agosto 30, 2009

Solo por decirlo.

Alce la mano el que realmente ha pensado en lo que Jesucristo dio por nosotros.
Wow. Yo no la alzo. No la alzo porque muy poco pienso en ello. Tanto así que hoy tuve que pedirle que nunca me dejara olvidarlo.
Si. Porque el día que yo olvide que Cristo dio su vida para salvar la mía...bueno, noo quiero pensar en cuanto lloraré.
Mi Dios es demasiado grande, demasiado hermoso.
Les comento: hoy en la iglesia, el pastor estaba hablando sobre "como impedir los pensamientos negativos", porque todos saben que uno se constituye por lo que piensa.
En odo caso, el mensaje estuvo tremendo. Nos dieron 4 pasos:
1.- Escuchar lo que Dios piensa de mi.
2.- Asumir que somos siervos de Dios.
3.- Sentirnos escogidos por Dios.
4.- Depender de Dios.
Esos son los cuatro pasos para vencer los pensamientos negativos.
Yo he tenido muchos de esos. Los mas recientes fueron pensamientos de anorexia. A Dios no le gusta la anorexia, pero es cierto. Sí lo pensé, pensé en dejar de comer, pensé que estaba demasiado gorda(no soy una miss tampoco, pero ustedes entienden). Todo eso está mal. Y, algo que ya sabía, era satanás hablandole a mi mente y yo como fui lo bastante tonta, acepté los pensamientos. Ustedes dirán "pero hay que ver que esta si es estúpida, ¿como se le ocurre?". Y sí, soy estúpida, por dejar que esos pensamientos llegaran a mi. Pero hoy digo basta. Digo basta porque Dios me ha llamado, me ha dicho "lo que yo tengo para ti, no lo tengo para nadie más". Porque incluso cuando El sabe que no soy perfecta-y que estoy lejos de serlo-, El ha decido escogerme a mí. ¡Pero que grande es mi Dios!
En todo caso, yo no me sentía elegida. Me sentía como una más del montón, otra cristiana más. Nada más. Solo eso.
Pero entonces, el pastor llamó a aquellos que tenían un corazón del montón, que no sentían especiales, que no se sentían elegidos. Yo fui la primera que pasó. Porque lo sabía, no tuve que pensar si me sentía de esa forma, simplemente lo sabía.
Entonces, el pastor oró por nosotros y nos dijo: "Ahí, con los ojos cerrados, vean a una multitud, ustedes están en esa multitud. Y viene Dios y se acerca a ustedes, los llamá por su nombre...María José..." El pastor me puso una mano en el hombro, oró por mi rápidamente. Yo sentí un sobresalto en el corazón cuando dijo mi nombre, y era el mío porque en toda la iglesia, no hay otra María José.
El sobresalto fue en parte, porque antes de eso, había hecho lo mismo con toda la iglesia. Y el pastor empezó a decir nombres y el primero que dijo fue "María". También sentí un sobresalto entonces, y lo siento ahora.
Volviendo a donde iba, pensé que el pastor diría varios nombres, porque luego se dirigió a mi hermana y yo estaba esperando que dijera "María de los Angeles". Pero nunca lo hizo, y el único nombre que fue pronunciado ahí fue el mío. Lloré mucho, porque no me sentía importante, no me sentía elegida. Pero eso hoy se acabó, porque estoy convencida de que Dios me ha elegido. Mi hermoso Dios me ha elegido y me ha entregado a una generación de conquista en las manos. Yo y mi descendencia conquistaremos mi país, y luego los paises de todo el mundo, para la Gloria d Dios.



P.D: JADAI FABIANA, BIENVENIDA AL MUNDO. QUE BEBE MAS BENDECIDA. NO TE CONOZCO Y YA TE AMO. LA IGLESIA ENTERA TE BENDICE.

agosto 29, 2009

Como no tenía nada más que hacer...

