había ido a jugar, seguro.
- Lucas, espera-tuve que hacerlo. No tenía ninguna otra opción.
El se volvió hacia mí, luciendo terriblemente decepcionado o enojado, no lo supe distinguir bien. Quizás un poco de ambas.
Su mirada cuestionaba mi llamado.
- ¿podemos hablar de esto?-inquirí, realmente deseosa de que su respuesta fuera “si”- ¿o es que esperabas que respondiera “si”, sin más, y empezara a arreglar mis maletas? No. Las cosas no funcionan así. Necesito estar informada. Yo no sé si me quieres secuestrar, si me estás mintiendo, si… últimamente, no sé nada de ti.
- Últimamente sabes mucho más de lo que nunca has sabido, Alexa. Últimamente, mi vida es un libro abierto para ti, pero ya tú no lo eres para mí.
Entorné los ojos ante eso. El pobre estaba dolido porque ya no puede saber lo que pienso, pues que dolor.
Lucas me fulminó con la mirada.
- Si lo dices porque ya no puedes saber lo que estoy pensando…
- ¡no!-exclamó, frustrado-. ¡no es eso! Es… ¡mírate! Es como si… si un día fueras una y al siguiente otra…ya no sé quién eres. Un día eres mi amiga y al otro, todo lo contrario. Decídete, Alexa.
- ¿Por qué no puedes aceptarme como soy, Lucas?-dije, en un susurro-. ¿Por qué se te hace tan difícil? No lo entiendo…
- Porque no tengo nada que aceptar. Ni siquiera tú sabes quién eres. Yo… te extraño, ¿sabes?
- Estoy aquí, Lucas.
El sacudió la cabeza, negando. Pero más que todo, como si intentara sacar algo de ella. Un recuerdo, quizás. Un recuerdo mío…nuestro…
Me miró con ojos tristes, nostálgicos.
- Yo… yo te amaba, Alexa…
…
- Todo lo que eras, todo…
- Teníamos nueve años-lo corté-. Uno no puede amar a alguien cuando tiene nueve años.
Lucas rió.
- Te falta mucho por aprender…
- ¡Tú no puedes amarme! ¡Tú…!
- No te amo, Alexa. No.
El universo de pronto se enfrió.
- Pero acabas de decir…
- Que te amaba. Antes. Lo que eras…no lo que eres.
De pronto, las ganas de hablar se desvanecieron. No entendí porque, solo quería estar sola durante un rato. Solo eso.
- Y te extraño. La extraño a ella.
- Éramos mejores amigos, Lucas.
- Tú y yo siempre fuimos más que “mejores amigos”.
- Quizás, en tu mundo, porque yo jamás…
Lucas sonrió. No sé de dónde sacó las fuerzas, pero lo hizo.
- No me refería a eso.
Lucas, para confundirme, había nacido.
Lo miré, esperando una explicación razonable, que no creo que exista, pero hay que darle la oportunidad.
Lucas volvió a sonreír.
- Tú y yo siempre… siempre fuimos más, ¿entiendes? No creo que dos personas sean tan perfectas para todo, como tú y yo. Es… lo que a mí me faltaba, tú lo tenías…lo que te faltaba a ti, lo tenía yo… de alguna forma, siempre hemos estado unidos…
- Incluso antes de nacer.
- Incluso antes de nacer. Espero que entiendas eso de la manera correcta. No me refiero a nosotros como…pareja, no. Juntos, somos algo más. Algo que aún no he logrado entender.
Mi regreso.
Hola!
Pues, primero, quisiera saludar a todas esas personas que me estaban esperando.
Les explico, mi computadora estaba dañada, no podía escribir y pues, intenté no abandonar el blog, pero resultó inevitable`, pues, no teniendo nada que publicar, entonces, no tenía nada que hacer aquí.
En todo caso, mi computadora ya está mejor, ya sanó y puedo escribir de nuevo.
He estado trabajando en nuevos proyectos, pero los tengo en cuadernos y me tomará un tiempo transcribirlos. Sin embargo, les anuncio que la novela sigue y que hoy mismo les subo capítulo.
Que Dios derrame bendiciones sobre todos ustedes.
Se les ama.
Bye.
- Majo.
Pues, primero, quisiera saludar a todas esas personas que me estaban esperando.
Les explico, mi computadora estaba dañada, no podía escribir y pues, intenté no abandonar el blog, pero resultó inevitable`, pues, no teniendo nada que publicar, entonces, no tenía nada que hacer aquí.
En todo caso, mi computadora ya está mejor, ya sanó y puedo escribir de nuevo.
He estado trabajando en nuevos proyectos, pero los tengo en cuadernos y me tomará un tiempo transcribirlos. Sin embargo, les anuncio que la novela sigue y que hoy mismo les subo capítulo.
Que Dios derrame bendiciones sobre todos ustedes.
Se les ama.
Bye.
- Majo.
septiembre 19, 2009
Soneto 18 y 25. W. Shakespeare.
¿Qué debo compararte a un día de verano?
Tú eres más adorable y estás mejor templado.
Rudos vientos agitan los capullos de Mayo
y el estío termina su arriendo brevemente.
A veces brilla el sol con demasiado fuego 5
y a menudo se vela su dorado semblante.
A veces la belleza declina de su estado,
por causas naturales o causas imprevistas.
Mas tu eterno verano, jamás se desvanece,
ni perderá su instinto de tener la hermosura, 10
ni la Muerte jactarse, de haberte dado sombra,
creciendo con el tiempo en mis versos eternos.
Mientras el ser respire y tengan luz los ojos,
vivirán mis poemas y a ti te darán vida.
Soneto 25. W. Shakespeare.
Deja que los que tienen el favor de su estrella,
presuman de honor público y títulos altivos,
mientras que a mí, me niega, la fortuna ese triunfo,
pero apartado, gozo, de aquello que más honro.
El válido del príncipe, abre sus bellas hojas, 5
igual que las caléndulas, bajo el ojo del sol,
pero tienen su orgullo, enterrado en si mismos
y ante un fruncir de cejas, toda su gloria muere.
El sufrido guerrero, famoso en el combate,
tras mil victorias, ve, si una vez le derrotan, 10
como pronto es borrado, del libro del honor
y se olvidan las causas, por las cuales luchó.
Feliz por tanto soy, amando y siendo amado,
por quién no me abandona, ni puedo abandonarle
Tú eres más adorable y estás mejor templado.
Rudos vientos agitan los capullos de Mayo
y el estío termina su arriendo brevemente.
A veces brilla el sol con demasiado fuego 5
y a menudo se vela su dorado semblante.
A veces la belleza declina de su estado,
por causas naturales o causas imprevistas.
Mas tu eterno verano, jamás se desvanece,
ni perderá su instinto de tener la hermosura, 10
ni la Muerte jactarse, de haberte dado sombra,
creciendo con el tiempo en mis versos eternos.
Mientras el ser respire y tengan luz los ojos,
vivirán mis poemas y a ti te darán vida.
Soneto 25. W. Shakespeare.
Deja que los que tienen el favor de su estrella,
presuman de honor público y títulos altivos,
mientras que a mí, me niega, la fortuna ese triunfo,
pero apartado, gozo, de aquello que más honro.
El válido del príncipe, abre sus bellas hojas, 5
igual que las caléndulas, bajo el ojo del sol,
pero tienen su orgullo, enterrado en si mismos
y ante un fruncir de cejas, toda su gloria muere.
El sufrido guerrero, famoso en el combate,
tras mil victorias, ve, si una vez le derrotan, 10
como pronto es borrado, del libro del honor
y se olvidan las causas, por las cuales luchó.
Feliz por tanto soy, amando y siendo amado,
por quién no me abandona, ni puedo abandonarle
Comunicado...XD
Bueno, antes que nada, buenas tardes. Que Dios me los bendiga a todos y a todas.
Queria decirles que me siento mal por no poder subir capitulo de las novelas, y mas de "Conversion" porque siento que la deje muy cortada, que las deje muy esperando mas, y lo lamento de verdad.
No he podido escribir, porque mi computadora esta en su face de "no-quiero-funcionar-bien", por lo tanto, tampoco he podido subir.
Ahora mismo estoy utlizando de contrabando la computadora de mi hermana. Si me descubre, quizas me mate. Bromeo...XD
Pero eso es lo que pasa...
Lo siento mucho. Les dejare unos cuantos poemas aqui, para que lean alguito, aunque sea.
Se les quiere un mundo y muchisimas gracias. Bye.
- Majo.
Queria decirles que me siento mal por no poder subir capitulo de las novelas, y mas de "Conversion" porque siento que la deje muy cortada, que las deje muy esperando mas, y lo lamento de verdad.
No he podido escribir, porque mi computadora esta en su face de "no-quiero-funcionar-bien", por lo tanto, tampoco he podido subir.
Ahora mismo estoy utlizando de contrabando la computadora de mi hermana. Si me descubre, quizas me mate. Bromeo...XD
Pero eso es lo que pasa...
Lo siento mucho. Les dejare unos cuantos poemas aqui, para que lean alguito, aunque sea.
Se les quiere un mundo y muchisimas gracias. Bye.
- Majo.
septiembre 07, 2009
Conversión, cap 7, parte 7
Lucas empezó a hablar con Santiago, pero no le presté atención a lo que estaba diciendo, en parte por que no me interesaba, en parte porque estaba pensando en otra cosa. No importan demasiado las razones, lo cierto es que no escuche media palabra de lo que le decía Lucas a Santiago.
Pensé en cómo era posible que mi hermanito tuviera ideas de nosotros así. Nunca nos había visto juntos, excepto por ese día en casa de Lucas, cuando lo fui a buscar.
Lucas me miró.
- No es que lo piensa, Alexa. Es que lo desea-dijo.
- Pensé que tú no podías saber de forma sobrenatural nada que tenga que ver conmigo.
- No puedo. Pero eres realmente predecible. Deberías intentar cambiar eso-dijo, aún con Santiago en brazos. Lucas sería un gran padre en su momento.
Le dediqué una muy merecida, sonrisa burlona.
- Tú deberías tratar de no ser tan tú.
- Eso es imposible.
- Entonces, si tú no puedes cambiar un par de cosas sobre ti, yo no tengo por qué cambiar cuando tú me lo dices-repliqué, elevando el tono de voz al final.
Él me sonrió, tiernamente. No se inmutó. Seguía jugando de lo más feliz con Santiago.
Lucas es una persona de una paciencia infinita. Uno no creería que existe alguien así, pero Lucas lo es. No se molesta con nada…bueno, casi nada.
Luego, Lucas puso a Santiago en el suelo y se acercó a mí.
Me indicó que me sentara.
- Tengo una misión-me dijo. Yo no entendí.
- Explícate, Lucas. No entiendo.
- Me voy.
Se me cayó el mundo. Ese “me voy”, no quería decir “me voy a casa, hablamos mañana”. No. Quería decir, “me voy, quizás esta sea la última vez que me veas”
Lucas. La única persona que tenía ahora en esa horrorosa ciudad, se iba.
Pero él había dicho que iríamos a la escuela juntos. Lo había dicho.
¿Por qué ahora me decía que se iba? Justo ahora. No. Eso no estaba bien, él no podía dejarme a la deriva. Jesús había dicho que Lucas y yo tenemos que ser como uno, un equipo…o tengo que estar con él, algo así, no lo recuerdo del todo bien…
Pero…
Lucas…
No…
¿Qué? Se va, Alexa. Se va. Tienes que aprender a vivir con eso y apoyarlo, porque aunque él no lo vea así, sigue siendo tu mejor amigo.
Si. Yo tenía razón.
- Bueno, Lucas…yo…espero que te vaya bien-le dije, empujando las palabras fuera de mi boca. Era tan difícil pronunciarlas-, a donde sea que te vas.
Ni siquiera sabía a donde se iba. ¿Qué si era peligroso? ¡No! No podía irse solo así.
Reprimí el llanto y evité hacer esas cosas que alertaban a Lucas de que iba a llorar.
- Tengo que hacerlo…
- Lo sé…bueno…no lo sé…pero si te vas es por algo y…
- Xa…
Lo miré sorprendida, con los ojos expectantes, buscando esa chispa en sus ojos que me recordaba que me quería.
- No…no, Lucas. No tienes que decir nada, ni explicar nada. Te vas y espero que te vaya genial…no entiendo por qué lo haces, pero…espero que te vaya súper.
- Xa, escúchame un minuto.
Tenía que hacerlo.
No quería escucharlo. No quería tener nada que ver con estar lejos de Lucas, ni la razón por la que eso pasaría, no quería que se fuera…no quería estar lejos de él…no de nuevo.
- Es una misión. Tengo que llevarla a cabo. Y no es aquí. Debo obedecer a mi padre, que me ha elegido. Y es ahora.
Bien. Yo había entendido que se tenía que ir…no quería que se fuera, cierto. Pero… ¿Qué me estaba diciendo? Me decía que era necesario, que debía hacerlo y yo no era quién para impedírselo.
Siempre he escuchado que si uno quiere a alguien debe dejarlo libre. Si vuelve, son tuyos, sino, nunca lo fueron. ¿Es así que dice? No importa.
Yo quería a Lucas y por eso tenía que dejarlo ir. Ese era el punto de toda la situación.
Me obligué a hablar:
- Te extrañaré.
Él asintió.
- Espero que no…
- Lucas…
- Xa…
Estaba a punto de decir algo importante, yo lo sabía, lo sentía.
Pero no quería escuchar nada importante. Nada que me hiciera desear que se quedara aún más de lo que ya lo deseaba, y no creía que eso fuera posible.
Noté como Lucas respiraba profundo, soltaba el aire, y repetía la operación unas cinco veces. Preparándose para hablar, pensé.
Debía ser realmente importante, porque tardó un poco en decirlo.
Lucas me miró.
- Xa, quiero que vengas conmigo.
Pensé en cómo era posible que mi hermanito tuviera ideas de nosotros así. Nunca nos había visto juntos, excepto por ese día en casa de Lucas, cuando lo fui a buscar.
Lucas me miró.
- No es que lo piensa, Alexa. Es que lo desea-dijo.
- Pensé que tú no podías saber de forma sobrenatural nada que tenga que ver conmigo.
- No puedo. Pero eres realmente predecible. Deberías intentar cambiar eso-dijo, aún con Santiago en brazos. Lucas sería un gran padre en su momento.
Le dediqué una muy merecida, sonrisa burlona.
- Tú deberías tratar de no ser tan tú.
- Eso es imposible.
- Entonces, si tú no puedes cambiar un par de cosas sobre ti, yo no tengo por qué cambiar cuando tú me lo dices-repliqué, elevando el tono de voz al final.
Él me sonrió, tiernamente. No se inmutó. Seguía jugando de lo más feliz con Santiago.
Lucas es una persona de una paciencia infinita. Uno no creería que existe alguien así, pero Lucas lo es. No se molesta con nada…bueno, casi nada.
Luego, Lucas puso a Santiago en el suelo y se acercó a mí.
Me indicó que me sentara.
- Tengo una misión-me dijo. Yo no entendí.
- Explícate, Lucas. No entiendo.
- Me voy.
Se me cayó el mundo. Ese “me voy”, no quería decir “me voy a casa, hablamos mañana”. No. Quería decir, “me voy, quizás esta sea la última vez que me veas”
Lucas. La única persona que tenía ahora en esa horrorosa ciudad, se iba.
Pero él había dicho que iríamos a la escuela juntos. Lo había dicho.
¿Por qué ahora me decía que se iba? Justo ahora. No. Eso no estaba bien, él no podía dejarme a la deriva. Jesús había dicho que Lucas y yo tenemos que ser como uno, un equipo…o tengo que estar con él, algo así, no lo recuerdo del todo bien…
Pero…
Lucas…
No…
¿Qué? Se va, Alexa. Se va. Tienes que aprender a vivir con eso y apoyarlo, porque aunque él no lo vea así, sigue siendo tu mejor amigo.
Si. Yo tenía razón.
- Bueno, Lucas…yo…espero que te vaya bien-le dije, empujando las palabras fuera de mi boca. Era tan difícil pronunciarlas-, a donde sea que te vas.
Ni siquiera sabía a donde se iba. ¿Qué si era peligroso? ¡No! No podía irse solo así.
Reprimí el llanto y evité hacer esas cosas que alertaban a Lucas de que iba a llorar.
- Tengo que hacerlo…
- Lo sé…bueno…no lo sé…pero si te vas es por algo y…
- Xa…
Lo miré sorprendida, con los ojos expectantes, buscando esa chispa en sus ojos que me recordaba que me quería.
- No…no, Lucas. No tienes que decir nada, ni explicar nada. Te vas y espero que te vaya genial…no entiendo por qué lo haces, pero…espero que te vaya súper.
- Xa, escúchame un minuto.
Tenía que hacerlo.
No quería escucharlo. No quería tener nada que ver con estar lejos de Lucas, ni la razón por la que eso pasaría, no quería que se fuera…no quería estar lejos de él…no de nuevo.
- Es una misión. Tengo que llevarla a cabo. Y no es aquí. Debo obedecer a mi padre, que me ha elegido. Y es ahora.
Bien. Yo había entendido que se tenía que ir…no quería que se fuera, cierto. Pero… ¿Qué me estaba diciendo? Me decía que era necesario, que debía hacerlo y yo no era quién para impedírselo.
Siempre he escuchado que si uno quiere a alguien debe dejarlo libre. Si vuelve, son tuyos, sino, nunca lo fueron. ¿Es así que dice? No importa.
Yo quería a Lucas y por eso tenía que dejarlo ir. Ese era el punto de toda la situación.
Me obligué a hablar:
- Te extrañaré.
Él asintió.
- Espero que no…
- Lucas…
- Xa…
Estaba a punto de decir algo importante, yo lo sabía, lo sentía.
Pero no quería escuchar nada importante. Nada que me hiciera desear que se quedara aún más de lo que ya lo deseaba, y no creía que eso fuera posible.
Noté como Lucas respiraba profundo, soltaba el aire, y repetía la operación unas cinco veces. Preparándose para hablar, pensé.
Debía ser realmente importante, porque tardó un poco en decirlo.
Lucas me miró.
- Xa, quiero que vengas conmigo.
septiembre 06, 2009
El cículo de los Elfos.
El círculo de los elfos.