No podía entender cómo. Solo, por muy tonto que pudiese sonar, entendía que era así.
El amor es un arma peligrosa. Puede derrotar hasta al más fuerte de los guerreros. Recuerden a Sansón. Lo dio todo por lo que él pensaba que era amor. Era el hombre más fuerte que ha existido en toda la historia del mundo, y una mujer logró debilitarlo con sus encantos. Pero esa es una historia diferente y no tiene nada que ver conmigo. No tendría por qué tener algo que ver conmigo. Yo soy distinta, mi situación es distinta.
Tiré la puerta de mi habitación y me dispuse a llorar.
“el amor es sufrido…” vino a mi mente. Era Dios hablándome. Y tenía razón. Lo es. Es sufrido y quizás no debería. Pero, ¿Qué iba a saber yo? Soy una muchacha. No tengo experiencia en nada de esto y no soy lo suficientemente madura para afrontar los dilemas adolescentes a los que tendré que enfrentarme.
Sus palabras bonitas venían a mí como susurros del viento. Eran hermosas, pero dolientes a la vez. Se oían reales, pero yo sabía que eran mentira. Solo era…eso. No importaba ya. Sus encantos debía quedar en el olvido y yo debía concentrarme en otras cosas. Quizás debería resolver algún misterio algún día de mi vida. Da igual. No me interesa. No me interesa nada que tenga que ver con él.
¿Cómo empezó todo? Bueno…
- Los sonetos de Shakespeare, ¿eh?-me dijo, cuando vio el libro que sostenía cuidadosamente en mis manos. Luego, su vista se posó en el libro que estaba a mi lado, el que había estado leyendo con anterioridad, antes de querer leer un poco de poesía-.Y…El Laberinto de la Rosa-yo asentí-. “Solo cinco minutos más hasta el final del arco iris”-citó. Última frase del capítulo 23, dicha por Alex. Curioso, se llamaba Alex, igual que él-. ¿Cuál es tu soneto favorito?
- Emmm… es difícil decidir, la verdad.
- ¡Vamos, tiene que haber uno!-exclamó, sonriente.
En realidad, sí había uno…
- El soneto 54-dije, tímidamente.
- “Oh, cuánta la Belleza parece más hermosa,
¡Por el dulce ornamento que la verdad le presta!
Vemos la bella rosa y aún más se considera,
Por el dulce perfume que dentro de ella vive
Tiene el escaramujo tintes en su capullo,
Como la perfumada tintura de la rosa,
Y espinas semejantes, que juegan su contento,
Cuando el verano abre sus ocultos pimpollos.
Más dado que su mérito es sólo su apariencia,
Viven sin ser pedidos y abandonados mueren,
Marchitos por sí solos. No es su caso la rosa,
Pues de su dulce muerte, se hacen suaves perfumes.
Así de vos, hermoso y mi adorable joven,
Al morir, tu virtud, destilará en mi verso.”
Las palabras salían de sus labios al recitar de una manera escandalosamente dulce. No sé como lo logra.
Luché por mantener mi respiración a un ritmo respetable. No podía dejar que él viera como híper ventilaba mientras él susurraba suavemente las palabras de Shakespeare, como la brisa de verano que sacude las olas del mar: suave.
Puede decirse que en ese momento no sentía nada por él. Pero cualquier chico que llegue a mi luciendo ridículamente guapo, me traspase con sus ojos azules y recite mi soneto favorito de Shakespeare, merece al menos una respiración dificultosa de mi parte.
Ese día nos hicimos amigos, aunque éramos dos polos opuestos.
Él era pulcro en todos los aspectos, incluso su cabello permanecía perfecto todo el día de clases. Yo era lo contrario a eso, ni siquiera me molestaba en peinarme de verdad cuando iba a la escuela. Era un fastidio, la verdad.
El uniforme de Alex siempre estaba impecable. La camisa por dentro, el cinturón del color que era, el pantalón perfectamente planchado y los zapatos siempre pulidos.
Yo era lo contrario: la camisa por fuera y por dentro, al mismo tiempo, el pantalón raramente planchado, los zapatos manchados y no llevaba cinturón. Era una rebelde. Como esos artistas que no respetan las reglas. Aunque las únicas reglas que no respetaba eran las del uniforme. Raramente los profesores sabían cuando yo estaba en el salón, porque no hacía ni el más mínimo ruido. Algunos incluso intentaban provocarme, porque era la única alumna a la que jamás debían llamarle la atención, pues les daba igual si llevaba el uniforme que era o no. Y mucho menos si mi cabello estaba bien arreglado.
Casi todos los días Alex me acompañaba a comer. Digo casi, porque si círculo social es más amplio que solo la ermitaña de la escuela. Él es popular, y estar con él me hacía popular a veces, pero yo no era gran fan de eso. No me gustaba que las niñas me miraran como un modelo a seguir, solo por esperar que Alex las mirara. Daban pena las pobres.
- ¿Qué harías si de pronto llega alguien que te quiere dar un premio?-me preguntó un día mientras caminábamos a la cafetería.
- ¿Por qué alguien querría darme un premio?
- Es solo una pregunta.
- No sé, A.
- ¿lo recibirías así, como estás?
Lo fulminé con la mirada.
- ¿Tienes algún problema con mi apariencia?
- No…eres preciosa, de verdad, pero tu cabello es despeinado.
- Así me gusta-repliqué. En el momento, no le dí importancia a lo de “eres preciosa”.
El se echó a reír.
- ¿Qué?-exigí saber.
- Nada. Puedo reírme si quiero.
- No. No puedes. Al menos, no de mí.
- No me río de ti, A.
Nos llamábamos “A”, el uno al otro, porque nuestros nombres comenzaban con “A”
Él es Alex, yo soy Alison y nos decimos “A”, solamente, para acortar la cosa.
Me encogí de hombros.
- Lo que digas, Alex, no importa-lo llamé por su nombre completo solo para asustarlo.
Caminé más rápido para dejarlo atrás. Estuvo de nuevo junto a mí en nada de tiempo.
- Oye…me llamaste “Alex”, ¿Por qué?
- Ese es tu nombre, ¿no?
- Si, pero…tú nunca me llamas Alex…excepto cuando estás molesta. ¿Lo estás?
- No.
- Si lo estás.
- No, A…
- Que si…
- ¡A! No estoy molesta.
- Uh…genial-dijo, sonriéndome. Me rodeó los brazos con los hombros-. Bien. Vamos.