Todo comenzó cuando mis amigos y yo fuimos de vacaciones a una montaña, creo que en Irlanda. Supongo que no todo el mundo tiene el privilegio de solo decir: “voy a Irlanda”, y sus padres le digan “Diviértete”. Yo como buena hija, obedecí. Me divertí. Me divertí demasiado, quizás. Tanto así que no puedo volver a ver a mi familia, jamás.
Explicaré como: mis amigos y yo llegamos a Irlanda, dispuestos a hacer un completo desastre en todos esos bosques. Éramos adolescentes, eso es lo que la mayoría de los adolescentes hacen. En todo caso, Patty y Julie estaban discutiendo sobre no sé qué cosas. Yo estaba harta de escucharlas gritarse la una a la otra. Una tiene sus límites, ¿saben?
Me fui de la habitación del hotel dando un portazo. Divisé un bosque a lo lejos y decidí encaminarme hacia allá. Se veía pacífico. Mucho. Me costó pensar en un lugar que resultara tan tranquilo a la vista humana.
Caminé con decisión hacía el bosque. Quería, por decirle de alguna forma, explorar. Saber qué podría haber más allá. No soy idiota, sabía que solo había árboles, pero eso no le quita a una la curiosidad.
Cuando llegué al bosque escuché una música. Se oía lejana, pero a la vez cerca. Suave, pero a la vez fuerte, era extraño. Sobre todo el hecho de que estaba en el medio de la nada. Y en el medio de la nada no debería haber música.
Era una tonada hermosa, la que sonaba. Transmitía la esencia del lugar donde me encontraba. Sonaba mucho a bosque. Sonaba a naturaleza. Me encantó.
Sin saber mucho lo que hacía, empecé a caminar. No sabía a dónde iba, no sabía si podría regresar con mis amigos, no sabía si algún animal me mataría al llegar a dónde sea que me estaban llevando mis pies. Pero sabía que no podía detenerme. No ahora. No ahora que la música se escuchaba más fuerte. Me hechizaba. Me llamaba.
Comencé a caminar, ahora dando vueltas, como danzando. Me sentía extraña, nueva.
La música continuaba sonando. Yo danzaba al ritmo de la música.
Lo que vi cuando mis pies se detuvieron me dejó estupefacta: muchas otras personas danzando al igual que yo lo hacía. Sus ropas eran finas, sin duda, como si estuvieran en medio de una celebración. No habían notado mi presencia.
Me escondí detrás de un árbol. No fue la mejor idea.
- Oye, no toques mi árbol. Ahí vivo-me espetó una mujer, joven…niña. No lo sé.
No dije nada, solo me aparté. Entonces, mientras me apartaba, choqué con varias de esas personas que estaban alrededor. Uno de ellos me sostuvo por los hombros cuando estaba a punto de darme de lleno en la cara con el suelo. Le agradecí con una sonrisa. Él me siguió.
- ¿Bailamos?-me preguntó. Yo negué con la cabeza-. Pero si eres Mía. Debes bailar conmigo. No debes temerme.
De él. ¿Cómo podía ser de él si no llevaba ahí más de 7 minutos?
- Debería irme…y no soy tuya.
- Sí lo eres. Eres una de las nuestras. Mía.
Decidí caminar, lejos de ahí. Algo me lo impidió, como una barrera.
- Mía…-oh, se refería a que mi nombre era Mía. Pero no lo era-. No puedes irte. Has entrado a un círculo de elfos hace siete años. Tienes que quedarte aquí, con nosotros…conmigo…no podrás irte…jamás-¿estaba encerrada en un círculo de elfos? ¡Yo ni creía en elfos!-. Eres una de nosotros, Mía.
No tenía ánimos de discutir con él. Acepté mi realidad. Era una qué… ¿elfina? ¿Qué?
Pero era mi vida. Mi naturaleza. Acepté bailar con él. No perdía nada. Ahora él sería mi hogar. Incluso mi amigo. Todo lo que tenía ahora.
Me guió en la misma danza que y había estado efectuando sola, minutos antes.
- Así que…siete años-le dije.
- Si. Siete. Has estado aquí por siete años…te he observado por siete años…me gustas.
Bien. Quizás no mi amigo, pero sí mi hogar.
- Debes aprender a vivir entre nosotros, Mía. Ya no hay marcha atrás. Has entrado al círculo.
- Lo sé…-murmuré, aunque no quería creerlo. Pero lo sabía. Sabía que era todo. Sabía que mi vida humana había llegado a su fin por culpa de unas criaturas en las que ni siquiera había creído.
Me quedaría con él.
De hecho, sigo con él… en el bosque…
- ¿Qué haces?-pregunta él.
- Nada. Solo algo del otro mundo…
Todo comenzó cuando mis amigos y yo fuimos de vacaciones a una montaña, creo que en Irlanda. Supongo que no todo el mundo tiene el privilegio de solo decir: “voy a Irlanda”, y sus padres le digan “Diviértete”. Yo como buena hija, obedecí. Me divertí. Me divertí demasiado, quizás. Tanto así que no puedo volver a ver a mi familia, jamás.
Explicaré como: mis amigos y yo llegamos a Irlanda, dispuestos a hacer un completo desastre en todos esos bosques. Éramos adolescentes, eso es lo que la mayoría de los adolescentes hacen. En todo caso, Patty y Julie estaban discutiendo sobre no sé qué cosas. Yo estaba harta de escucharlas gritarse la una a la otra. Una tiene sus límites, ¿saben?
Me fui de la habitación del hotel dando un portazo. Divisé un bosque a lo lejos y decidí encaminarme hacia allá. Se veía pacífico. Mucho. Me costó pensar en un lugar que resultara tan tranquilo a la vista humana.
Caminé con decisión hacía el bosque. Quería, por decirle de alguna forma, explorar. Saber qué podría haber más allá. No soy idiota, sabía que solo había árboles, pero eso no le quita a una la curiosidad.
Cuando llegué al bosque escuché una música. Se oía lejana, pero a la vez cerca. Suave, pero a la vez fuerte, era extraño. Sobre todo el hecho de que estaba en el medio de la nada. Y en el medio de la nada no debería haber música.
Era una tonada hermosa, la que sonaba. Transmitía la esencia del lugar donde me encontraba. Sonaba mucho a bosque. Sonaba a naturaleza. Me encantó.
Sin saber mucho lo que hacía, empecé a caminar. No sabía a dónde iba, no sabía si podría regresar con mis amigos, no sabía si algún animal me mataría al llegar a dónde sea que me estaban llevando mis pies. Pero sabía que no podía detenerme. No ahora. No ahora que la música se escuchaba más fuerte. Me hechizaba. Me llamaba.
Comencé a caminar, ahora dando vueltas, como danzando. Me sentía extraña, nueva.
La música continuaba sonando. Yo danzaba al ritmo de la música.
Lo que vi cuando mis pies se detuvieron me dejó estupefacta: muchas otras personas danzando al igual que yo lo hacía. Sus ropas eran finas, sin duda, como si estuvieran en medio de una celebración. No habían notado mi presencia.
Me escondí detrás de un árbol. No fue la mejor idea.
- Oye, no toques mi árbol. Ahí vivo-me espetó una mujer, joven…niña. No lo sé.
No dije nada, solo me aparté. Entonces, mientras me apartaba, choqué con varias de esas personas que estaban alrededor. Uno de ellos me sostuvo por los hombros cuando estaba a punto de darme de lleno en la cara con el suelo. Le agradecí con una sonrisa. Él me siguió.
- ¿Bailamos?-me preguntó. Yo negué con la cabeza-. Pero si eres Mía. Debes bailar conmigo. No debes temerme.
De él. ¿Cómo podía ser de él si no llevaba ahí más de 7 minutos?
- Debería irme…y no soy tuya.
- Sí lo eres. Eres una de las nuestras. Mía.
Decidí caminar, lejos de ahí. Algo me lo impidió, como una barrera.
- Mía…-oh, se refería a que mi nombre era Mía. Pero no lo era-. No puedes irte. Has entrado a un círculo de elfos hace siete años. Tienes que quedarte aquí, con nosotros…conmigo…no podrás irte…jamás-¿estaba encerrada en un círculo de elfos? ¡Yo ni creía en elfos!-. Eres una de nosotros, Mía.
No tenía ánimos de discutir con él. Acepté mi realidad. Era una qué… ¿elfina? ¿Qué?
Pero era mi vida. Mi naturaleza. Acepté bailar con él. No perdía nada. Ahora él sería mi hogar. Incluso mi amigo. Todo lo que tenía ahora.
Me guió en la misma danza que y había estado efectuando sola, minutos antes.
- Así que…siete años-le dije.
- Si. Siete. Has estado aquí por siete años…te he observado por siete años…me gustas.
Bien. Quizás no mi amigo, pero sí mi hogar.
- Debes aprender a vivir entre nosotros, Mía. Ya no hay marcha atrás. Has entrado al círculo.
- Lo sé…-murmuré, aunque no quería creerlo. Pero lo sabía. Sabía que era todo. Sabía que mi vida humana había llegado a su fin por culpa de unas criaturas en las que ni siquiera había creído.
Me quedaría con él.
De hecho, sigo con él… en el bosque…
- ¿Qué haces?-pregunta él.
- Nada. Solo algo del otro mundo…
septiembre 01, 2009
Uh...Guees What? H.M Cap 1, parte 1
Hola, chicos y chicas.
Quería que supieran, que hay una historia para los martes. No tiene nombre aún, solo es "la historia de los martes". Empezaré a subirla, todos los martes, desde hoy. Quizás les guste. Ya tengo el final, es bastante bueno. A mi me gustó, al menos. Bien, aquí está:
Era mi primer día de escuela. Siempre hay un primer día de escuela para todos, pero este en particular iba a ser especial.
Yo estaba segura de que iba a ser especial.
Me llamo Lisa…
Bueno, la verdad es que me llamo Danielle, pero no me gusta. Nunca me ha gustado y nunca me gustará. No hay mucho que pueda hacer al respecto.
Tengo quince años y medio. Pronto, por la gracia de Dios, estaré cumpliendo dieciséis. Algo bueno de entre muchas cosas. Podré conducir, y cuando pueda conducir podré escaparme de casa y mi vida mejorará.
¿Mejorará? Pero… ¿Qué hay de malo en mi vida?
Tengo que lidiar con padres divorciados que se pelean por quién va a tener que cargar conmigo a la final.
A veces pienso que se pelean por quién se quedará conmigo, pero que el ganador es quién pierda en los tribunales ante el juez.
También, siempre tengo que fingir algo que no soy. Mi madre es atea al 100%. Yo, en cambio, soy cristiana al 100%.
Mi padre dice que Dios no existe porque, de existir, mi madre no tendría el carácter que posee y q la hace tan únicamente insoportable.
No me canso de repetirle que Dios no hace ese tipo de cosas, a lo que él siempre me responde que Dios hace milagros.
Pero, claro, mi padre no le dio la oportunidad de hacerlo, cuando ya estaba con una mujer más dócil que mi madre.
De todas formas, tengo que fingir que comparto la idea de mi madre, porque si no lo hago, se pone toda histérica, y no hay nada peor que ella en ese trance.
Con respecto a mi padre, ya me cansé de que cada vez que le diga algo, saca el tema de mi madre a relucir.
Estoy segura de que la mayoría del tiempo la extraña, pero es demasiado cobarde como para admitirlo. Muchos dirían, demasiado hombre como para admitirlo, pero para mi se define mejor como cobarde.
De todas formas, no me importan demasiado los problemas por los que ellos estén pasando. Si se quieren gritar por teléfono, pues que lo hagan, ¿a mi qué? Eso me da ventaja para leer la biblia que tengo escondida debajo de mi colchón, en el que ya no duermo.
Mi pobre madre, a quién en verdad amo y respeto, pero que me saca de quicio, ha desarrollado una extraña dependencia hacia mí, sin mencionar sobreprotección.
Le fue duro dejarme hoy en una nueva escuela.
La vi mientras se alejaba, al tiempo que yo caminaba hacia atrás, con mi iPod encendido, a todo lo que daba. Cualquiera creería que estaba escuchando rock, cuando en realidad, todo lo que tenía era “Swichfoot”, “Hillsong” y “Delirious”.
Aunque, claro, la manera en que vestía desde el divorcio también dejaba mucho que desear.
Solo usaba jeans, aunque con cierto toque de feminidad, claro. Franelas manga-larga. O manga-tres-cuartos. Daba igual. Lo cierto es que dejé de usar rosa.
Cualquiera que me viera por la calle, me definiría un poco como “emo”, a pesar de que mi cabello es castaño rojizo. Con respecto a la piel, si soy pálida como ninguna otra persona que conozca. Mi cabello lo mantengo largo. Eso del cabello corto no me va muy bien, aunque siempre lo recojo en una cola de caballo, sin maquillaje, q no sea un poco de negro en los ojos.
Y todo eso lo hago por mi madre.
Lo cierto es que, en lugar de estar seria, me encantaría estar todo el tiempo gritando cuan grande es el amor de Dios. Pero ya que no puedo, por su propio bien y por el mío…bueno, me quedo callada.
Hoy en particular, llevaba puesto una camisa azul oscuro con un mensaje un idioma que yo si domino, pero que mi madre, tristemente, no. Un mensaje cristiano, muy hermoso. Agradezco que ella no pueda ver lo que dice.
Y para muchos otros que compartan eso con ella, creerán que es algo como en clave, y que soy una ruda.
Luego de estar segura de que mi madre estaba ya muy lejos de mi escuela, me volteé, para seguir mi camino.
Despejado.
Tan solitario como si nadie hubiese querido ir a clases. No es que yo quisiera, tampoco.
Busqué con la mirada a mis amigas, pero nada que las encontré.
Incluso quise encontrar a Josh, el molesto chico del equipo de futbol, no muy inteligente, que estaba detrás de mí el año pasado. Rogué porque este año no fuera así.
- ¡Lisa!-esa era Becca, sin importar donde fuera.
Me volteé de inmediato.
Estaba luciendo su cuerpo de supermodelo que ya todo el colegio había visto, mientras su cabello se enredaba con el viento. No le presté demasiada atención a lo que llevaba puesto. Me había determinado a no hacerlo más.
Becca era la única que se había acostumbrado enseguida a llamarme Lisa. De resto, todos me seguían llamando Danielle, o Dany.
- Hola, Becca-saludé sin mucho interés-. ¿Qué tal?
- ¡Terrible!-A diferencia de mí, Becca siempre sería una chismosa. Estaba en su naturaleza de chica popular-. No te puedes hacer una idea de lo que me pasó este verano…
- ¿tu novio número 100 terminó contigo?
- ¿Qué? ¡no!-soltó una risotada. Me alegré de que hubiese podido conservar a un chico por más de un mes-. Yo terminé con él-o quizás, no-. En todo caso, no es eso.
Esperé, pero no se veía muy entusiasmada en seguir. Al menos, no hasta que yo me mostrara interesada en escuchar.
No lo estaba. Pero, ¿para qué están las amigas que son como dos polos opuestos?
Siempre me gusta escucharla, porque me recuerda a la vida que tenía antes de todo el asunto de mis padres, la cual extraño. Pero también me recuerda como era antes de conocer a Dios, vacía y llena de todo tipo de inmundicias, la cual odio.
Quería que supieran, que hay una historia para los martes. No tiene nombre aún, solo es "la historia de los martes". Empezaré a subirla, todos los martes, desde hoy. Quizás les guste. Ya tengo el final, es bastante bueno. A mi me gustó, al menos. Bien, aquí está:
Era mi primer día de escuela. Siempre hay un primer día de escuela para todos, pero este en particular iba a ser especial.
Yo estaba segura de que iba a ser especial.
Me llamo Lisa…
Bueno, la verdad es que me llamo Danielle, pero no me gusta. Nunca me ha gustado y nunca me gustará. No hay mucho que pueda hacer al respecto.
Tengo quince años y medio. Pronto, por la gracia de Dios, estaré cumpliendo dieciséis. Algo bueno de entre muchas cosas. Podré conducir, y cuando pueda conducir podré escaparme de casa y mi vida mejorará.
¿Mejorará? Pero… ¿Qué hay de malo en mi vida?
Tengo que lidiar con padres divorciados que se pelean por quién va a tener que cargar conmigo a la final.
A veces pienso que se pelean por quién se quedará conmigo, pero que el ganador es quién pierda en los tribunales ante el juez.
También, siempre tengo que fingir algo que no soy. Mi madre es atea al 100%. Yo, en cambio, soy cristiana al 100%.
Mi padre dice que Dios no existe porque, de existir, mi madre no tendría el carácter que posee y q la hace tan únicamente insoportable.
No me canso de repetirle que Dios no hace ese tipo de cosas, a lo que él siempre me responde que Dios hace milagros.
Pero, claro, mi padre no le dio la oportunidad de hacerlo, cuando ya estaba con una mujer más dócil que mi madre.
De todas formas, tengo que fingir que comparto la idea de mi madre, porque si no lo hago, se pone toda histérica, y no hay nada peor que ella en ese trance.
Con respecto a mi padre, ya me cansé de que cada vez que le diga algo, saca el tema de mi madre a relucir.
Estoy segura de que la mayoría del tiempo la extraña, pero es demasiado cobarde como para admitirlo. Muchos dirían, demasiado hombre como para admitirlo, pero para mi se define mejor como cobarde.
De todas formas, no me importan demasiado los problemas por los que ellos estén pasando. Si se quieren gritar por teléfono, pues que lo hagan, ¿a mi qué? Eso me da ventaja para leer la biblia que tengo escondida debajo de mi colchón, en el que ya no duermo.
Mi pobre madre, a quién en verdad amo y respeto, pero que me saca de quicio, ha desarrollado una extraña dependencia hacia mí, sin mencionar sobreprotección.
Le fue duro dejarme hoy en una nueva escuela.
La vi mientras se alejaba, al tiempo que yo caminaba hacia atrás, con mi iPod encendido, a todo lo que daba. Cualquiera creería que estaba escuchando rock, cuando en realidad, todo lo que tenía era “Swichfoot”, “Hillsong” y “Delirious”.
Aunque, claro, la manera en que vestía desde el divorcio también dejaba mucho que desear.