agosto 28, 2009

Conversión, cap 7, parte 6

Fulminé a Lucas con los ojos. Si. Su mirada podría ser la más encantadora del mundo, pero yo no me permitiría caer en eso. No, señor.
Otro momento más de agradecer el hecho de que él no pudiera saber lo que yo pensaba, sentía o vivía. Supongo que no podía pedir más.
- ¿supiste las noticias?-me preguntó, entonces.
No supe que responder. No había escuchado ninguna noticia desde que estuve con él. ¡Ni siquiera veía las noticias en TV!
Negué con la cabeza.
- ¿noticias? ¿Cuáles noticias?
- Estudiaremos juntos-OH, no me digas.
- ¿Qué?
Vi como intentaba no soltar una carcajada y eso no estaba bien. Éramos amigos y él no debía burlarse de mí por no querer asistir al instituto en su compañía.
Entonces, me hice a mi misma una curiosa pregunta.
- Eh…-dije, soltando una risa un poco forzada-. Lucas, querido…tú eres un año mayor que yo.
- En realidad, creo que son dos años.
- No. Es un año.
- Dos.
- Uno.
- Dos.
- ¡Uno!
- Bien, es un año, solo bromeaba contigo-dijo, con la sonrisa más amplia que se le puede pedir a alguien-. ¿y qué? Soy un año mayor que tú. Gran cosa.
Obviamente, no lo entendía.
- Lucas, no veremos clases juntos. Raramente te cruzarás en mi camino.
- ¿Por qué hablas de mí?
- Porque sé bien que yo no me cruzaré en el tuyo-sonaba bastante lista cuando decía las cosas de esa forma.
Él solo se encogió de hombros, no le dio demasiada importancia. Y yo tampoco. En serio. No tanta. Bueno, no mucha solo un poco. Okay, si, le di importancia al asunto, pero es que no quería tenerlo en la escuela, también. ¿Qué clase de tortura era esa?
Escuché a mi padre llamarme desde dentro, molesto.
Lucas me miró por un momento, mientras me ponía en pie.
- No importa lo que sea-me dijo-, no es tu culpa.
Yo solo asentí y entré a la casa.
Fui a la sala y vi el gran desastre que Santiago había hecho.
Mi hermanito estaba sentando en la esquina, no lloraba ni nada, solo estaba sentando ahí. No decía nada, solo estaba sentando ahí. No hacía nada, solo estaba sentando ahí. Mi hermanito lucía como una pequeña estatua.
Fui hacia él.
Santiago me abrazó con fuerza. Sí. Tenía tiempo que no estaba con él. Creo que incluso me había olvidado que tenía un hermano.
Mi madre se volvió hacia nosotros.
- Saldremos esta noche, Alexa-más bien, hacia mí-. Debes cuidar a tu hermano.
Yo asentí.
- últimamente, ni siquiera te acuerdas de ninguno de nosotros, así que tendré que pedirle que por favor lo hagas bien, que no dejes que tome un cuchillo ni que salte por la ventana.
Miré a mi madre horrorizada. Sí, había estado distante, no salía casi de mi habitación, pero no permitiría que mi hermanito de cinco años hiciera nada de eso. Ya lo había cuidado antes, y lo hacía bien.
De nuevo, solo asentí. No estaba de humor para soportar la ira de mi madre, o de mi padre.
Santiago estaba prendado de mi cuello.
Me levanté, con él en brazos.
- Que tengan una gran noche-les deseé.
No quería que se tardaran mucho, ni nada, pero era bueno no tenerlos en casa de vez en cuando.
Recordé lo que Jesús me había dicho: que si quería un cambio en mi familia, primero debía dar el cambio yo.
Me quedé parada ahí con Santiago abrazándome hasta que se fueron.
Mi hermanito se echó a llorar.
- Ey…Ey…-le dije, al oído-. ¿Qué tienes?
- Papá me gritó-dijo, sollozando.
- Si, lo imaginé.
Fuimos a mi habitación.
- ¿Podemos ir con Lucas?-me preguntó mi hermano, al verlo en la ventana. Sacudió la mano, saludándolo.
- Eh…no creo que sea una buena idea, santi…
- Pero, Lexa…
Santiago corrió a la ventana.
Recordé lo que me había dicho mi madre.
Lucas lo saludó.
Me parecía completamente ridículo lo bien que se llevaban ellos dos.
- ¿podemos ir a tu casa, Lucas?-le gritó mi hermano.
- ¿no te gustaría que yo fuera a tu casa?
- No…-murmuré yo.
- ¡Si!
Pero sería la palabra de Santiago la válida. Lo que yo tuviese para decir, no valía absolutamente nada.
En menos de un minuto, Lucas ya estaba dentro. Mi hermano corrió hacía él.
Santiago estaba de lo más contento en brazos de Lucas. Debo admitirlo, si Lucas me consintiera a mí de esa forma, yo también lo estaría.
Honestamente, resultaba sumamente ridículo de ver lo bien que se llevaban Lucas y mi hermanito. No me cabía en la cabeza como un muchacho de 16 años, a punto de cumplir 17, disfrutara tanto con un niño de 5.
-Que pensamientos tan curiosos tiene tu hermano-me dijo Lucas. Yo no entendí, claro. Yo no podía saber que pensaba mi hermano, a diferencia de el.
Lo mire, esperando.
No dijo nada.
-¿No piensas decirme?
-No.
Lo fulmine con la mirada. Ya me había dejado la semilla de la duda en la cabeza, no le importaría demasiado traicionar a mi hermanito, diciéndome que estaba pensando.
-Pero puedo decirte que te incluye a ti...me incluye a mi...a nosotros-no tenia idea de que estaba hablando. "Te incluye a ti...me incluye a mi...a nosotros". Tonterías-. Creo que podrás deducir el resto.
Santi hacia caso omiso a lo que Lucas decía. Estaba muy entretenido jugando con el flequillo de su cabello.
¿Por que mi hermanito jugaba con el flequillo de Lucas?
Santiago me miro, luego a Lucas, luego de nuevo a mi, de nuevo a Lucas y sonrió. Lucas también. Lo mire inquisitiva.
-No tardaras demasiado-me aseguro.
-¿Como sabes que...? ¡Por todos los cielos!
Había caído en la cuenta. Ya sabia en lo que pensaba mi hermanito y lo que mas me aterra es que yo también había pensando en ello.



:D

agosto 27, 2009

...

Que se puede decir de una muchacha de 16, que esta sentada en la computadora de su hermana haciendo nada? Hmmm...supongo que no demasiado...
Anoche tuvo una pesadilla, donde la iban a violar, pero llego un anciano y la salvo. Fue genial.
Esta despeinada y tiene platos que lavar, pero agh! no quiere...
No quiero...
Si tuve esa pesadilla y si estoy despeinada...
despeinada sentada en una laptop, con platos de verdad y a pesar de que son las 2p.m, sigo en pijama...ahora si parezco una escritora de verdad. Claro, aun no me estoy volviendo del todo loca, pero sucedera un dia en que creere ver a mis personajes frente a mi...solo espero que no sea pronto.
Y, ahora mismo, todo lo que quiero es dejar volar mi imaginacion mas alla de lo que lo he hecho nunca. Nadie nunca ha visto realmente a donde voy cuando quiero estar a solas con Dios...y no estoy segura de querer mostrarlo. Pero mis dos escritores favoritos me mostraron sus mundos, y yo sigo viviendo en uno de ellos:
C.S Lewis, me regalo su hermosa Narnia...
Y mi hermoso Dios, una tierra que esta siendo debastada(nuestra culpa).
Para mi mala suerte, vino en La Tierra y no en Narnia...
Asi que, por que yo no puedo mostrar mi mundo? mi tierra, mi narnia...?
Quizas soy demasiado eogista para hacerlo, porque es mio, solo mio y, por muy bien que me caiga la gente, no me agradaria verlos por ahi...solo a Jesus que me visita ocacionalmente cuando estoy alla, pero el es un caso diferente. Ese es el unico lugar donde puedo realmente verlo!! Es como un gigante, y hermoso como no ha habido hombre en la tierra...! lo amo. Realmente lo amo.

Pero supongo que puedo dejar mi egoismo de lado por un dia...and give you a little tour...get ready...!