Solo usaba jeans, aunque con cierto toque de feminidad, claro. Franelas manga-larga. O manga-tres-cuartos. Daba igual. Lo cierto es que dejé de usar rosa.
Cualquiera que me viera por la calle, me definiría un poco como “emo”, a pesar de que mi cabello es castaño rojizo. Con respecto a la piel, si soy pálida como ninguna otra persona que conozca. Mi cabello lo mantengo largo. Eso del cabello corto no me va muy bien, aunque siempre lo recojo en una cola de caballo, sin maquillaje, q no sea un poco de negro en los ojos.
Y todo eso lo hago por mi madre.
Lo cierto es que, en lugar de estar seria, me encantaría estar todo el tiempo gritando cuan grande es el amor de Dios. Pero ya que no puedo, por su propio bien y por el mío…bueno, me quedo callada.
Hoy en particular, llevaba puesto una camisa azul oscuro con un mensaje un idioma que yo si domino, pero que mi madre, tristemente, no. Un mensaje cristiano, muy hermoso. Agradezco que ella no pueda ver lo que dice.
Y para muchos otros que compartan eso con ella, creerán que es algo como en clave, y que soy una ruda.
Luego de estar segura de que mi madre estaba ya muy lejos de mi escuela, me volteé, para seguir mi camino.
Despejado.
Tan solitario como si nadie hubiese querido ir a clases. No es que yo quisiera, tampoco.
Busqué con la mirada a mis amigas, pero nada que las encontré.
Incluso quise encontrar a Josh, el molesto chico del equipo de futbol, no muy inteligente, que estaba detrás de mí el año pasado. Rogué porque este año no fuera así.
- ¡Lisa!-esa era Becca, sin importar donde fuera.
Me volteé de inmediato.
Estaba luciendo su cuerpo de supermodelo que ya todo el colegio había visto, mientras su cabello se enredaba con el viento. No le presté demasiada atención a lo que llevaba puesto. Me había determinado a no hacerlo más.
Becca era la única que se había acostumbrado enseguida a llamarme Lisa. De resto, todos me seguían llamando Danielle, o Dany.
- Hola, Becca-saludé sin mucho interés-. ¿Qué tal?
- ¡Terrible!-A diferencia de mí, Becca siempre sería una chismosa. Estaba en su naturaleza de chica popular-. No te puedes hacer una idea de lo que me pasó este verano…
- ¿tu novio número 100 terminó contigo?
- ¿Qué? ¡no!-soltó una risotada. Me alegré de que hubiese podido conservar a un chico por más de un mes-. Yo terminé con él-o quizás, no-. En todo caso, no es eso.
Esperé, pero no se veía muy entusiasmada en seguir. Al menos, no hasta que yo me mostrara interesada en escuchar.
No lo estaba. Pero, ¿para qué están las amigas que son como dos polos opuestos?
Siempre me gusta escucharla, porque me recuerda a la vida que tenía antes de todo el asunto de mis padres, la cual extraño. Pero también me recuerda como era antes de conocer a Dios, vacía y llena de todo tipo de inmundicias, la cual odio.
agosto 30, 2009
Solo por decirlo.
Alce la mano el que realmente ha pensado en lo que Jesucristo dio por nosotros.
Wow. Yo no la alzo. No la alzo porque muy poco pienso en ello. Tanto así que hoy tuve que pedirle que nunca me dejara olvidarlo.
Si. Porque el día que yo olvide que Cristo dio su vida para salvar la mía...bueno, noo quiero pensar en cuanto lloraré.
Mi Dios es demasiado grande, demasiado hermoso.
Les comento: hoy en la iglesia, el pastor estaba hablando sobre "como impedir los pensamientos negativos", porque todos saben que uno se constituye por lo que piensa.
En odo caso, el mensaje estuvo tremendo. Nos dieron 4 pasos:
1.- Escuchar lo que Dios piensa de mi.
2.- Asumir que somos siervos de Dios.
3.- Sentirnos escogidos por Dios.
4.- Depender de Dios.
Esos son los cuatro pasos para vencer los pensamientos negativos.
Yo he tenido muchos de esos. Los mas recientes fueron pensamientos de anorexia. A Dios no le gusta la anorexia, pero es cierto. Sí lo pensé, pensé en dejar de comer, pensé que estaba demasiado gorda(no soy una miss tampoco, pero ustedes entienden). Todo eso está mal. Y, algo que ya sabía, era satanás hablandole a mi mente y yo como fui lo bastante tonta, acepté los pensamientos. Ustedes dirán "pero hay que ver que esta si es estúpida, ¿como se le ocurre?". Y sí, soy estúpida, por dejar que esos pensamientos llegaran a mi. Pero hoy digo basta. Digo basta porque Dios me ha llamado, me ha dicho "lo que yo tengo para ti, no lo tengo para nadie más". Porque incluso cuando El sabe que no soy perfecta-y que estoy lejos de serlo-, El ha decido escogerme a mí. ¡Pero que grande es mi Dios!
En todo caso, yo no me sentía elegida. Me sentía como una más del montón, otra cristiana más. Nada más. Solo eso.
Pero entonces, el pastor llamó a aquellos que tenían un corazón del montón, que no sentían especiales, que no se sentían elegidos. Yo fui la primera que pasó. Porque lo sabía, no tuve que pensar si me sentía de esa forma, simplemente lo sabía.
Entonces, el pastor oró por nosotros y nos dijo: "Ahí, con los ojos cerrados, vean a una multitud, ustedes están en esa multitud. Y viene Dios y se acerca a ustedes, los llamá por su nombre...María José..." El pastor me puso una mano en el hombro, oró por mi rápidamente. Yo sentí un sobresalto en el corazón cuando dijo mi nombre, y era el mío porque en toda la iglesia, no hay otra María José.
El sobresalto fue en parte, porque antes de eso, había hecho lo mismo con toda la iglesia. Y el pastor empezó a decir nombres y el primero que dijo fue "María". También sentí un sobresalto entonces, y lo siento ahora.
Volviendo a donde iba, pensé que el pastor diría varios nombres, porque luego se dirigió a mi hermana y yo estaba esperando que dijera "María de los Angeles". Pero nunca lo hizo, y el único nombre que fue pronunciado ahí fue el mío. Lloré mucho, porque no me sentía importante, no me sentía elegida. Pero eso hoy se acabó, porque estoy convencida de que Dios me ha elegido. Mi hermoso Dios me ha elegido y me ha entregado a una generación de conquista en las manos. Yo y mi descendencia conquistaremos mi país, y luego los paises de todo el mundo, para la Gloria d Dios.
P.D: JADAI FABIANA, BIENVENIDA AL MUNDO. QUE BEBE MAS BENDECIDA. NO TE CONOZCO Y YA TE AMO. LA IGLESIA ENTERA TE BENDICE.
Wow. Yo no la alzo. No la alzo porque muy poco pienso en ello. Tanto así que hoy tuve que pedirle que nunca me dejara olvidarlo.
Si. Porque el día que yo olvide que Cristo dio su vida para salvar la mía...bueno, noo quiero pensar en cuanto lloraré.
Mi Dios es demasiado grande, demasiado hermoso.
Les comento: hoy en la iglesia, el pastor estaba hablando sobre "como impedir los pensamientos negativos", porque todos saben que uno se constituye por lo que piensa.
En odo caso, el mensaje estuvo tremendo. Nos dieron 4 pasos:
1.- Escuchar lo que Dios piensa de mi.
2.- Asumir que somos siervos de Dios.
3.- Sentirnos escogidos por Dios.
4.- Depender de Dios.
Esos son los cuatro pasos para vencer los pensamientos negativos.
Yo he tenido muchos de esos. Los mas recientes fueron pensamientos de anorexia. A Dios no le gusta la anorexia, pero es cierto. Sí lo pensé, pensé en dejar de comer, pensé que estaba demasiado gorda(no soy una miss tampoco, pero ustedes entienden). Todo eso está mal. Y, algo que ya sabía, era satanás hablandole a mi mente y yo como fui lo bastante tonta, acepté los pensamientos. Ustedes dirán "pero hay que ver que esta si es estúpida, ¿como se le ocurre?". Y sí, soy estúpida, por dejar que esos pensamientos llegaran a mi. Pero hoy digo basta. Digo basta porque Dios me ha llamado, me ha dicho "lo que yo tengo para ti, no lo tengo para nadie más". Porque incluso cuando El sabe que no soy perfecta-y que estoy lejos de serlo-, El ha decido escogerme a mí. ¡Pero que grande es mi Dios!
En todo caso, yo no me sentía elegida. Me sentía como una más del montón, otra cristiana más. Nada más. Solo eso.
Pero entonces, el pastor llamó a aquellos que tenían un corazón del montón, que no sentían especiales, que no se sentían elegidos. Yo fui la primera que pasó. Porque lo sabía, no tuve que pensar si me sentía de esa forma, simplemente lo sabía.
Entonces, el pastor oró por nosotros y nos dijo: "Ahí, con los ojos cerrados, vean a una multitud, ustedes están en esa multitud. Y viene Dios y se acerca a ustedes, los llamá por su nombre...María José..." El pastor me puso una mano en el hombro, oró por mi rápidamente. Yo sentí un sobresalto en el corazón cuando dijo mi nombre, y era el mío porque en toda la iglesia, no hay otra María José.
El sobresalto fue en parte, porque antes de eso, había hecho lo mismo con toda la iglesia. Y el pastor empezó a decir nombres y el primero que dijo fue "María". También sentí un sobresalto entonces, y lo siento ahora.
Volviendo a donde iba, pensé que el pastor diría varios nombres, porque luego se dirigió a mi hermana y yo estaba esperando que dijera "María de los Angeles". Pero nunca lo hizo, y el único nombre que fue pronunciado ahí fue el mío. Lloré mucho, porque no me sentía importante, no me sentía elegida. Pero eso hoy se acabó, porque estoy convencida de que Dios me ha elegido. Mi hermoso Dios me ha elegido y me ha entregado a una generación de conquista en las manos. Yo y mi descendencia conquistaremos mi país, y luego los paises de todo el mundo, para la Gloria d Dios.
P.D: JADAI FABIANA, BIENVENIDA AL MUNDO. QUE BEBE MAS BENDECIDA. NO TE CONOZCO Y YA TE AMO. LA IGLESIA ENTERA TE BENDICE.
agosto 29, 2009
Como no tenía nada más que hacer...
No podía entender cómo. Solo, por muy tonto que pudiese sonar, entendía que era así.
El amor es un arma peligrosa. Puede derrotar hasta al más fuerte de los guerreros. Recuerden a Sansón. Lo dio todo por lo que él pensaba que era amor. Era el hombre más fuerte que ha existido en toda la historia del mundo, y una mujer logró debilitarlo con sus encantos. Pero esa es una historia diferente y no tiene nada que ver conmigo. No tendría por qué tener algo que ver conmigo. Yo soy distinta, mi situación es distinta.
Tiré la puerta de mi habitación y me dispuse a llorar.
“el amor es sufrido…” vino a mi mente. Era Dios hablándome. Y tenía razón. Lo es. Es sufrido y quizás no debería. Pero, ¿Qué iba a saber yo? Soy una muchacha. No tengo experiencia en nada de esto y no soy lo suficientemente madura para afrontar los dilemas adolescentes a los que tendré que enfrentarme.
Sus palabras bonitas venían a mí como susurros del viento. Eran hermosas, pero dolientes a la vez. Se oían reales, pero yo sabía que eran mentira. Solo era…eso. No importaba ya. Sus encantos debía quedar en el olvido y yo debía concentrarme en otras cosas. Quizás debería resolver algún misterio algún día de mi vida. Da igual. No me interesa. No me interesa nada que tenga que ver con él.
¿Cómo empezó todo? Bueno…
- Los sonetos de Shakespeare, ¿eh?-me dijo, cuando vio el libro que sostenía cuidadosamente en mis manos. Luego, su vista se posó en el libro que estaba a mi lado, el que había estado leyendo con anterioridad, antes de querer leer un poco de poesía-.Y…El Laberinto de la Rosa-yo asentí-. “Solo cinco minutos más hasta el final del arco iris”-citó. Última frase del capítulo 23, dicha por Alex. Curioso, se llamaba Alex, igual que él-. ¿Cuál es tu soneto favorito?
- Emmm… es difícil decidir, la verdad.
- ¡Vamos, tiene que haber uno!-exclamó, sonriente.
En realidad, sí había uno…
- El soneto 54-dije, tímidamente.
- “Oh, cuánta la Belleza parece más hermosa,
¡Por el dulce ornamento que la verdad le presta!
Vemos la bella rosa y aún más se considera,
Por el dulce perfume que dentro de ella vive
Tiene el escaramujo tintes en su capullo,
Como la perfumada tintura de la rosa,
Y espinas semejantes, que juegan su contento,
Cuando el verano abre sus ocultos pimpollos.
Más dado que su mérito es sólo su apariencia,
Viven sin ser pedidos y abandonados mueren,
Marchitos por sí solos. No es su caso la rosa,
Pues de su dulce muerte, se hacen suaves perfumes.
Así de vos, hermoso y mi adorable joven,
Al morir, tu virtud, destilará en mi verso.”
Las palabras salían de sus labios al recitar de una manera escandalosamente dulce. No sé como lo logra.
Luché por mantener mi respiración a un ritmo respetable. No podía dejar que él viera como híper ventilaba mientras él susurraba suavemente las palabras de Shakespeare, como la brisa de verano que sacude las olas del mar: suave.
Puede decirse que en ese momento no sentía nada por él. Pero cualquier chico que llegue a mi luciendo ridículamente guapo, me traspase con sus ojos azules y recite mi soneto favorito de Shakespeare, merece al menos una respiración dificultosa de mi parte.
Ese día nos hicimos amigos, aunque éramos dos polos opuestos.
Él era pulcro en todos los aspectos, incluso su cabello permanecía perfecto todo el día de clases. Yo era lo contrario a eso, ni siquiera me molestaba en peinarme de verdad cuando iba a la escuela. Era un fastidio, la verdad.
El uniforme de Alex siempre estaba impecable. La camisa por dentro, el cinturón del color que era, el pantalón perfectamente planchado y los zapatos siempre pulidos.
Yo era lo contrario: la camisa por fuera y por dentro, al mismo tiempo, el pantalón raramente planchado, los zapatos manchados y no llevaba cinturón. Era una rebelde. Como esos artistas que no respetan las reglas. Aunque las únicas reglas que no respetaba eran las del uniforme. Raramente los profesores sabían cuando yo estaba en el salón, porque no hacía ni el más mínimo ruido. Algunos incluso intentaban provocarme, porque era la única alumna a la que jamás debían llamarle la atención, pues les daba igual si llevaba el uniforme que era o no. Y mucho menos si mi cabello estaba bien arreglado.
Casi todos los días Alex me acompañaba a comer. Digo casi, porque si círculo social es más amplio que solo la ermitaña de la escuela. Él es popular, y estar con él me hacía popular a veces, pero yo no era gran fan de eso. No me gustaba que las niñas me miraran como un modelo a seguir, solo por esperar que Alex las mirara. Daban pena las pobres.
- ¿Qué harías si de pronto llega alguien que te quiere dar un premio?-me preguntó un día mientras caminábamos a la cafetería.
- ¿Por qué alguien querría darme un premio?
- Es solo una pregunta.
- No sé, A.
- ¿lo recibirías así, como estás?
Lo fulminé con la mirada.
- ¿Tienes algún problema con mi apariencia?
- No…eres preciosa, de verdad, pero tu cabello es despeinado.
- Así me gusta-repliqué. En el momento, no le dí importancia a lo de “eres preciosa”.
El se echó a reír.
- ¿Qué?-exigí saber.
- Nada. Puedo reírme si quiero.
- No. No puedes. Al menos, no de mí.
- No me río de ti, A.
Nos llamábamos “A”, el uno al otro, porque nuestros nombres comenzaban con “A”
Él es Alex, yo soy Alison y nos decimos “A”, solamente, para acortar la cosa.
Me encogí de hombros.
- Lo que digas, Alex, no importa-lo llamé por su nombre completo solo para asustarlo.
Caminé más rápido para dejarlo atrás. Estuvo de nuevo junto a mí en nada de tiempo.
- Oye…me llamaste “Alex”, ¿Por qué?
- Ese es tu nombre, ¿no?
- Si, pero…tú nunca me llamas Alex…excepto cuando estás molesta. ¿Lo estás?
- No.
- Si lo estás.
- No, A…
- Que si…
- ¡A! No estoy molesta.
- Uh…genial-dijo, sonriéndome. Me rodeó los brazos con los hombros-. Bien. Vamos.
El amor es un arma peligrosa. Puede derrotar hasta al más fuerte de los guerreros. Recuerden a Sansón. Lo dio todo por lo que él pensaba que era amor. Era el hombre más fuerte que ha existido en toda la historia del mundo, y una mujer logró debilitarlo con sus encantos. Pero esa es una historia diferente y no tiene nada que ver conmigo. No tendría por qué tener algo que ver conmigo. Yo soy distinta, mi situación es distinta.
Tiré la puerta de mi habitación y me dispuse a llorar.
“el amor es sufrido…” vino a mi mente. Era Dios hablándome. Y tenía razón. Lo es. Es sufrido y quizás no debería. Pero, ¿Qué iba a saber yo? Soy una muchacha. No tengo experiencia en nada de esto y no soy lo suficientemente madura para afrontar los dilemas adolescentes a los que tendré que enfrentarme.
Sus palabras bonitas venían a mí como susurros del viento. Eran hermosas, pero dolientes a la vez. Se oían reales, pero yo sabía que eran mentira. Solo era…eso. No importaba ya. Sus encantos debía quedar en el olvido y yo debía concentrarme en otras cosas. Quizás debería resolver algún misterio algún día de mi vida. Da igual. No me interesa. No me interesa nada que tenga que ver con él.
¿Cómo empezó todo? Bueno…
- Los sonetos de Shakespeare, ¿eh?-me dijo, cuando vio el libro que sostenía cuidadosamente en mis manos. Luego, su vista se posó en el libro que estaba a mi lado, el que había estado leyendo con anterioridad, antes de querer leer un poco de poesía-.Y…El Laberinto de la Rosa-yo asentí-. “Solo cinco minutos más hasta el final del arco iris”-citó. Última frase del capítulo 23, dicha por Alex. Curioso, se llamaba Alex, igual que él-. ¿Cuál es tu soneto favorito?
- Emmm… es difícil decidir, la verdad.
- ¡Vamos, tiene que haber uno!-exclamó, sonriente.
En realidad, sí había uno…
- El soneto 54-dije, tímidamente.
- “Oh, cuánta la Belleza parece más hermosa,
¡Por el dulce ornamento que la verdad le presta!
Vemos la bella rosa y aún más se considera,
Por el dulce perfume que dentro de ella vive
Tiene el escaramujo tintes en su capullo,
Como la perfumada tintura de la rosa,
Y espinas semejantes, que juegan su contento,
Cuando el verano abre sus ocultos pimpollos.
Más dado que su mérito es sólo su apariencia,
Viven sin ser pedidos y abandonados mueren,
Marchitos por sí solos. No es su caso la rosa,
Pues de su dulce muerte, se hacen suaves perfumes.
Así de vos, hermoso y mi adorable joven,
Al morir, tu virtud, destilará en mi verso.”
Las palabras salían de sus labios al recitar de una manera escandalosamente dulce. No sé como lo logra.
Luché por mantener mi respiración a un ritmo respetable. No podía dejar que él viera como híper ventilaba mientras él susurraba suavemente las palabras de Shakespeare, como la brisa de verano que sacude las olas del mar: suave.
Puede decirse que en ese momento no sentía nada por él. Pero cualquier chico que llegue a mi luciendo ridículamente guapo, me traspase con sus ojos azules y recite mi soneto favorito de Shakespeare, merece al menos una respiración dificultosa de mi parte.
Ese día nos hicimos amigos, aunque éramos dos polos opuestos.
Él era pulcro en todos los aspectos, incluso su cabello permanecía perfecto todo el día de clases. Yo era lo contrario a eso, ni siquiera me molestaba en peinarme de verdad cuando iba a la escuela. Era un fastidio, la verdad.
El uniforme de Alex siempre estaba impecable. La camisa por dentro, el cinturón del color que era, el pantalón perfectamente planchado y los zapatos siempre pulidos.
Yo era lo contrario: la camisa por fuera y por dentro, al mismo tiempo, el pantalón raramente planchado, los zapatos manchados y no llevaba cinturón. Era una rebelde. Como esos artistas que no respetan las reglas. Aunque las únicas reglas que no respetaba eran las del uniforme. Raramente los profesores sabían cuando yo estaba en el salón, porque no hacía ni el más mínimo ruido. Algunos incluso intentaban provocarme, porque era la única alumna a la que jamás debían llamarle la atención, pues les daba igual si llevaba el uniforme que era o no. Y mucho menos si mi cabello estaba bien arreglado.
Casi todos los días Alex me acompañaba a comer. Digo casi, porque si círculo social es más amplio que solo la ermitaña de la escuela. Él es popular, y estar con él me hacía popular a veces, pero yo no era gran fan de eso. No me gustaba que las niñas me miraran como un modelo a seguir, solo por esperar que Alex las mirara. Daban pena las pobres.
- ¿Qué harías si de pronto llega alguien que te quiere dar un premio?-me preguntó un día mientras caminábamos a la cafetería.
- ¿Por qué alguien querría darme un premio?
- Es solo una pregunta.
- No sé, A.
- ¿lo recibirías así, como estás?
Lo fulminé con la mirada.
- ¿Tienes algún problema con mi apariencia?
- No…eres preciosa, de verdad, pero tu cabello es despeinado.
- Así me gusta-repliqué. En el momento, no le dí importancia a lo de “eres preciosa”.
El se echó a reír.
- ¿Qué?-exigí saber.
- Nada. Puedo reírme si quiero.
- No. No puedes. Al menos, no de mí.
- No me río de ti, A.
Nos llamábamos “A”, el uno al otro, porque nuestros nombres comenzaban con “A”
Él es Alex, yo soy Alison y nos decimos “A”, solamente, para acortar la cosa.
Me encogí de hombros.
- Lo que digas, Alex, no importa-lo llamé por su nombre completo solo para asustarlo.
Caminé más rápido para dejarlo atrás. Estuvo de nuevo junto a mí en nada de tiempo.
- Oye…me llamaste “Alex”, ¿Por qué?
- Ese es tu nombre, ¿no?
- Si, pero…tú nunca me llamas Alex…excepto cuando estás molesta. ¿Lo estás?
- No.
- Si lo estás.
- No, A…
- Que si…
- ¡A! No estoy molesta.
- Uh…genial-dijo, sonriéndome. Me rodeó los brazos con los hombros-. Bien. Vamos.
agosto 28, 2009
Conversión, cap 7, parte 6
Fulminé a Lucas con los ojos. Si. Su mirada podría ser la más encantadora del mundo, pero yo no me permitiría caer en eso. No, señor.
Otro momento más de agradecer el hecho de que él no pudiera saber lo que yo pensaba, sentía o vivía. Supongo que no podía pedir más.
- ¿supiste las noticias?-me preguntó, entonces.
No supe que responder. No había escuchado ninguna noticia desde que estuve con él. ¡Ni siquiera veía las noticias en TV!
Negué con la cabeza.
- ¿noticias? ¿Cuáles noticias?
- Estudiaremos juntos-OH, no me digas.
- ¿Qué?
Vi como intentaba no soltar una carcajada y eso no estaba bien. Éramos amigos y él no debía burlarse de mí por no querer asistir al instituto en su compañía.
Entonces, me hice a mi misma una curiosa pregunta.
- Eh…-dije, soltando una risa un poco forzada-. Lucas, querido…tú eres un año mayor que yo.
- En realidad, creo que son dos años.
- No. Es un año.
- Dos.
- Uno.
- Dos.
- ¡Uno!
- Bien, es un año, solo bromeaba contigo-dijo, con la sonrisa más amplia que se le puede pedir a alguien-. ¿y qué? Soy un año mayor que tú. Gran cosa.
Obviamente, no lo entendía.
- Lucas, no veremos clases juntos. Raramente te cruzarás en mi camino.
- ¿Por qué hablas de mí?
- Porque sé bien que yo no me cruzaré en el tuyo-sonaba bastante lista cuando decía las cosas de esa forma.
Él solo se encogió de hombros, no le dio demasiada importancia. Y yo tampoco. En serio. No tanta. Bueno, no mucha solo un poco. Okay, si, le di importancia al asunto, pero es que no quería tenerlo en la escuela, también. ¿Qué clase de tortura era esa?
Escuché a mi padre llamarme desde dentro, molesto.
Lucas me miró por un momento, mientras me ponía en pie.
- No importa lo que sea-me dijo-, no es tu culpa.
Yo solo asentí y entré a la casa.
Fui a la sala y vi el gran desastre que Santiago había hecho.
Mi hermanito estaba sentando en la esquina, no lloraba ni nada, solo estaba sentando ahí. No decía nada, solo estaba sentando ahí. No hacía nada, solo estaba sentando ahí. Mi hermanito lucía como una pequeña estatua.
Fui hacia él.
Santiago me abrazó con fuerza. Sí. Tenía tiempo que no estaba con él. Creo que incluso me había olvidado que tenía un hermano.
Mi madre se volvió hacia nosotros.
- Saldremos esta noche, Alexa-más bien, hacia mí-. Debes cuidar a tu hermano.
Yo asentí.
- últimamente, ni siquiera te acuerdas de ninguno de nosotros, así que tendré que pedirle que por favor lo hagas bien, que no dejes que tome un cuchillo ni que salte por la ventana.
Miré a mi madre horrorizada. Sí, había estado distante, no salía casi de mi habitación, pero no permitiría que mi hermanito de cinco años hiciera nada de eso. Ya lo había cuidado antes, y lo hacía bien.
De nuevo, solo asentí. No estaba de humor para soportar la ira de mi madre, o de mi padre.
Santiago estaba prendado de mi cuello.
Me levanté, con él en brazos.
- Que tengan una gran noche-les deseé.
No quería que se tardaran mucho, ni nada, pero era bueno no tenerlos en casa de vez en cuando.
Recordé lo que Jesús me había dicho: que si quería un cambio en mi familia, primero debía dar el cambio yo.
Me quedé parada ahí con Santiago abrazándome hasta que se fueron.
Mi hermanito se echó a llorar.
- Ey…Ey…-le dije, al oído-. ¿Qué tienes?
- Papá me gritó-dijo, sollozando.
- Si, lo imaginé.
Fuimos a mi habitación.
- ¿Podemos ir con Lucas?-me preguntó mi hermano, al verlo en la ventana. Sacudió la mano, saludándolo.
- Eh…no creo que sea una buena idea, santi…
- Pero, Lexa…
Santiago corrió a la ventana.
Recordé lo que me había dicho mi madre.
Lucas lo saludó.
Me parecía completamente ridículo lo bien que se llevaban ellos dos.
- ¿podemos ir a tu casa, Lucas?-le gritó mi hermano.
- ¿no te gustaría que yo fuera a tu casa?
- No…-murmuré yo.
- ¡Si!
Pero sería la palabra de Santiago la válida. Lo que yo tuviese para decir, no valía absolutamente nada.
En menos de un minuto, Lucas ya estaba dentro. Mi hermano corrió hacía él.
Santiago estaba de lo más contento en brazos de Lucas. Debo admitirlo, si Lucas me consintiera a mí de esa forma, yo también lo estaría.
Honestamente, resultaba sumamente ridículo de ver lo bien que se llevaban Lucas y mi hermanito. No me cabía en la cabeza como un muchacho de 16 años, a punto de cumplir 17, disfrutara tanto con un niño de 5.
-Que pensamientos tan curiosos tiene tu hermano-me dijo Lucas. Yo no entendí, claro. Yo no podía saber que pensaba mi hermano, a diferencia de el.
Lo mire, esperando.
No dijo nada.
-¿No piensas decirme?
-No.
Lo fulmine con la mirada. Ya me había dejado la semilla de la duda en la cabeza, no le importaría demasiado traicionar a mi hermanito, diciéndome que estaba pensando.
-Pero puedo decirte que te incluye a ti...me incluye a mi...a nosotros-no tenia idea de que estaba hablando. "Te incluye a ti...me incluye a mi...a nosotros". Tonterías-. Creo que podrás deducir el resto.
Santi hacia caso omiso a lo que Lucas decía. Estaba muy entretenido jugando con el flequillo de su cabello.
¿Por que mi hermanito jugaba con el flequillo de Lucas?
Santiago me miro, luego a Lucas, luego de nuevo a mi, de nuevo a Lucas y sonrió. Lucas también. Lo mire inquisitiva.
-No tardaras demasiado-me aseguro.
-¿Como sabes que...? ¡Por todos los cielos!
Había caído en la cuenta. Ya sabia en lo que pensaba mi hermanito y lo que mas me aterra es que yo también había pensando en ello.
:D
Otro momento más de agradecer el hecho de que él no pudiera saber lo que yo pensaba, sentía o vivía. Supongo que no podía pedir más.
- ¿supiste las noticias?-me preguntó, entonces.
No supe que responder. No había escuchado ninguna noticia desde que estuve con él. ¡Ni siquiera veía las noticias en TV!
Negué con la cabeza.
- ¿noticias? ¿Cuáles noticias?
- Estudiaremos juntos-OH, no me digas.
- ¿Qué?
Vi como intentaba no soltar una carcajada y eso no estaba bien. Éramos amigos y él no debía burlarse de mí por no querer asistir al instituto en su compañía.
Entonces, me hice a mi misma una curiosa pregunta.
- Eh…-dije, soltando una risa un poco forzada-. Lucas, querido…tú eres un año mayor que yo.
- En realidad, creo que son dos años.
- No. Es un año.
- Dos.
- Uno.
- Dos.
- ¡Uno!
- Bien, es un año, solo bromeaba contigo-dijo, con la sonrisa más amplia que se le puede pedir a alguien-. ¿y qué? Soy un año mayor que tú. Gran cosa.
Obviamente, no lo entendía.
- Lucas, no veremos clases juntos. Raramente te cruzarás en mi camino.
- ¿Por qué hablas de mí?
- Porque sé bien que yo no me cruzaré en el tuyo-sonaba bastante lista cuando decía las cosas de esa forma.
Él solo se encogió de hombros, no le dio demasiada importancia. Y yo tampoco. En serio. No tanta. Bueno, no mucha solo un poco. Okay, si, le di importancia al asunto, pero es que no quería tenerlo en la escuela, también. ¿Qué clase de tortura era esa?
Escuché a mi padre llamarme desde dentro, molesto.
Lucas me miró por un momento, mientras me ponía en pie.
- No importa lo que sea-me dijo-, no es tu culpa.
Yo solo asentí y entré a la casa.
Fui a la sala y vi el gran desastre que Santiago había hecho.
Mi hermanito estaba sentando en la esquina, no lloraba ni nada, solo estaba sentando ahí. No decía nada, solo estaba sentando ahí. No hacía nada, solo estaba sentando ahí. Mi hermanito lucía como una pequeña estatua.
Fui hacia él.
Santiago me abrazó con fuerza. Sí. Tenía tiempo que no estaba con él. Creo que incluso me había olvidado que tenía un hermano.
Mi madre se volvió hacia nosotros.
- Saldremos esta noche, Alexa-más bien, hacia mí-. Debes cuidar a tu hermano.
Yo asentí.
- últimamente, ni siquiera te acuerdas de ninguno de nosotros, así que tendré que pedirle que por favor lo hagas bien, que no dejes que tome un cuchillo ni que salte por la ventana.
Miré a mi madre horrorizada. Sí, había estado distante, no salía casi de mi habitación, pero no permitiría que mi hermanito de cinco años hiciera nada de eso. Ya lo había cuidado antes, y lo hacía bien.
De nuevo, solo asentí. No estaba de humor para soportar la ira de mi madre, o de mi padre.
Santiago estaba prendado de mi cuello.
Me levanté, con él en brazos.
- Que tengan una gran noche-les deseé.
No quería que se tardaran mucho, ni nada, pero era bueno no tenerlos en casa de vez en cuando.
Recordé lo que Jesús me había dicho: que si quería un cambio en mi familia, primero debía dar el cambio yo.
Me quedé parada ahí con Santiago abrazándome hasta que se fueron.
Mi hermanito se echó a llorar.
- Ey…Ey…-le dije, al oído-. ¿Qué tienes?
- Papá me gritó-dijo, sollozando.
- Si, lo imaginé.
Fuimos a mi habitación.
- ¿Podemos ir con Lucas?-me preguntó mi hermano, al verlo en la ventana. Sacudió la mano, saludándolo.
- Eh…no creo que sea una buena idea, santi…
- Pero, Lexa…
Santiago corrió a la ventana.
Recordé lo que me había dicho mi madre.
Lucas lo saludó.
Me parecía completamente ridículo lo bien que se llevaban ellos dos.
- ¿podemos ir a tu casa, Lucas?-le gritó mi hermano.
- ¿no te gustaría que yo fuera a tu casa?
- No…-murmuré yo.
- ¡Si!
Pero sería la palabra de Santiago la válida. Lo que yo tuviese para decir, no valía absolutamente nada.
En menos de un minuto, Lucas ya estaba dentro. Mi hermano corrió hacía él.
Santiago estaba de lo más contento en brazos de Lucas. Debo admitirlo, si Lucas me consintiera a mí de esa forma, yo también lo estaría.
Honestamente, resultaba sumamente ridículo de ver lo bien que se llevaban Lucas y mi hermanito. No me cabía en la cabeza como un muchacho de 16 años, a punto de cumplir 17, disfrutara tanto con un niño de 5.
-Que pensamientos tan curiosos tiene tu hermano-me dijo Lucas. Yo no entendí, claro. Yo no podía saber que pensaba mi hermano, a diferencia de el.
Lo mire, esperando.
No dijo nada.
-¿No piensas decirme?
-No.
Lo fulmine con la mirada. Ya me había dejado la semilla de la duda en la cabeza, no le importaría demasiado traicionar a mi hermanito, diciéndome que estaba pensando.
-Pero puedo decirte que te incluye a ti...me incluye a mi...a nosotros-no tenia idea de que estaba hablando. "Te incluye a ti...me incluye a mi...a nosotros". Tonterías-. Creo que podrás deducir el resto.
Santi hacia caso omiso a lo que Lucas decía. Estaba muy entretenido jugando con el flequillo de su cabello.
¿Por que mi hermanito jugaba con el flequillo de Lucas?
Santiago me miro, luego a Lucas, luego de nuevo a mi, de nuevo a Lucas y sonrió. Lucas también. Lo mire inquisitiva.
-No tardaras demasiado-me aseguro.
-¿Como sabes que...? ¡Por todos los cielos!
Había caído en la cuenta. Ya sabia en lo que pensaba mi hermanito y lo que mas me aterra es que yo también había pensando en ello.
:D
agosto 27, 2009
...
Que se puede decir de una muchacha de 16, que esta sentada en la computadora de su hermana haciendo nada? Hmmm...supongo que no demasiado...
Anoche tuvo una pesadilla, donde la iban a violar, pero llego un anciano y la salvo. Fue genial.
Esta despeinada y tiene platos que lavar, pero agh! no quiere...
No quiero...
Si tuve esa pesadilla y si estoy despeinada...
despeinada sentada en una laptop, con platos de verdad y a pesar de que son las 2p.m, sigo en pijama...ahora si parezco una escritora de verdad. Claro, aun no me estoy volviendo del todo loca, pero sucedera un dia en que creere ver a mis personajes frente a mi...solo espero que no sea pronto.
Y, ahora mismo, todo lo que quiero es dejar volar mi imaginacion mas alla de lo que lo he hecho nunca. Nadie nunca ha visto realmente a donde voy cuando quiero estar a solas con Dios...y no estoy segura de querer mostrarlo. Pero mis dos escritores favoritos me mostraron sus mundos, y yo sigo viviendo en uno de ellos:
C.S Lewis, me regalo su hermosa Narnia...
Y mi hermoso Dios, una tierra que esta siendo debastada(nuestra culpa).
Para mi mala suerte, vino en La Tierra y no en Narnia...
Asi que, por que yo no puedo mostrar mi mundo? mi tierra, mi narnia...?