"Abri los ojos y ahi estaba: Nahum, de nuevo.
Casi no podia creer la facilidad con la que aparecia ahi.
Camine un poco hacia el arroyo: el agua mas cristalina que habia visto en toda mi vida. Y vaya que habia visto aguas cristalinas. Era increiblemente hermoso. Como si no fuera real...me sacudi esa idea de la cabeza. Nahum era real, era increiblemente real, mas real que yo misma. Pero era solitario...era solitario, porque era mio.
Me sente en medio del bosque, luego de que tome agua. Estaba fria. Habia frio. Iba a llover.
Decidi cantar una cancion.
"Llueve...ven llueve sobre mi...
Llueve...ven llueve sobre mi...
Quiero estar en las alas, de tu presencia y refrescarme dentro de ti...
he venido sediento y tal solo anhelo, sacearme de ti..."
Gotas y mas gotas empezaron a caer sobre mi. No era el tipo de lluvia de la quieres escapar...nunca lo fue. Era totalmente diferente...era el tipo de lluvia bajo la que quieres estar, porque al tocar tu piel te da la sensacion mas exquisita de todas las sensaciones en el mundo. Esa sensacion de manto, de proteccion, de que estas donde debes estar. Y es raro, sumamente raro, que ese sentimiento te lo den unas cuantas gotas de agua. Pero no pensaba en eso, no me interesaba eso, porque estaba donde debia estar.
Me recoste en el pasto. Describire el pasto, porque ningun hombre ha visto nunca pasto tan verde como aquel. Ningun hombre ha visto nunca pasto tan hermoso como aquel. Era unico, y solo se hayaba en esa parte del bosque, cerca del arroyo. Quizas se debia al rocio de la madrugada, cuando asomaban los primeros rayos del sol, el viento azota las aguas y estas riegan mi hermoso pasto, embelleciendolo con su brillo. Deje que la lluvia me empapara. No me importaba, porque sabia que cuando volviera a abrir los ojos, estaria seca.
Cante, de nuevo:
"Aqui estoy, con manos alzadas vengo, pues tu, todo lo diste por mi. Aqui estoy, mi alma a ti entrego, tuya soy, Se;or..."
Siempre cantaba eso cuando lo queria ver.
-Te he premiado-fue lo que dijo al llegar.
Me puse en pie de inmediato.
Hice una reverencia, a modo de saludo. El era el Rey. Mi Rey, al menos(puede ser el tuyo, tambien, si quieres).
-He ampliado los lindes de Nahum-explico.
Eso queria decir, que ahora Nahum era mas grande. Era su forma de premiarme cada vez que hacia algo bueno. El promete una corona, pero yo prefiero esto.
-Podemos ir a ver?
El asintio. Me extendio su mano. Tome su dedo. Como dije, es como un gigante.
Caminamos bastante.
Pasamos por las primeras extensiones de Nahum. Ahi plante flores azules. Me fascinan las flores azules. Tambien habia un diminuto camino de tierra, pero al menos, podiamos pasar los dos sin problemas. Tres personas ya seria otra historia.
Pasamos por las puertas de mi casa. Le invite unas galletas, pero no quizo. Galletas sin te. No me gusta el te, por eso no lo tengo en mi casa.
Mi casita no es muy grande, es como un Chalett, y vivo sola.
A veces vienen angeles a visitar, y tomamos chocolate. Hace frio en Nahum ultimamente. No preocupo mucho por estar sola en mi casa, total, nunca duermo ahi. Siempre termino regresando para la hora de cenar.
Pasamos por los rosales que yo, y algunos querubines, plantamos no hace mucho. Estaban crecidos. Era genial pasarse por los rosales. Siempre estaban muy olorosos.
En fin, llegamos. No tuvimos que caminar mucho.
Y era algo totalmente sorprendente, algo que no habia en Nahum: una playa.
Pero no era una playa cualquiera, no. Era transparentemente azul, muy azul, era luminosa, era brillante, era mia...era mia porque yo me la habia ganado y porque nadie mas habitaba en Nahum.
-Era todo lo que faltaba-murmure, para mi.
-Ahora esta completo.
Nahum no era muy grande, pero era perfecto. Un nuevo mundo que cuidar. Por eso no permito la entrada a cualquiera. Soy como la guardia, la que vela por mi mundo.
Tome las manos de Jesus y nos pusimos a dar vueltas, saltando y riendo, en la arena. Luego lo abrace. Era hermosa, totalmentMae hermosa.

-Mariaaaaaa!!!!!!-me llamaron.
Entonces, abri los ojos...
De nuevo en mi cuarto."

La Princesa está triste - Rubén Darío


La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardias,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste, la princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
-la princesa está pálida, la princesa está triste-,
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».

Encanto Fatal



A sus dieciséis años, Aislinn se comporta aparentemente como cualquier chica de su edad. Sale con sus amigas, le mola la música y tiene un chico en el punto de mira, aunque de esto último no está muy segura. Sin embargo, también hay algo en ella que no tiene nada de normal: al igual que su abuela, Aislinn es capaz de distinguir a los elfos que viven invisibles entre los humanos, un don increíble, que más que don es una maldición, pues a estos seres no les gusta ser descubiertos y suelen castigar con crueldad a quienes detectan su presencia. Así pues, siguiendo al pie de la letra las reglas secretas que le enseñó su abuela —nunca atraigas la atención de los elfos, no respondas a los elfos, no mires a los elfos— Aislinn tendrá que apañárselas para pasar desapercibida, especialmente a los ojos de Keenan, rey de los elfos, que se ha propuesto seducirla y convertirla en su reina.