Quizas soy demasiado eogista para hacerlo, porque es mio, solo mio y, por muy bien que me caiga la gente, no me agradaria verlos por ahi...solo a Jesus que me visita ocacionalmente cuando estoy alla, pero el es un caso diferente. Ese es el unico lugar donde puedo realmente verlo!! Es como un gigante, y hermoso como no ha habido hombre en la tierra...! lo amo. Realmente lo amo.
Pero supongo que puedo dejar mi egoismo de lado por un dia...and give you a little tour...get ready...!
"Abri los ojos y ahi estaba: Nahum, de nuevo.
Casi no podia creer la facilidad con la que aparecia ahi.
Camine un poco hacia el arroyo: el agua mas cristalina que habia visto en toda mi vida. Y vaya que habia visto aguas cristalinas. Era increiblemente hermoso. Como si no fuera real...me sacudi esa idea de la cabeza. Nahum era real, era increiblemente real, mas real que yo misma. Pero era solitario...era solitario, porque era mio.
Me sente en medio del bosque, luego de que tome agua. Estaba fria. Habia frio. Iba a llover.
Decidi cantar una cancion.
"Llueve...ven llueve sobre mi...
Llueve...ven llueve sobre mi...
Quiero estar en las alas, de tu presencia y refrescarme dentro de ti...
he venido sediento y tal solo anhelo, sacearme de ti..."
Gotas y mas gotas empezaron a caer sobre mi. No era el tipo de lluvia de la quieres escapar...nunca lo fue. Era totalmente diferente...era el tipo de lluvia bajo la que quieres estar, porque al tocar tu piel te da la sensacion mas exquisita de todas las sensaciones en el mundo. Esa sensacion de manto, de proteccion, de que estas donde debes estar. Y es raro, sumamente raro, que ese sentimiento te lo den unas cuantas gotas de agua. Pero no pensaba en eso, no me interesaba eso, porque estaba donde debia estar.
Me recoste en el pasto. Describire el pasto, porque ningun hombre ha visto nunca pasto tan verde como aquel. Ningun hombre ha visto nunca pasto tan hermoso como aquel. Era unico, y solo se hayaba en esa parte del bosque, cerca del arroyo. Quizas se debia al rocio de la madrugada, cuando asomaban los primeros rayos del sol, el viento azota las aguas y estas riegan mi hermoso pasto, embelleciendolo con su brillo. Deje que la lluvia me empapara. No me importaba, porque sabia que cuando volviera a abrir los ojos, estaria seca.
Cante, de nuevo:
"Aqui estoy, con manos alzadas vengo, pues tu, todo lo diste por mi. Aqui estoy, mi alma a ti entrego, tuya soy, Se;or..."
Siempre cantaba eso cuando lo queria ver.
-Te he premiado-fue lo que dijo al llegar.
Me puse en pie de inmediato.
Hice una reverencia, a modo de saludo. El era el Rey. Mi Rey, al menos(puede ser el tuyo, tambien, si quieres).
-He ampliado los lindes de Nahum-explico.
Eso queria decir, que ahora Nahum era mas grande. Era su forma de premiarme cada vez que hacia algo bueno. El promete una corona, pero yo prefiero esto.
-Podemos ir a ver?
El asintio. Me extendio su mano. Tome su dedo. Como dije, es como un gigante.
Caminamos bastante.
Pasamos por las primeras extensiones de Nahum. Ahi plante flores azules. Me fascinan las flores azules. Tambien habia un diminuto camino de tierra, pero al menos, podiamos pasar los dos sin problemas. Tres personas ya seria otra historia.
Pasamos por las puertas de mi casa. Le invite unas galletas, pero no quizo. Galletas sin te. No me gusta el te, por eso no lo tengo en mi casa.
Mi casita no es muy grande, es como un Chalett, y vivo sola.
A veces vienen angeles a visitar, y tomamos chocolate. Hace frio en Nahum ultimamente. No preocupo mucho por estar sola en mi casa, total, nunca duermo ahi. Siempre termino regresando para la hora de cenar.
Pasamos por los rosales que yo, y algunos querubines, plantamos no hace mucho. Estaban crecidos. Era genial pasarse por los rosales. Siempre estaban muy olorosos.
En fin, llegamos. No tuvimos que caminar mucho.
Y era algo totalmente sorprendente, algo que no habia en Nahum: una playa.
Pero no era una playa cualquiera, no. Era transparentemente azul, muy azul, era luminosa, era brillante, era mia...era mia porque yo me la habia ganado y porque nadie mas habitaba en Nahum.
-Era todo lo que faltaba-murmure, para mi.
-Ahora esta completo.
Nahum no era muy grande, pero era perfecto. Un nuevo mundo que cuidar. Por eso no permito la entrada a cualquiera. Soy como la guardia, la que vela por mi mundo.
Tome las manos de Jesus y nos pusimos a dar vueltas, saltando y riendo, en la arena. Luego lo abrace. Era hermosa, totalmentMae hermosa.
-Mariaaaaaa!!!!!!-me llamaron.
Entonces, abri los ojos...
De nuevo en mi cuarto."
Anoche tuvo una pesadilla, donde la iban a violar, pero llego un anciano y la salvo. Fue genial.
Esta despeinada y tiene platos que lavar, pero agh! no quiere...
No quiero...
Si tuve esa pesadilla y si estoy despeinada...
despeinada sentada en una laptop, con platos de verdad y a pesar de que son las 2p.m, sigo en pijama...ahora si parezco una escritora de verdad. Claro, aun no me estoy volviendo del todo loca, pero sucedera un dia en que creere ver a mis personajes frente a mi...solo espero que no sea pronto.
Y, ahora mismo, todo lo que quiero es dejar volar mi imaginacion mas alla de lo que lo he hecho nunca. Nadie nunca ha visto realmente a donde voy cuando quiero estar a solas con Dios...y no estoy segura de querer mostrarlo. Pero mis dos escritores favoritos me mostraron sus mundos, y yo sigo viviendo en uno de ellos:
C.S Lewis, me regalo su hermosa Narnia...
Y mi hermoso Dios, una tierra que esta siendo debastada(nuestra culpa).
Para mi mala suerte, vino en La Tierra y no en Narnia...
Asi que, por que yo no puedo mostrar mi mundo? mi tierra, mi narnia...?
Quizas soy demasiado eogista para hacerlo, porque es mio, solo mio y, por muy bien que me caiga la gente, no me agradaria verlos por ahi...solo a Jesus que me visita ocacionalmente cuando estoy alla, pero el es un caso diferente. Ese es el unico lugar donde puedo realmente verlo!! Es como un gigante, y hermoso como no ha habido hombre en la tierra...! lo amo. Realmente lo amo.
Pero supongo que puedo dejar mi egoismo de lado por un dia...and give you a little tour...get ready...!
"Abri los ojos y ahi estaba: Nahum, de nuevo.
Casi no podia creer la facilidad con la que aparecia ahi.
Camine un poco hacia el arroyo: el agua mas cristalina que habia visto en toda mi vida. Y vaya que habia visto aguas cristalinas. Era increiblemente hermoso. Como si no fuera real...me sacudi esa idea de la cabeza. Nahum era real, era increiblemente real, mas real que yo misma. Pero era solitario...era solitario, porque era mio.
Me sente en medio del bosque, luego de que tome agua. Estaba fria. Habia frio. Iba a llover.
Decidi cantar una cancion.
"Llueve...ven llueve sobre mi...
Llueve...ven llueve sobre mi...
Quiero estar en las alas, de tu presencia y refrescarme dentro de ti...
he venido sediento y tal solo anhelo, sacearme de ti..."
Gotas y mas gotas empezaron a caer sobre mi. No era el tipo de lluvia de la quieres escapar...nunca lo fue. Era totalmente diferente...era el tipo de lluvia bajo la que quieres estar, porque al tocar tu piel te da la sensacion mas exquisita de todas las sensaciones en el mundo. Esa sensacion de manto, de proteccion, de que estas donde debes estar. Y es raro, sumamente raro, que ese sentimiento te lo den unas cuantas gotas de agua. Pero no pensaba en eso, no me interesaba eso, porque estaba donde debia estar.
Me recoste en el pasto. Describire el pasto, porque ningun hombre ha visto nunca pasto tan verde como aquel. Ningun hombre ha visto nunca pasto tan hermoso como aquel. Era unico, y solo se hayaba en esa parte del bosque, cerca del arroyo. Quizas se debia al rocio de la madrugada, cuando asomaban los primeros rayos del sol, el viento azota las aguas y estas riegan mi hermoso pasto, embelleciendolo con su brillo. Deje que la lluvia me empapara. No me importaba, porque sabia que cuando volviera a abrir los ojos, estaria seca.
Cante, de nuevo:
"Aqui estoy, con manos alzadas vengo, pues tu, todo lo diste por mi. Aqui estoy, mi alma a ti entrego, tuya soy, Se;or..."
Siempre cantaba eso cuando lo queria ver.
-Te he premiado-fue lo que dijo al llegar.
Me puse en pie de inmediato.
Hice una reverencia, a modo de saludo. El era el Rey. Mi Rey, al menos(puede ser el tuyo, tambien, si quieres).
-He ampliado los lindes de Nahum-explico.
Eso queria decir, que ahora Nahum era mas grande. Era su forma de premiarme cada vez que hacia algo bueno. El promete una corona, pero yo prefiero esto.
-Podemos ir a ver?
El asintio. Me extendio su mano. Tome su dedo. Como dije, es como un gigante.
Caminamos bastante.
Pasamos por las primeras extensiones de Nahum. Ahi plante flores azules. Me fascinan las flores azules. Tambien habia un diminuto camino de tierra, pero al menos, podiamos pasar los dos sin problemas. Tres personas ya seria otra historia.
Pasamos por las puertas de mi casa. Le invite unas galletas, pero no quizo. Galletas sin te. No me gusta el te, por eso no lo tengo en mi casa.
Mi casita no es muy grande, es como un Chalett, y vivo sola.
A veces vienen angeles a visitar, y tomamos chocolate. Hace frio en Nahum ultimamente. No preocupo mucho por estar sola en mi casa, total, nunca duermo ahi. Siempre termino regresando para la hora de cenar.
Pasamos por los rosales que yo, y algunos querubines, plantamos no hace mucho. Estaban crecidos. Era genial pasarse por los rosales. Siempre estaban muy olorosos.
En fin, llegamos. No tuvimos que caminar mucho.
Y era algo totalmente sorprendente, algo que no habia en Nahum: una playa.
Pero no era una playa cualquiera, no. Era transparentemente azul, muy azul, era luminosa, era brillante, era mia...era mia porque yo me la habia ganado y porque nadie mas habitaba en Nahum.
-Era todo lo que faltaba-murmure, para mi.
-Ahora esta completo.
Nahum no era muy grande, pero era perfecto. Un nuevo mundo que cuidar. Por eso no permito la entrada a cualquiera. Soy como la guardia, la que vela por mi mundo.
Tome las manos de Jesus y nos pusimos a dar vueltas, saltando y riendo, en la arena. Luego lo abrace. Era hermosa, totalmentMae hermosa.
-Mariaaaaaa!!!!!!-me llamaron.
Entonces, abri los ojos...
De nuevo en mi cuarto."
La Princesa está triste - Rubén Darío
La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardias,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste, la princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
-la princesa está pálida, la princesa está triste-,
más brillante que el alba, más hermoso que abril!
-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».
Encanto Fatal
A sus dieciséis años, Aislinn se comporta aparentemente como cualquier chica de su edad. Sale con sus amigas, le mola la música y tiene un chico en el punto de mira, aunque de esto último no está muy segura. Sin embargo, también hay algo en ella que no tiene nada de normal: al igual que su abuela, Aislinn es capaz de distinguir a los elfos que viven invisibles entre los humanos, un don increíble, que más que don es una maldición, pues a estos seres no les gusta ser descubiertos y suelen castigar con crueldad a quienes detectan su presencia. Así pues, siguiendo al pie de la letra las reglas secretas que le enseñó su abuela —nunca atraigas la atención de los elfos, no respondas a los elfos, no mires a los elfos— Aislinn tendrá que apañárselas para pasar desapercibida, especialmente a los ojos de Keenan, rey de los elfos, que se ha propuesto seducirla y convertirla en su reina.
Valoración personal: Un libro que sin duda encantará a todo aquel que le interese todo lo relacionado con las criaturas féericas.
La narración está muy bien, a mi me gustó. Aunque hay partes donde uno no entiende mucho qué está pasando, pero en sí en libro es realmente bueno.
Siendo un libro juvenil, en cuanto Keenan conoce a Aislinn uno ya se imagina lo que va a ocurrir.
El libro en un momento toma un giro inesperado, y el final puede dejar a muchos bastante satisfechos. Es uno de los pocos libros que ha logrado ese efecto en mí.
No tengo mucho que criticarle al libro, pues aprendí muchas cosas con él (en relación a las criaturas féericas, pues me llama la atención ese tema), y disfruté un mundo sumergiendome en la historia. Me gustó mucho.
agosto 26, 2009
Uh..premios!
Estos premios son de parte de Queen B.
Un millón de gracias, Queen!!!!!! :D
1. Agradecer al blog que lo envió
Muchas gracias Queen!!!!!! :D de verdad...:D
Decir diez cosas honestas sobre mi...
1.- AMO A DIOS MAS QUE A MI MISMA! ES LO MEJOR DE MI VIDA!!
2.- A veces siento la necesidad te conocer a alguien y enamorarme...!
3.- Soy una persona dulce, pero no me quieren conocer cuando me estreso.
4.- Mis padres saben que escribo, pero solo han leído una obra que escribí para la escuela. Es decir, que si soy tan buena como la gente dice, ellos no lo saben.
5.- No lloro con facilidad. Casi nunca lloro. Pero las cosas mas pequeñas me hacen explotar.
6.- La primera vez que canté para mi familia, fue cuando tenía como 8 años y mi voz era bastante aguda. Todos decían que cantaba bien. Me da pena que me escuchen ahora. XD
7.- Hablo con Dios. El me responde.
8.- No tengo idea de qué voy a estudiar en la universidad y este es mi ultimo año de liceo.
9.- A veces soy un poco emo. Pero eso es cuando estoy sola. Y cabe decir que soy todo lo contrario a emo, pero a veces me da por escribir cosas sobre la tierra, lo que le pasa y que nosotros somos culpables.
10.- Creo que Cristo vive y creo que Cristo viene. Es más, lo espero para irme con él. Aunque si viniese ahorita, no estoy muy segura de si me iría.
3.- Mostrar el logo del premio.
Check!:D
1~ Agradecer al blog que te lo otorgó.
graciaaas Queen b!!!!:D
2~ Decir un autor que te encante.
C.S Lewis
3~ Nombrar a un autor que nunca leerías
Stephen King. No me gusta ese género.
4~ Tu libro favorito.
Las Crónicas de Narnia: El caballo y el muchacho. La Biblia. Bestial...
5~ Algo que te entusiasme.
Despertarme y ver un nuevo día. El amor. Dios.
6~ Algo que odies.
La vida está llena de cosas para odiar, pero yo no odio muchas de ellas...las personas que se aprovechan de otros.
7~ Otorgar el premio a 7 blogs.
Vicente
Maysu
Marianux
Andy
X un alma
Vampiros, novelas y mas...
Sol de medianoche
Un millón de gracias, Queen!!!!!! :D
1. Agradecer al blog que lo envió
Muchas gracias Queen!!!!!! :D de verdad...:D
Decir diez cosas honestas sobre mi...
1.- AMO A DIOS MAS QUE A MI MISMA! ES LO MEJOR DE MI VIDA!!
2.- A veces siento la necesidad te conocer a alguien y enamorarme...!
3.- Soy una persona dulce, pero no me quieren conocer cuando me estreso.
4.- Mis padres saben que escribo, pero solo han leído una obra que escribí para la escuela. Es decir, que si soy tan buena como la gente dice, ellos no lo saben.
5.- No lloro con facilidad. Casi nunca lloro. Pero las cosas mas pequeñas me hacen explotar.
6.- La primera vez que canté para mi familia, fue cuando tenía como 8 años y mi voz era bastante aguda. Todos decían que cantaba bien. Me da pena que me escuchen ahora. XD
7.- Hablo con Dios. El me responde.
8.- No tengo idea de qué voy a estudiar en la universidad y este es mi ultimo año de liceo.
9.- A veces soy un poco emo. Pero eso es cuando estoy sola. Y cabe decir que soy todo lo contrario a emo, pero a veces me da por escribir cosas sobre la tierra, lo que le pasa y que nosotros somos culpables.
10.- Creo que Cristo vive y creo que Cristo viene. Es más, lo espero para irme con él. Aunque si viniese ahorita, no estoy muy segura de si me iría.
3.- Mostrar el logo del premio.
Check!:D
1~ Agradecer al blog que te lo otorgó.
graciaaas Queen b!!!!:D
2~ Decir un autor que te encante.
C.S Lewis
3~ Nombrar a un autor que nunca leerías
Stephen King. No me gusta ese género.
4~ Tu libro favorito.
Las Crónicas de Narnia: El caballo y el muchacho. La Biblia. Bestial...
5~ Algo que te entusiasme.
Despertarme y ver un nuevo día. El amor. Dios.
6~ Algo que odies.
La vida está llena de cosas para odiar, pero yo no odio muchas de ellas...las personas que se aprovechan de otros.
7~ Otorgar el premio a 7 blogs.
Vicente
Maysu
Marianux
Andy
X un alma
Vampiros, novelas y mas...
Sol de medianoche
agosto 24, 2009
Un poco tristonga por lo ocurrido.
Bueno, primero que nada(jaja esa frase), quiero pedirles disculpas desde lo mas profundo de mi corazon(estoy escribiendo en una laptop, sin asentos y lo odio!)
En todo caso, quisiera comentarles lo ocurrido para que no me odien, porque se bien que deje el capitulo pasado muy cortado y estaban como en intriga y hoy no podre subir, de verdad lo siento.
Esto fue lo que paso: en la mañana, yo estaba realmente feliz escribiendo el capitulo de hoy, y me gustaba mucho el rumbo que e habia dado a la historia. Era bastante bueno, a decir verdad. En todo caso, lo que sucedio fue que estaba terminando de escribir el capitulo de hoy y lo iba a subir y mi computadora(porque esta no es la mia), se colgo.
Si saben lo que es, no? Quiero decir, se me colgo, y el cap imagino que no se guardo. Y, por que habria de hacerlo? Es decir, nunca se guarda. Baje a lavar los platos y cai en la cuenta de que mi capitulo se habia borrado...y que tendria que escribirlo de nuevo, y yo no quiero escribirlo de nuevo, pero debo hacerlo. Debo hacerlo porque es mi deber como autora.
Pero ahora ustedes tienen que sufrir, las personas que leen todos los dias que subo y que ruegan porque suba(ustedes saben quienes son).
No se que puedo hacer, la verdad.
Aqui les dejo un poco de algo improvisado, algo que saldra en el cap, pero que no entenderan por que, pues no es el principio del cap. :D
"Santiago estaba de lo mas contento en brazos de Lucas. Debo admitirlo, si Lucas me consintiera a mi de esa forma, yo tambien lo estaria.
Honestamente, resultaba sumamente ridiculo de ver lo bien que se llevaban Lucas y mi hermanito. No me cabia en la cabeza como un muchacho de 16 años, a punto de cumplir 17, disfrutara tanto con un niño de 5.
-Que pensamientos tan curiosos tiene tu hermano-me dijo Lucas. Yo no entendi, claro. Yo no podia saber que pensaba mi hermano, a diferencia de el.
Lo mire, esperando.
No dijo nada.
-No piensas decirme?
-No.
Lo fulmine con la mirada. Ya me habia dejado la semilla de la duda en la cabeza, no le importaria demasiado traicionar a mi hermanito, diciendome que estaba pensando.
-Pero puedo decirte que te incluye a ti...me incluye a mi...a nosotros-no tenia idea de que estaba hablando. "Te incluye a ti...me incluye a mi...a nosotros". Tonterias-. Creo que podras dedudcir el resto.
Santi hacia caso omiso a lo que Lucas decia. Estaba muy entretenido jugando con el flequillo de su cabello.
Por que mi hermanito jugaba con el flequillo de Lucas?
Santiango me miro, luego a Lucas, luego de nuevo a mi, de nuevo a Lucas y sonrio. Lucas tambien. Lo mire inquisitiva.
-No tardaras demasiado-me aseguro.
-Como sabes que...? Por todos los cielos!
Habia caido en la cuenta. Ya sabia en lo que pensaba mi hermanito y lo que mas me aterra es que yo tambien habia pensando en ello"
Es todo lo que les dare.
Disculpen de verdad esta. Odio esto que pasa, en serio.
bueh...Dios me los bendiga a todos!
En todo caso, quisiera comentarles lo ocurrido para que no me odien, porque se bien que deje el capitulo pasado muy cortado y estaban como en intriga y hoy no podre subir, de verdad lo siento.
Esto fue lo que paso: en la mañana, yo estaba realmente feliz escribiendo el capitulo de hoy, y me gustaba mucho el rumbo que e habia dado a la historia. Era bastante bueno, a decir verdad. En todo caso, lo que sucedio fue que estaba terminando de escribir el capitulo de hoy y lo iba a subir y mi computadora(porque esta no es la mia), se colgo.
Si saben lo que es, no? Quiero decir, se me colgo, y el cap imagino que no se guardo. Y, por que habria de hacerlo? Es decir, nunca se guarda. Baje a lavar los platos y cai en la cuenta de que mi capitulo se habia borrado...y que tendria que escribirlo de nuevo, y yo no quiero escribirlo de nuevo, pero debo hacerlo. Debo hacerlo porque es mi deber como autora.
Pero ahora ustedes tienen que sufrir, las personas que leen todos los dias que subo y que ruegan porque suba(ustedes saben quienes son).
No se que puedo hacer, la verdad.
Aqui les dejo un poco de algo improvisado, algo que saldra en el cap, pero que no entenderan por que, pues no es el principio del cap. :D
"Santiago estaba de lo mas contento en brazos de Lucas. Debo admitirlo, si Lucas me consintiera a mi de esa forma, yo tambien lo estaria.
Honestamente, resultaba sumamente ridiculo de ver lo bien que se llevaban Lucas y mi hermanito. No me cabia en la cabeza como un muchacho de 16 años, a punto de cumplir 17, disfrutara tanto con un niño de 5.
-Que pensamientos tan curiosos tiene tu hermano-me dijo Lucas. Yo no entendi, claro. Yo no podia saber que pensaba mi hermano, a diferencia de el.
Lo mire, esperando.
No dijo nada.
-No piensas decirme?
-No.
Lo fulmine con la mirada. Ya me habia dejado la semilla de la duda en la cabeza, no le importaria demasiado traicionar a mi hermanito, diciendome que estaba pensando.
-Pero puedo decirte que te incluye a ti...me incluye a mi...a nosotros-no tenia idea de que estaba hablando. "Te incluye a ti...me incluye a mi...a nosotros". Tonterias-. Creo que podras dedudcir el resto.
Santi hacia caso omiso a lo que Lucas decia. Estaba muy entretenido jugando con el flequillo de su cabello.
Por que mi hermanito jugaba con el flequillo de Lucas?
Santiango me miro, luego a Lucas, luego de nuevo a mi, de nuevo a Lucas y sonrio. Lucas tambien. Lo mire inquisitiva.
-No tardaras demasiado-me aseguro.
-Como sabes que...? Por todos los cielos!
Habia caido en la cuenta. Ya sabia en lo que pensaba mi hermanito y lo que mas me aterra es que yo tambien habia pensando en ello"
Es todo lo que les dare.
Disculpen de verdad esta. Odio esto que pasa, en serio.
bueh...Dios me los bendiga a todos!
agosto 21, 2009
Conversión. Cap 7, (parte 4 o 5)
Luego de haberme cambiado, pensé las cosas con la cabeza fría y llegué a una conclusión: era imposible.
Sí. Era imposible y yo solo me había alterado un poco, por el hecho de muchas cosas al mismo tiempo: Jesús hablando del amor, Lucas presente…muchas cosas. No sentía nada más que pura amistad hacia Lucas.
- ¿Mientes seguido, Alexa?-me preguntó Jesús.
- Eh…creo que no-contesté un poco sorprendida por la pregunta-. No.
- Todos los mentirosos son iguales-explicó-. Toda mentira es pecado, toda mentira hace daño. Pero hay una en particular que al final del día se hace casi imposible de soportar. Los que la practican raramente encuentran la felicidad verdadera.
Me picó la curiosidad. Lo admito.
- ¿Quiénes son los que la practican?
- Los que se mienten a sí mismos-contestó con tal determinación que me dejó helada.
Entonces, en un abrir y cerrar de ojos, desapareció de mi vista. Yo quería que se quedara más tiempo. Supuse que estaba molesto conmigo por algo, de lo contrario no me habría dicho eso que dijo.
Me fui a sentar nuevamente en mi ventana. No teníamos ánimos de hablar con Lucas, mucho menos de tenerlo cerca, pero era mi ventana y yo me sentaba en ella si se me cantaba hacerlo.
Busqué un libro, antes. No sabía qué era exactamente lo que estaba buscando, pero necesitaba algo, lo que fuera.
“Abzurdah” de Cielo Latini parecía una buena opción. Un poco traumático, a decir verdad, pero quizás era lo que necesitaba.
Sonaba realmente mal, pero sabía que ella había sufrido más que yo.
Pero también sabía que soportó todo. Cada prueba, ella la superó. Tuvo muchas dificultades, si, pero superó cada prueba y ahora está mejor que nunca.
Decidí que no. No leería eso. Abrí la ventana, arrojé el libro al sofá y tomé mi diario. Fue como un intercambio.
No sabía qué escribiría. No sabía qué vendría luego de que posara el lápiz sobre el papel.
Decidí que no escribiría en mi diario, tampoco.
Tenía miedo, de lo que pudiese salir de mi corazón, para plasmarse en mi diario. No podía permitirme eso. No.
En cambio, entré y tomé el poemario de Neruda.
“Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.”
Miré instintivamente a la ventana de Lucas. Él estaba ahí. Me sonrió.
- ¿Qué haces?-preguntó, con un aire entre pícaro y divertido.
- Leo poesía-dije, solamente.
- Oh-salió y se sentó en su alféizar, frente a mí, claro-. ¿de quien?
- Neruda.
Él me miró y sonrió.
- “Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.”-recitó.
¿Estaba tratando de matarme?
Difícilmente pude mantenerme sentada en el alféizar sin infartarme, cuando estaba recitando el poema. Lo peor del caso fue los versos que eligió. Y que, además, era el poema que yo tenía abierto sobre mi regazo.
Mi respiración se había dificultado mientras él recitaba las palabras que llegaron hasta mi corazón. Intenté controlarme, en serio que sí, pero fue difícil. Mucho.
- “Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.”-continuó.
No pude soportarlo mucho más.
- ¿Lo dejarías ya?-casi le grité-. Comprendí que te sabes el poema.
Mi miró entre extrañado y complacido. ¿Qué tan extraño podría ser Lucas? ¿alguna vez llegaría yo a comprenderlo del todo?
Sí. Era imposible y yo solo me había alterado un poco, por el hecho de muchas cosas al mismo tiempo: Jesús hablando del amor, Lucas presente…muchas cosas. No sentía nada más que pura amistad hacia Lucas.
- ¿Mientes seguido, Alexa?-me preguntó Jesús.
- Eh…creo que no-contesté un poco sorprendida por la pregunta-. No.
- Todos los mentirosos son iguales-explicó-. Toda mentira es pecado, toda mentira hace daño. Pero hay una en particular que al final del día se hace casi imposible de soportar. Los que la practican raramente encuentran la felicidad verdadera.
Me picó la curiosidad. Lo admito.
- ¿Quiénes son los que la practican?
- Los que se mienten a sí mismos-contestó con tal determinación que me dejó helada.
Entonces, en un abrir y cerrar de ojos, desapareció de mi vista. Yo quería que se quedara más tiempo. Supuse que estaba molesto conmigo por algo, de lo contrario no me habría dicho eso que dijo.
Me fui a sentar nuevamente en mi ventana. No teníamos ánimos de hablar con Lucas, mucho menos de tenerlo cerca, pero era mi ventana y yo me sentaba en ella si se me cantaba hacerlo.
Busqué un libro, antes. No sabía qué era exactamente lo que estaba buscando, pero necesitaba algo, lo que fuera.
“Abzurdah” de Cielo Latini parecía una buena opción. Un poco traumático, a decir verdad, pero quizás era lo que necesitaba.
Sonaba realmente mal, pero sabía que ella había sufrido más que yo.
Pero también sabía que soportó todo. Cada prueba, ella la superó. Tuvo muchas dificultades, si, pero superó cada prueba y ahora está mejor que nunca.
Decidí que no. No leería eso. Abrí la ventana, arrojé el libro al sofá y tomé mi diario. Fue como un intercambio.
No sabía qué escribiría. No sabía qué vendría luego de que posara el lápiz sobre el papel.
Decidí que no escribiría en mi diario, tampoco.
Tenía miedo, de lo que pudiese salir de mi corazón, para plasmarse en mi diario. No podía permitirme eso. No.
En cambio, entré y tomé el poemario de Neruda.
“Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.”
Miré instintivamente a la ventana de Lucas. Él estaba ahí. Me sonrió.
- ¿Qué haces?-preguntó, con un aire entre pícaro y divertido.
- Leo poesía-dije, solamente.
- Oh-salió y se sentó en su alféizar, frente a mí, claro-. ¿de quien?
- Neruda.
Él me miró y sonrió.
- “Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.”-recitó.
¿Estaba tratando de matarme?
Difícilmente pude mantenerme sentada en el alféizar sin infartarme, cuando estaba recitando el poema. Lo peor del caso fue los versos que eligió. Y que, además, era el poema que yo tenía abierto sobre mi regazo.
Mi respiración se había dificultado mientras él recitaba las palabras que llegaron hasta mi corazón. Intenté controlarme, en serio que sí, pero fue difícil. Mucho.
- “Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.”-continuó.
No pude soportarlo mucho más.
- ¿Lo dejarías ya?-casi le grité-. Comprendí que te sabes el poema.
Mi miró entre extrañado y complacido. ¿Qué tan extraño podría ser Lucas? ¿alguna vez llegaría yo a comprenderlo del todo?
agosto 20, 2009
Deben ver este video!
Si les gusta "The Notebook" y Taylor Swift, vean este video, porque es realmente genial, a mi me fascinó.
yo no lo he hecho. Lo he encontrado en Youtube, pero me encantó.
yo no lo he hecho. Lo he encontrado en Youtube, pero me encantó.
agosto 19, 2009
Teardrops on my guitar
Una canción que me trae muchos recuerdos. Demasiados, quizás. Y problablemente no debería escucharla más.
Etiquetada por Maryana :D
Tres nombres que me gustan:
Santiago, Lucas, Alexa
****
Tres lugares donde he vivido:
Cabimas, Anaco y Maturin jeje
****
Tres cosas que me gustan ver:
A mis amigos(as), TV, al chileno :D
****
Tres lugares que he ido:
Margarita, Maracaibo, La puera(L)
****
Tres comidas preferidas:
pizza, mcdonald's, y la que hace mi mamá! :D
****
Tres cosas que ansió poder hacer pronto:
Terminar de traducir "uglies"!!!!!
ir a Londres
Conocer en persona a Ana b, a dani, a gaby, a alexa, a nico...en fin! jaja
****
Tres personas Favoritas para mí:
Dios, Jesús, El espíritu Santo.
****
Tres Colores preferidos:
Verde manzana, rosado, morado, creo...jeje
****
Tres libros favoritos ó Autores:
Hmmm..difícil. Bueh, con los libros están los autores.
"el alquimista" - Paulo Coelho.
"Las crónicas de Narnia: el caballo y el muchacho" C.S Lewis
"la Biblia" - Dios. :D
****
Tres cosas que hare el día de hoy:
Estar en la pc
Ver TV
leer la Biblia, orar.
****
Pasar esta etiqueta a 5 Blogs amigos
para saber sus tres cosas preferidas.
y Son:
Vicente
Andy
Maysu
Queen B.
Viviana
Santiago, Lucas, Alexa
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"el alquimista" - Paulo Coelho.
"Las crónicas de Narnia: el caballo y el muchacho" C.S Lewis
"la Biblia" - Dios. :D
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Andy
Maysu
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agosto 17, 2009
Conversión. Cap 7 (parte 4)
Lo miré esperando. Sí. Quizás no debía haberle dicho eso tan de pronto, pero es que no pude callarme, no pude detenerme, simplemente no pude.
Estaba muy convencida de que él podía hacer eso.
- Escucha…-empezó a decir. Sabía que intentaba hacerlo de una manera calmada, suave, incluso dulce si se puede, pero su tono era duro, intentando no parecer duro. Era extraño-, no es tan así como leer mentes. Yo puedo sentir lo que otras personas sienten…y eso implica saber lo que no dicen. También escucho lo que las personas piensan, a veces-rió-. Solo cuando me dejan hacerlo, inconcientemente, claro. Cualquiera puede esconder sus pensamientos de mí.
- ¿has escuchado lo que yo pienso, alguna vez?
Lucas me sonrió.
En ese momento, supe que mi cara se había tornado roja, azul, verde, amarilla, de todos los colores habidos y por haber. Recordé entonces cada cosa que había pensado desde que nos reencontramos. Mala idea, mala idea.
- Tú no piensas-dijo, riendo-. Tú gritas dentro de tu cabeza. Es imposible no escucharte.
- Por Dios-susurré.
Empecé a dar vueltas por toda la habitación, consternada, preocupada. ¿lo que pensé hacía nada? El hecho de estar discutiendo dentro de mi cabeza el estar con Lucas o no era…por Dios, no.
- Díselo-le dijo Jesús a Lucas.
- Jesús me ha prohibido sentir lo que sientes, oír lo que piensas, saber cosas de ti que nadie sabe-dijo Lucas, un poco frustrado-. Yo pienso que no es justo, pero no lo cuestiono. Seguro que tiene sus razones para hacerlo. Lo cierto es que mi don me lo han desactivado en lo que a ti se refiere.
- Oh…-dije, un poco sin saber qué iba a decir-. Bien. Genial.
- Y tengo permitido usarlo únicamente cuando alguien necesita mi ayuda. Claro que ahora no sabré si tú necesitas mi ayuda.
- Tengo a Jesús para ayudarme, por eso no es necesario que lo sepas-repliqué.
Se sentía genial ser de alguna forma inalcanzable para Lucas. Sonreí en mis adentros. Sabía que estaba mal pensar esas cosas. Pero que Lucas no pudiese escuchar lo que yo pensaba, o sentir lo que sentía o saber cosas que nadie más sabía, era un gran alivio.
La voz de Jesús sonó en mi cabeza, diciendo: “Es por eso mismo que se lo impedí. Pero cuando lo descubra, todo será como antes”
O sea, que tenía que impedir a toda costa que Lucas descubriera que… ¿Qué no tenía que descubrir Lucas para que su don no se activara conmigo?
Quizás es algo que tengo que descubrir por mí misma. Miré a Jesús en busca de respuestas. Él solo asintió una vez, en silencio.
Como siempre, ni una ayudadita. Pero así estaba bien. Así estaba bien, porque Jesús tuvo razón en todo. Cada cosa que no me dijo, la descubrí a su tiempo y él estuvo ahí para explicármela, aunque no visible, pero sé que estuvo ahí.
Lucas ya no sostenía mi mano. Agradecí eso, porque el contacto de su mano con la mía ya casi me estaba quemando.
No quemando de la mala manera, sino quemando como…bueno, como quién se sonrojaría solamente con una mirada y que con el tacto se infartaría. No quería que eso me pasara a mí.
Ya va. ¿no quería que qué me pasara a mí?
Quizás ya me estaba pasando y…no. No podía pasarme. No podía permitir que me pasara, porque sería un completo error. Además, Jesús acababa de decir que no era el tiempo y…
Pero, ¿Cómo puedo controlar esa parte de mí? Yo…no… ¡Rayos!
Quizá ya era el momento de estar a solas con Jesús.
Pero…no podía decírselo a Lucas. Decirle, “debes irte, Lucas. Hablaré con Jesús sobre ti, por lo que no debes estar presente”. No podía.
Entonces, supe que Jesús lo haría por mí.