Valoración personal: Un libro que sin duda encantará a todo aquel que le interese todo lo relacionado con las criaturas féericas.
La narración está muy bien, a mi me gustó. Aunque hay partes donde uno no entiende mucho qué está pasando, pero en sí en libro es realmente bueno.
Siendo un libro juvenil, en cuanto Keenan conoce a Aislinn uno ya se imagina lo que va a ocurrir.
El libro en un momento toma un giro inesperado, y el final puede dejar a muchos bastante satisfechos. Es uno de los pocos libros que ha logrado ese efecto en mí.
No tengo mucho que criticarle al libro, pues aprendí muchas cosas con él (en relación a las criaturas féericas, pues me llama la atención ese tema), y disfruté un mundo sumergiendome en la historia. Me gustó mucho.

agosto 26, 2009

Uh..premios!

Estos premios son de parte de Queen B.
Un millón de gracias, Queen!!!!!! :D




1. Agradecer al blog que lo envió
Muchas gracias Queen!!!!!! :D de verdad...:D


Decir diez cosas honestas sobre mi...

1.- AMO A DIOS MAS QUE A MI MISMA! ES LO MEJOR DE MI VIDA!!
2.- A veces siento la necesidad te conocer a alguien y enamorarme...!
3.- Soy una persona dulce, pero no me quieren conocer cuando me estreso.
4.- Mis padres saben que escribo, pero solo han leído una obra que escribí para la escuela. Es decir, que si soy tan buena como la gente dice, ellos no lo saben.
5.- No lloro con facilidad. Casi nunca lloro. Pero las cosas mas pequeñas me hacen explotar.
6.- La primera vez que canté para mi familia, fue cuando tenía como 8 años y mi voz era bastante aguda. Todos decían que cantaba bien. Me da pena que me escuchen ahora. XD
7.- Hablo con Dios. El me responde.
8.- No tengo idea de qué voy a estudiar en la universidad y este es mi ultimo año de liceo.
9.- A veces soy un poco emo. Pero eso es cuando estoy sola. Y cabe decir que soy todo lo contrario a emo, pero a veces me da por escribir cosas sobre la tierra, lo que le pasa y que nosotros somos culpables.
10.- Creo que Cristo vive y creo que Cristo viene. Es más, lo espero para irme con él. Aunque si viniese ahorita, no estoy muy segura de si me iría.

3.- Mostrar el logo del premio.
Check!:D



1~ Agradecer al blog que te lo otorgó.
graciaaas Queen b!!!!:D
2~ Decir un autor que te encante.
C.S Lewis
3~ Nombrar a un autor que nunca leerías
Stephen King. No me gusta ese género.
4~ Tu libro favorito.
Las Crónicas de Narnia: El caballo y el muchacho. La Biblia. Bestial...
5~ Algo que te entusiasme.
Despertarme y ver un nuevo día. El amor. Dios.
6~ Algo que odies.
La vida está llena de cosas para odiar, pero yo no odio muchas de ellas...las personas que se aprovechan de otros.
7~ Otorgar el premio a 7 blogs.

Vicente
Maysu
Marianux
Andy
X un alma
Vampiros, novelas y mas...
Sol de medianoche

agosto 24, 2009

Un poco tristonga por lo ocurrido.