“En un momento” le dije mentalmente. Sabía que él podía escucharme y que Lucas no.
Solo me quedé mirando a Lucas. Él no se percató.
Sentí como las lágrimas estaban a punto de brotar de mis mejillas. Era Lucas. ¡Lucas!
Supe que era tiempo de que él se fuera y que Jesús no se lo diría en voz alta.
Lucas se levantó.
- Debo irme-anunció. Yo solo asentí-. ¿vas a llorar de nuevo?-preguntó. Yo negué con la cabeza. Él me abrazó-. Claro que sí. Te conozco.
- Estaré bien-le aseguré. No estaba segura de eso, pero él debía irse.
Lucas besó mi frente y se dispuso a salir por la ventana.
- ¿Saldrás por la ventana?-exclamé.
- Claro…
- ¡Sal por la puerta!
- Estaré bien-tampoco estaba seguro de eso, o era yo quién no lo estaba, pero se fue. No cerré la ventana y corrí la cortina hasta que lo vi seguro en su habitación.
Entonces, sí empecé a llorar.
- ¿Por qué tiene que hacer todo más difícil?-sollocé.
Jesús sabía de lo que estaba hablando.
- Sé que no debo…no es mi tiempo…no…-estaba cerca de la desesperación-. ¿Por qué? ¿Por qué Lucas?
- Hacer esas preguntas únicamente te hace insensata. Acepta las pruebas que vengan, sin cuestionar la razón. Limítate solamente a superarlas.
- Lo veo todos los días-dije-. No será fácil.
- Nunca he dicho que lo será.
En eso tenía razón.
Corto, creo!
Estaba muy convencida de que él podía hacer eso.
- Escucha…-empezó a decir. Sabía que intentaba hacerlo de una manera calmada, suave, incluso dulce si se puede, pero su tono era duro, intentando no parecer duro. Era extraño-, no es tan así como leer mentes. Yo puedo sentir lo que otras personas sienten…y eso implica saber lo que no dicen. También escucho lo que las personas piensan, a veces-rió-. Solo cuando me dejan hacerlo, inconcientemente, claro. Cualquiera puede esconder sus pensamientos de mí.
- ¿has escuchado lo que yo pienso, alguna vez?
Lucas me sonrió.
En ese momento, supe que mi cara se había tornado roja, azul, verde, amarilla, de todos los colores habidos y por haber. Recordé entonces cada cosa que había pensado desde que nos reencontramos. Mala idea, mala idea.
- Tú no piensas-dijo, riendo-. Tú gritas dentro de tu cabeza. Es imposible no escucharte.
- Por Dios-susurré.
Empecé a dar vueltas por toda la habitación, consternada, preocupada. ¿lo que pensé hacía nada? El hecho de estar discutiendo dentro de mi cabeza el estar con Lucas o no era…por Dios, no.
- Díselo-le dijo Jesús a Lucas.
- Jesús me ha prohibido sentir lo que sientes, oír lo que piensas, saber cosas de ti que nadie sabe-dijo Lucas, un poco frustrado-. Yo pienso que no es justo, pero no lo cuestiono. Seguro que tiene sus razones para hacerlo. Lo cierto es que mi don me lo han desactivado en lo que a ti se refiere.
- Oh…-dije, un poco sin saber qué iba a decir-. Bien. Genial.
- Y tengo permitido usarlo únicamente cuando alguien necesita mi ayuda. Claro que ahora no sabré si tú necesitas mi ayuda.
- Tengo a Jesús para ayudarme, por eso no es necesario que lo sepas-repliqué.
Se sentía genial ser de alguna forma inalcanzable para Lucas. Sonreí en mis adentros. Sabía que estaba mal pensar esas cosas. Pero que Lucas no pudiese escuchar lo que yo pensaba, o sentir lo que sentía o saber cosas que nadie más sabía, era un gran alivio.
La voz de Jesús sonó en mi cabeza, diciendo: “Es por eso mismo que se lo impedí. Pero cuando lo descubra, todo será como antes”
O sea, que tenía que impedir a toda costa que Lucas descubriera que… ¿Qué no tenía que descubrir Lucas para que su don no se activara conmigo?
Quizás es algo que tengo que descubrir por mí misma. Miré a Jesús en busca de respuestas. Él solo asintió una vez, en silencio.
Como siempre, ni una ayudadita. Pero así estaba bien. Así estaba bien, porque Jesús tuvo razón en todo. Cada cosa que no me dijo, la descubrí a su tiempo y él estuvo ahí para explicármela, aunque no visible, pero sé que estuvo ahí.
Lucas ya no sostenía mi mano. Agradecí eso, porque el contacto de su mano con la mía ya casi me estaba quemando.
No quemando de la mala manera, sino quemando como…bueno, como quién se sonrojaría solamente con una mirada y que con el tacto se infartaría. No quería que eso me pasara a mí.
Ya va. ¿no quería que qué me pasara a mí?
Quizás ya me estaba pasando y…no. No podía pasarme. No podía permitir que me pasara, porque sería un completo error. Además, Jesús acababa de decir que no era el tiempo y…
Pero, ¿Cómo puedo controlar esa parte de mí? Yo…no… ¡Rayos!
Quizá ya era el momento de estar a solas con Jesús.
Pero…no podía decírselo a Lucas. Decirle, “debes irte, Lucas. Hablaré con Jesús sobre ti, por lo que no debes estar presente”. No podía.
Entonces, supe que Jesús lo haría por mí.
“En un momento” le dije mentalmente. Sabía que él podía escucharme y que Lucas no.
Solo me quedé mirando a Lucas. Él no se percató.
Sentí como las lágrimas estaban a punto de brotar de mis mejillas. Era Lucas. ¡Lucas!
Supe que era tiempo de que él se fuera y que Jesús no se lo diría en voz alta.
Lucas se levantó.
- Debo irme-anunció. Yo solo asentí-. ¿vas a llorar de nuevo?-preguntó. Yo negué con la cabeza. Él me abrazó-. Claro que sí. Te conozco.
- Estaré bien-le aseguré. No estaba segura de eso, pero él debía irse.
Lucas besó mi frente y se dispuso a salir por la ventana.
- ¿Saldrás por la ventana?-exclamé.
- Claro…
- ¡Sal por la puerta!
- Estaré bien-tampoco estaba seguro de eso, o era yo quién no lo estaba, pero se fue. No cerré la ventana y corrí la cortina hasta que lo vi seguro en su habitación.
Entonces, sí empecé a llorar.
- ¿Por qué tiene que hacer todo más difícil?-sollocé.
Jesús sabía de lo que estaba hablando.
- Sé que no debo…no es mi tiempo…no…-estaba cerca de la desesperación-. ¿Por qué? ¿Por qué Lucas?
- Hacer esas preguntas únicamente te hace insensata. Acepta las pruebas que vengan, sin cuestionar la razón. Limítate solamente a superarlas.
- Lo veo todos los días-dije-. No será fácil.
- Nunca he dicho que lo será.
En eso tenía razón.
Corto, creo!
agosto 14, 2009
Conversión. Cap 7 (parte 3)
Inconcientemente, sacudí mi cabeza. Necesitaba borrar esa imagen.
Aunque no estaba nada mal la imagen y…
¡No! Es Lucas, ¡por todos los cielos! ¿Qué clase de persona sería si terminara fijándome en mi mejor amigo?
Ay, y que sigo hablando de eso.
No. Basta, Alexa, basta. Es suficiente. No hay ni habrá nada entre Lucas y tú. Ni hoy ni nunca.
Ay, pero… ¿Por qué no?
¡Porque no!
Genial, ahora me estaba volviendo loca. ¿Podría algo ser mejor que eso? Quiero decir, imaginarme con mi mejor amigo y además, volverme loca por eso. ¡El sueño de toda chica de quince años!
Rayos… ¿Cómo iba a concentrarme en lo que decía Jesús cuando ya me había distraído ese pensamiento?
No. Lo haría.
- ¿Cómo podemos saber quién es la persona correcta?-preguntó Lucas.
- No hay manera de saberlo-contestó Jesús-. Pero cuando llegue el momento, lo sabrás-Lucas asintió-. Ahora mismo ninguno de los dos se encuentra en su tiempo.
Lo miré extrañada.
- ¿En nuestro tiempo?-inquirí-. No entiendo…
- Si. Ninguno está en su tiempo para pensar en conocer a la persona correcta. Quizás ya la conocen, pero no deberían pensar en eso. Concéntrense en sus estudios y ser mejores de lo que ya son.
Ambos asentimos.
- ¿Saben que la amistad es algo muy importante?-nos preguntó. Ambos asentimos enérgicamente-. ¿Son ustedes dos un buen ejemplo de eso?
Ninguno supo qué responder. Yo sabía que no lo éramos.
Un día, hacía ya años, lo habríamos sido. Nuestra amistad era inigualable. Ahora vivíamos para pelear. Nada era igual y eso me dolía hasta lo más profundo.
Ambos bajamos la cabeza, avergonzados.
Me acomodé en mi cama y volteé el rostro.
- ¿Vas a llorar?-me preguntó Lucas.
Lo miré ya con lágrimas en los ojos.
¿Cómo era posible que él me hiciera llorar? ¡Tonto Lucas!
Lucas me abrazó.
- ¿Por qué estás llorando?-me susurró al oído.
Me aparté de él para mirarlo y también a Jesús.
- Pues…bueno, porque ya no somos lo que solíamos ser. Hace años habríamos respondido a esa pregunta con un “si”. Ahora no dijimos nada porque sabemos que es un “no”…y eso me duele…me duele que tú y yo no podamos ser lo que éramos antes, porque antes éramos…éramos tú y yo, Lucas.
Jesús me miraba de una manera extraña, como evaluándome. No me incomodó, tampoco, es solo que no lo supe interpretar.
Me dio la impresión de que estaba analizando la situación, mis palabras. Incluso sentí que podía ver dentro de mi corazón.
Entonces, no sé como, supe que eso era lo que estaba haciendo: viendo mi corazón. Pobre Jesús. Estaba viendo mi corazón y lo que más iba a encontrar era dolor, tristeza. Porque, la verdad, yo solo era feliz cuando él estaba cerca.
Respiré profundo.
Entonces, Lucas me miró y me secó las lágrimas. Luego, tomó mi mano.
- Podemos ser amigos de nuevo, Alexa…-ahí estaba de nuevo-. Algún día seremos los mejores amigos del mundo, de nuevo.
- Tú sigues siendo mi mejor amigo, Lucas.
Él me sonrió con dulzura.
- Si te hace sentir mejor, nunca encontré un mejor amigo tan especial como tú, ¿bien?-yo reí-. Pero no podemos esperar que sea como antes, porque tú y yo no somos como éramos antes. Como te dije, ahora nos interesan cosas diferentes…
- Claro.
Jesús nos miraba con una amplia sonrisa en el rostro. Una sonrisa como de orgullo. No sé por qué, pero era así.
- Ahora sí son un buen ejemplo de amistad-dijo, con orgullo-. Superarán cosas mayores que esta, se los aseguro. Pero estarán bien. Tú-dijo refiriéndose a mí-, no puedes sin Lucas. Al igual que Lucas no puede sin ti.
- ¿Qué significa eso?-pregunté. Lucas claramente entendía.
Él se volvió hacia mí. Quizás quería evaluar mi expresión, porque no había manera de que Lucas fuera a contestar a la pregunta.
- Ustedes deben ser como un equipo-empezó a decir Jesús-. Cuando yo no esté visible ante ti, será Lucas quien va a guiarte.
- ¿Por qué?-pregunté. Sin ánimos de ofender a Lucas ni nada.
- Lo entenderás a su tiempo-dijo solamente.
Yo asentí. Había muchas cosas que entendería a su tiempo. Solo esperaba que el tiempo de todas esas cosas fuera el mismo.
El resto del tiempo, hasta que Jesús se fue, lo pasamos conversando más que todo sobre nuestras vivencias, Lucas y yo, y si estaba en el poder de Jesús, él nos explicaba por qué. Cuando algo no estaba en su poder para explicarlo, significaba que podría hacerlo, pero no lo haría porque eso podría afectar nuestro futuro de alguna forma y que si sucedía así, íbamos a descubrirlo solos. Era básicamente algo como “no quiero arruinar la sorpresa”.
Jesús rió. Lucas lo miró un momento y luego rió también.
Entonces caí en la cuenta.
- ¡tú!-exclamé mirando a Lucas con los ojos entrecerrados-. ¡Tú lees mentes!
- Yo no leo mentes, eso es ridículo-dijo, realmente seguro de sí mismo.
- No me mientas, Lucas. Sé que lees mentes. Ya te descubrí.
- No es eso, Alexa…
- ¿entonces, qué?
- Bueno…
Aunque no estaba nada mal la imagen y…
¡No! Es Lucas, ¡por todos los cielos! ¿Qué clase de persona sería si terminara fijándome en mi mejor amigo?
Ay, y que sigo hablando de eso.
No. Basta, Alexa, basta. Es suficiente. No hay ni habrá nada entre Lucas y tú. Ni hoy ni nunca.
Ay, pero… ¿Por qué no?
¡Porque no!
Genial, ahora me estaba volviendo loca. ¿Podría algo ser mejor que eso? Quiero decir, imaginarme con mi mejor amigo y además, volverme loca por eso. ¡El sueño de toda chica de quince años!
Rayos… ¿Cómo iba a concentrarme en lo que decía Jesús cuando ya me había distraído ese pensamiento?
No. Lo haría.
- ¿Cómo podemos saber quién es la persona correcta?-preguntó Lucas.
- No hay manera de saberlo-contestó Jesús-. Pero cuando llegue el momento, lo sabrás-Lucas asintió-. Ahora mismo ninguno de los dos se encuentra en su tiempo.
Lo miré extrañada.
- ¿En nuestro tiempo?-inquirí-. No entiendo…
- Si. Ninguno está en su tiempo para pensar en conocer a la persona correcta. Quizás ya la conocen, pero no deberían pensar en eso. Concéntrense en sus estudios y ser mejores de lo que ya son.
Ambos asentimos.
- ¿Saben que la amistad es algo muy importante?-nos preguntó. Ambos asentimos enérgicamente-. ¿Son ustedes dos un buen ejemplo de eso?
Ninguno supo qué responder. Yo sabía que no lo éramos.
Un día, hacía ya años, lo habríamos sido. Nuestra amistad era inigualable. Ahora vivíamos para pelear. Nada era igual y eso me dolía hasta lo más profundo.
Ambos bajamos la cabeza, avergonzados.
Me acomodé en mi cama y volteé el rostro.
- ¿Vas a llorar?-me preguntó Lucas.
Lo miré ya con lágrimas en los ojos.
¿Cómo era posible que él me hiciera llorar? ¡Tonto Lucas!
Lucas me abrazó.
- ¿Por qué estás llorando?-me susurró al oído.
Me aparté de él para mirarlo y también a Jesús.
- Pues…bueno, porque ya no somos lo que solíamos ser. Hace años habríamos respondido a esa pregunta con un “si”. Ahora no dijimos nada porque sabemos que es un “no”…y eso me duele…me duele que tú y yo no podamos ser lo que éramos antes, porque antes éramos…éramos tú y yo, Lucas.
Jesús me miraba de una manera extraña, como evaluándome. No me incomodó, tampoco, es solo que no lo supe interpretar.
Me dio la impresión de que estaba analizando la situación, mis palabras. Incluso sentí que podía ver dentro de mi corazón.
Entonces, no sé como, supe que eso era lo que estaba haciendo: viendo mi corazón. Pobre Jesús. Estaba viendo mi corazón y lo que más iba a encontrar era dolor, tristeza. Porque, la verdad, yo solo era feliz cuando él estaba cerca.
Respiré profundo.
Entonces, Lucas me miró y me secó las lágrimas. Luego, tomó mi mano.
- Podemos ser amigos de nuevo, Alexa…-ahí estaba de nuevo-. Algún día seremos los mejores amigos del mundo, de nuevo.
- Tú sigues siendo mi mejor amigo, Lucas.
Él me sonrió con dulzura.
- Si te hace sentir mejor, nunca encontré un mejor amigo tan especial como tú, ¿bien?-yo reí-. Pero no podemos esperar que sea como antes, porque tú y yo no somos como éramos antes. Como te dije, ahora nos interesan cosas diferentes…
- Claro.
Jesús nos miraba con una amplia sonrisa en el rostro. Una sonrisa como de orgullo. No sé por qué, pero era así.
- Ahora sí son un buen ejemplo de amistad-dijo, con orgullo-. Superarán cosas mayores que esta, se los aseguro. Pero estarán bien. Tú-dijo refiriéndose a mí-, no puedes sin Lucas. Al igual que Lucas no puede sin ti.
- ¿Qué significa eso?-pregunté. Lucas claramente entendía.
Él se volvió hacia mí. Quizás quería evaluar mi expresión, porque no había manera de que Lucas fuera a contestar a la pregunta.
- Ustedes deben ser como un equipo-empezó a decir Jesús-. Cuando yo no esté visible ante ti, será Lucas quien va a guiarte.
- ¿Por qué?-pregunté. Sin ánimos de ofender a Lucas ni nada.
- Lo entenderás a su tiempo-dijo solamente.
Yo asentí. Había muchas cosas que entendería a su tiempo. Solo esperaba que el tiempo de todas esas cosas fuera el mismo.
El resto del tiempo, hasta que Jesús se fue, lo pasamos conversando más que todo sobre nuestras vivencias, Lucas y yo, y si estaba en el poder de Jesús, él nos explicaba por qué. Cuando algo no estaba en su poder para explicarlo, significaba que podría hacerlo, pero no lo haría porque eso podría afectar nuestro futuro de alguna forma y que si sucedía así, íbamos a descubrirlo solos. Era básicamente algo como “no quiero arruinar la sorpresa”.
Jesús rió. Lucas lo miró un momento y luego rió también.
Entonces caí en la cuenta.
- ¡tú!-exclamé mirando a Lucas con los ojos entrecerrados-. ¡Tú lees mentes!
- Yo no leo mentes, eso es ridículo-dijo, realmente seguro de sí mismo.
- No me mientas, Lucas. Sé que lees mentes. Ya te descubrí.
- No es eso, Alexa…
- ¿entonces, qué?
- Bueno…
agosto 12, 2009
Gracias.
agosto 11, 2009
Conversión. Cap 7 (parte 2)
Jesús y Lucas cruzaron una mirada que no supe interpretar. Quizás sí pasaba algo conmigo. Y ese algo tenía que ver con Lucas. Era él quien me ponía nerviosa. Era su culpa.
Y obviamente, Jesús sabía qué me pasaba. Quizás era una buena idea que Lucas se fuera, así yo podría hablar con Jesús a solas y más cómodamente. Pero no podía pedirle que se fuera, cuando antes le había pedido que se quedara. No. Tenía que aguantar la presencia de Lucas en mi habitación un rato más. Además, ¿Qué daño verdadero me podía hacer? Quiero decir, era Lucas. Y, pensándolo bien, estaba actuando de una manera realmente tonta, era solo Lucas, mi mejor amigo de la infancia, Lucas. Mi vecino Lucas. Y, según Jesús, a quién yo amaba.
A quién yo amaba…amo…amaba…
No, eso es ridículo. ¿Yo, amar a Lucas? ¿A “ese” Lucas?
Reprimí una risa. Es que me resultaba demasiado ridículo. ¿Yo? ¿Enamorada de Lucas? Cuando los cerdos vuelen.
Instintivamente, dirigí mi mirada a la ventana con demasiada rapidez. Ningún cerdo volando. Luego dejé escapar un suspiro de alivio.
Ambos, Jesús y Lucas, me miraron. Jesús me miraba sonriente y Lucas me miraba con expresión de “esta chica está loca. Le falta un tornillo. ¿Será que se pega?”, algo que era bastante típico en él.
Fulminé a Lucas con la mirada, al tiempo que me sonrojaba porque sabía muy bien que Jesús sabía lo que yo estaba pensando.
Aunque, si era así, quizás él mismo le diría a Lucas que se fuera.
Miré a Jesús, esperando una respuesta. Negó con la cabeza, muy disimuladamente.
Que mal.
En todo caso, me senté junto a él y esperé que hablara.
Lucas se sentó junto a mí. ¿es que tenía que torturarme?
Me puse a analizar un poco la situación: cuando estábamos en la ventana, Lucas y yo actuábamos completamente normal, pero ahora yo…yo no actuaba normal.
- Entonces-dijo Jesús-. ¿Quieres saber del amor?
- ¡no!-exclamé, no sé por qué.
- Hey…yo quiero saber del amor-protestó Lucas.
¿Qué pasaba conmigo? Yo no actuaba de esa manera. Quiero decir, esa no era yo. O era una nueva yo que no conocía, pero de todas formas, era demasiado extraño.
- Pues, puedes preguntarle en tus sesiones individuales con él-espeté.
Entonces, me pregunté por qué quería Jesús hablar del amor. Pensé que había quedado claro la última vez. No necesitaba repetir todo lo que ya había dicho.
Pero veía en el rostro de Lucas que realmente quería saber sobre el tema, razón por la cual me resigné.
No debía ser egoísta. Eso sin mencionar que esa charla con Jesús sobre el amor, me encantó. Sí quería saber más, solo que no con Lucas presente.
- “Las muchas aguas no podrán apagar el amor ni lo ahogarán los ríos…”-decía Jesús.
- Cantares 8:7-dijo Lucas.
Jesús le sonrió y asintió.
- ¿Es eso cierto?-inquirí-. Quiero decir, no soy tonta, sé que es una metáfora. Pero se refiere a que nada puede destruir el amor. ¿Es cierto eso?
- Lo es-dijeron Jesús y Lucas al unísono.
De Jesús, honestamente, me lo esperaba. Pero no de Lucas.
Era increíble saber que Lucas pensaba en el amor de esa forma…como algo eterno. Me pregunté si yo algún día pensaría sobre el amor así.
- Lo harás-me aseguró Jesús.
Yo lo miré, sonreí y estoy segura de que me sonrojé.
- Esto es frustrante-murmuró Lucas.
- ¿Dejarías de quejarte, por favor?-le dije-. No entiendo como es que ahora quieres saber lo que pienso. Estoy segura de que antes no has tenido problema para deducirlo.
- ¿Qué quieres decir?
- No soy estúpida, Lucas. Me he dado cuenta que tienes tendencia a saber lo que la gente piensa. Más bien a intuirlo. O quizás es que me conoces demasiado bien…no sé…
Lucas miró a Jesús, como en busca de respuestas. Jesús no se movía para nada, Lucas tampoco. Sí que era frustrante.
Genial. Ahora me compadecía de Lucas.
- ¿podemos continuar el tema sobre el amor?-preguntó Lucas.
Yo asentí.
- ¿Saben lo que es el amor al prójimo?-nos preguntó. Ambos asentimos-. ¿Creen ustedes que lo tienen?
- Siento honesta, yo creo que yo no.
- No por todo el mundo-confesó Lucas-. Se me hace difícil amar a un criminal como a mí mismo. Pero al menos me abstengo de odiar.
Jesús asintió.
Noté que Lucas se expresaba muy bien.
- Quisiera hablarles de una clase diferente de amor-continuó Jesús-. Cuando se ama se pasa a ser uno solo, ¿lo saben?-asentimos. Al menos, yo lo sabía porque él me lo había dicho la vez pasada-. Excelente. Pero eso pasa únicamente cuando el amor es verdadero. Cuando has encontrado a la persona que es enviada para ti, entre ustedes no debe haber secretos, ni discordias, contiendas o nada que se le parezca. Deben ser como una jarra de cristal: transparente, pura, verdadera, pero frágil. Siempre son frágiles. Así que, cuando ambos sean una jarra de cristal con quién sea que sea su elegido y elegida, procuren cuidarlos como se cuidan a ustedes mismo. Como jarras de cristal, ustedes no quieren que los rompan. Tampoco ellos quieren que los rompan, porque son cristal. ¿Saben que muchas veces el cristal resulta único, según el deleite de cada quién?-asentimos, de nuevo. Eso lo entendía. Mi cristal no sería tan hermoso para Lucas, por ejemplo, como para mí, porque era mío-. Bueno, ustedes son un cristal único para alguien, y alguien lo será para ustedes. Pero cuando el cristal se rompe, es todo. Nunca vuelve a ser el mismo, porque por mucho que intentes repararlo, habrá una pieza perdida, quedarán grietas y con el tiempo, se volverá a romper.
Yo lo miraba con la boca abierta del asombro.
La manera de expresarse que tenía Jesús era tal que causaba un asombro inmenso en mí. Era increíble, pero a la vez tan creíble que dejaba a uno con la boca abierta, justo como me encontraba yo entonces.
Lucas solo lo miraba pensativo. Por supuesto. Lucas ya estaba acostumbrado a esa forma de hablar, pero yo no.
Y, entonces, de pronto, imaginé a Lucas siendo mi cristal. Que locura. ¿Por qué?
Y obviamente, Jesús sabía qué me pasaba. Quizás era una buena idea que Lucas se fuera, así yo podría hablar con Jesús a solas y más cómodamente. Pero no podía pedirle que se fuera, cuando antes le había pedido que se quedara. No. Tenía que aguantar la presencia de Lucas en mi habitación un rato más. Además, ¿Qué daño verdadero me podía hacer? Quiero decir, era Lucas. Y, pensándolo bien, estaba actuando de una manera realmente tonta, era solo Lucas, mi mejor amigo de la infancia, Lucas. Mi vecino Lucas. Y, según Jesús, a quién yo amaba.
A quién yo amaba…amo…amaba…
No, eso es ridículo. ¿Yo, amar a Lucas? ¿A “ese” Lucas?
Reprimí una risa. Es que me resultaba demasiado ridículo. ¿Yo? ¿Enamorada de Lucas? Cuando los cerdos vuelen.
Instintivamente, dirigí mi mirada a la ventana con demasiada rapidez. Ningún cerdo volando. Luego dejé escapar un suspiro de alivio.
Ambos, Jesús y Lucas, me miraron. Jesús me miraba sonriente y Lucas me miraba con expresión de “esta chica está loca. Le falta un tornillo. ¿Será que se pega?”, algo que era bastante típico en él.
Fulminé a Lucas con la mirada, al tiempo que me sonrojaba porque sabía muy bien que Jesús sabía lo que yo estaba pensando.
Aunque, si era así, quizás él mismo le diría a Lucas que se fuera.
Miré a Jesús, esperando una respuesta. Negó con la cabeza, muy disimuladamente.
Que mal.
En todo caso, me senté junto a él y esperé que hablara.
Lucas se sentó junto a mí. ¿es que tenía que torturarme?
Me puse a analizar un poco la situación: cuando estábamos en la ventana, Lucas y yo actuábamos completamente normal, pero ahora yo…yo no actuaba normal.
- Entonces-dijo Jesús-. ¿Quieres saber del amor?
- ¡no!-exclamé, no sé por qué.
- Hey…yo quiero saber del amor-protestó Lucas.
¿Qué pasaba conmigo? Yo no actuaba de esa manera. Quiero decir, esa no era yo. O era una nueva yo que no conocía, pero de todas formas, era demasiado extraño.
- Pues, puedes preguntarle en tus sesiones individuales con él-espeté.
Entonces, me pregunté por qué quería Jesús hablar del amor. Pensé que había quedado claro la última vez. No necesitaba repetir todo lo que ya había dicho.
Pero veía en el rostro de Lucas que realmente quería saber sobre el tema, razón por la cual me resigné.
No debía ser egoísta. Eso sin mencionar que esa charla con Jesús sobre el amor, me encantó. Sí quería saber más, solo que no con Lucas presente.
- “Las muchas aguas no podrán apagar el amor ni lo ahogarán los ríos…”-decía Jesús.
- Cantares 8:7-dijo Lucas.
Jesús le sonrió y asintió.
- ¿Es eso cierto?-inquirí-. Quiero decir, no soy tonta, sé que es una metáfora. Pero se refiere a que nada puede destruir el amor. ¿Es cierto eso?
- Lo es-dijeron Jesús y Lucas al unísono.
De Jesús, honestamente, me lo esperaba. Pero no de Lucas.
Era increíble saber que Lucas pensaba en el amor de esa forma…como algo eterno. Me pregunté si yo algún día pensaría sobre el amor así.
- Lo harás-me aseguró Jesús.
Yo lo miré, sonreí y estoy segura de que me sonrojé.
- Esto es frustrante-murmuró Lucas.
- ¿Dejarías de quejarte, por favor?-le dije-. No entiendo como es que ahora quieres saber lo que pienso. Estoy segura de que antes no has tenido problema para deducirlo.
- ¿Qué quieres decir?
- No soy estúpida, Lucas. Me he dado cuenta que tienes tendencia a saber lo que la gente piensa. Más bien a intuirlo. O quizás es que me conoces demasiado bien…no sé…
Lucas miró a Jesús, como en busca de respuestas. Jesús no se movía para nada, Lucas tampoco. Sí que era frustrante.
Genial. Ahora me compadecía de Lucas.
- ¿podemos continuar el tema sobre el amor?-preguntó Lucas.
Yo asentí.
- ¿Saben lo que es el amor al prójimo?-nos preguntó. Ambos asentimos-. ¿Creen ustedes que lo tienen?
- Siento honesta, yo creo que yo no.
- No por todo el mundo-confesó Lucas-. Se me hace difícil amar a un criminal como a mí mismo. Pero al menos me abstengo de odiar.
Jesús asintió.
Noté que Lucas se expresaba muy bien.
- Quisiera hablarles de una clase diferente de amor-continuó Jesús-. Cuando se ama se pasa a ser uno solo, ¿lo saben?-asentimos. Al menos, yo lo sabía porque él me lo había dicho la vez pasada-. Excelente. Pero eso pasa únicamente cuando el amor es verdadero. Cuando has encontrado a la persona que es enviada para ti, entre ustedes no debe haber secretos, ni discordias, contiendas o nada que se le parezca. Deben ser como una jarra de cristal: transparente, pura, verdadera, pero frágil. Siempre son frágiles. Así que, cuando ambos sean una jarra de cristal con quién sea que sea su elegido y elegida, procuren cuidarlos como se cuidan a ustedes mismo. Como jarras de cristal, ustedes no quieren que los rompan. Tampoco ellos quieren que los rompan, porque son cristal. ¿Saben que muchas veces el cristal resulta único, según el deleite de cada quién?-asentimos, de nuevo. Eso lo entendía. Mi cristal no sería tan hermoso para Lucas, por ejemplo, como para mí, porque era mío-. Bueno, ustedes son un cristal único para alguien, y alguien lo será para ustedes. Pero cuando el cristal se rompe, es todo. Nunca vuelve a ser el mismo, porque por mucho que intentes repararlo, habrá una pieza perdida, quedarán grietas y con el tiempo, se volverá a romper.
Yo lo miraba con la boca abierta del asombro.
La manera de expresarse que tenía Jesús era tal que causaba un asombro inmenso en mí. Era increíble, pero a la vez tan creíble que dejaba a uno con la boca abierta, justo como me encontraba yo entonces.
Lucas solo lo miraba pensativo. Por supuesto. Lucas ya estaba acostumbrado a esa forma de hablar, pero yo no.
Y, entonces, de pronto, imaginé a Lucas siendo mi cristal. Que locura. ¿Por qué?
agosto 10, 2009
Y otro premio mas!!
Manual del Guerrero de la luz.
Todos los caminos del mundo llevan hasta el corazón del guerrero; él se zambulle sin vacilar en el río de las pasiones que siempre corre por su vida.
El guerrero sabe que es libre para elegir lo que desee; sus decisiones son tomadas con valor, desprendimiento y - a veces - con una cierta dosis de locura.
Acepta sus pasiones y las disfruta intensamente. Sabe que no es necesario renunciar al entusiasmo de las conquistas; ellas forman parte de la vida y alegran a todos los que en ellas participan.
Pero jamás pierde de vista las cosas duraderas, y los lazos creados con solidez a través del tiempo.
Un guerrero sabe distinguir lo que es pasajero de lo que es definitivo.
SEAMOS GUERREROS DE LA LUZ!
El guerrero sabe que es libre para elegir lo que desee; sus decisiones son tomadas con valor, desprendimiento y - a veces - con una cierta dosis de locura.
Acepta sus pasiones y las disfruta intensamente. Sabe que no es necesario renunciar al entusiasmo de las conquistas; ellas forman parte de la vida y alegran a todos los que en ellas participan.
Pero jamás pierde de vista las cosas duraderas, y los lazos creados con solidez a través del tiempo.
Un guerrero sabe distinguir lo que es pasajero de lo que es definitivo.
SEAMOS GUERREROS DE LA LUZ!
LLUVIA DE PREMIOS!
MUCHIIISIMAS GRACIAS A VIVIANA Y JEZIK POR ESTOS PREMIOS!
http://ezvvastar.blogspot.com/
Premio tentasión.
1.- Mostrar este premio en tu blog: Check! :D
2.- Agradecer a la persona que te lo ortorgo: Graciaaaas Vivianaa!!!:D
3.- Decir tus mayores tentasiones: hmm...el chocolate! y ver chicos lindos!
4.- Decir tus peores tensaciones: jajaja el chocolate y ver chicos lindos, tmb!:D Toda tentasion es mala!
5.- Otorgar el premio a los blogs que quieras y explicar xq te tientan: jeje bueno, me tientan porque sus historias son lo maximo, soy adictas a ellas!
a Vicente!
a Viviana
a Andy!
a Marianux!
a Maysu!
a Queen B!(L)
Premio narcisista
Premio delirium.
1.- Mostrar este premio en el blog.
2.- Agradecer a la persona que te lo otorgo: gracias viviana!!!
3.- decir tu mayor delirio, o tus delirios: leer, escribir, musica clasica, inglaterra...jeje tantos, tantos!
4.- decir tu peor delirio: mi peor delirio...jaja inglaterra!!! es que anhelo taaaaaanto iir!!! Snif.
5.- otorgarlo a los blogs que te hacen delirar y explicar xq: bueno, por eso mismo, porque me hacen delirar!!
a vicente: porque me hace delirar con sus historias..jaja una para bueno, otro para malo, que mas da! el premio es para ti, cuñis!
a Andy
a Marianux
a Viviana
a Maysu
a Queen b.
Premio Familia.
Gracias Viviana!:D
Premio bipolar.
Gracias viviana!
Premio amistad
Gracias viviana y jezik!!!:D
Premio amante literario.
gracias viviana!
premio este blog es una joya
gracias viviana
Premio one lovely blog
gracias viviana
Premio novela.
graaacias Jesik!!!!!
http://ezvvastar.blogspot.com/
Premio tentasión.
1.- Mostrar este premio en tu blog: Check! :D
2.- Agradecer a la persona que te lo ortorgo: Graciaaaas Vivianaa!!!:D
3.- Decir tus mayores tentasiones: hmm...el chocolate! y ver chicos lindos!
4.- Decir tus peores tensaciones: jajaja el chocolate y ver chicos lindos, tmb!:D Toda tentasion es mala!
5.- Otorgar el premio a los blogs que quieras y explicar xq te tientan: jeje bueno, me tientan porque sus historias son lo maximo, soy adictas a ellas!
a Vicente!
a Viviana
a Andy!
a Marianux!
a Maysu!
a Queen B!(L)
Premio narcisista
Premio delirium.
1.- Mostrar este premio en el blog.
2.- Agradecer a la persona que te lo otorgo: gracias viviana!!!
3.- decir tu mayor delirio, o tus delirios: leer, escribir, musica clasica, inglaterra...jeje tantos, tantos!
4.- decir tu peor delirio: mi peor delirio...jaja inglaterra!!! es que anhelo taaaaaanto iir!!! Snif.
5.- otorgarlo a los blogs que te hacen delirar y explicar xq: bueno, por eso mismo, porque me hacen delirar!!
a vicente: porque me hace delirar con sus historias..jaja una para bueno, otro para malo, que mas da! el premio es para ti, cuñis!
a Andy
a Marianux
a Viviana
a Maysu
a Queen b.
Premio Familia.
Gracias Viviana!:D
Premio bipolar.
Gracias viviana!
Premio amistad
Gracias viviana y jezik!!!:D
Premio amante literario.
gracias viviana!
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gracias viviana
Premio one lovely blog
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Premio novela.
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