Bueno, primero que nada(jaja esa frase), quiero pedirles disculpas desde lo mas profundo de mi corazon(estoy escribiendo en una laptop, sin asentos y lo odio!)
En todo caso, quisiera comentarles lo ocurrido para que no me odien, porque se bien que deje el capitulo pasado muy cortado y estaban como en intriga y hoy no podre subir, de verdad lo siento.
Esto fue lo que paso: en la mañana, yo estaba realmente feliz escribiendo el capitulo de hoy, y me gustaba mucho el rumbo que e habia dado a la historia. Era bastante bueno, a decir verdad. En todo caso, lo que sucedio fue que estaba terminando de escribir el capitulo de hoy y lo iba a subir y mi computadora(porque esta no es la mia), se colgo.
Si saben lo que es, no? Quiero decir, se me colgo, y el cap imagino que no se guardo. Y, por que habria de hacerlo? Es decir, nunca se guarda. Baje a lavar los platos y cai en la cuenta de que mi capitulo se habia borrado...y que tendria que escribirlo de nuevo, y yo no quiero escribirlo de nuevo, pero debo hacerlo. Debo hacerlo porque es mi deber como autora.
Pero ahora ustedes tienen que sufrir, las personas que leen todos los dias que subo y que ruegan porque suba(ustedes saben quienes son).
No se que puedo hacer, la verdad.
Aqui les dejo un poco de algo improvisado, algo que saldra en el cap, pero que no entenderan por que, pues no es el principio del cap. :D

"Santiago estaba de lo mas contento en brazos de Lucas. Debo admitirlo, si Lucas me consintiera a mi de esa forma, yo tambien lo estaria.
Honestamente, resultaba sumamente ridiculo de ver lo bien que se llevaban Lucas y mi hermanito. No me cabia en la cabeza como un muchacho de 16 años, a punto de cumplir 17, disfrutara tanto con un niño de 5.
-Que pensamientos tan curiosos tiene tu hermano-me dijo Lucas. Yo no entendi, claro. Yo no podia saber que pensaba mi hermano, a diferencia de el.
Lo mire, esperando.
No dijo nada.
-No piensas decirme?
-No.
Lo fulmine con la mirada. Ya me habia dejado la semilla de la duda en la cabeza, no le importaria demasiado traicionar a mi hermanito, diciendome que estaba pensando.
-Pero puedo decirte que te incluye a ti...me incluye a mi...a nosotros-no tenia idea de que estaba hablando. "Te incluye a ti...me incluye a mi...a nosotros". Tonterias-. Creo que podras dedudcir el resto.
Santi hacia caso omiso a lo que Lucas decia. Estaba muy entretenido jugando con el flequillo de su cabello.
Por que mi hermanito jugaba con el flequillo de Lucas?
Santiango me miro, luego a Lucas, luego de nuevo a mi, de nuevo a Lucas y sonrio. Lucas tambien. Lo mire inquisitiva.
-No tardaras demasiado-me aseguro.
-Como sabes que...? Por todos los cielos!
Habia caido en la cuenta. Ya sabia en lo que pensaba mi hermanito y lo que mas me aterra es que yo tambien habia pensando en ello"

Es todo lo que les dare.
Disculpen de verdad esta. Odio esto que pasa, en serio.
bueh...Dios me los bendiga a todos!

agosto 21, 2009

Conversión. Cap 7, (parte 4 o 5)

Luego de haberme cambiado, pensé las cosas con la cabeza fría y llegué a una conclusión: era imposible.
Sí. Era imposible y yo solo me había alterado un poco, por el hecho de muchas cosas al mismo tiempo: Jesús hablando del amor, Lucas presente…muchas cosas. No sentía nada más que pura amistad hacia Lucas.
- ¿Mientes seguido, Alexa?-me preguntó Jesús.
- Eh…creo que no-contesté un poco sorprendida por la pregunta-. No.
- Todos los mentirosos son iguales-explicó-. Toda mentira es pecado, toda mentira hace daño. Pero hay una en particular que al final del día se hace casi imposible de soportar. Los que la practican raramente encuentran la felicidad verdadera.
Me picó la curiosidad. Lo admito.
- ¿Quiénes son los que la practican?
- Los que se mienten a sí mismos-contestó con tal determinación que me dejó helada.
Entonces, en un abrir y cerrar de ojos, desapareció de mi vista. Yo quería que se quedara más tiempo. Supuse que estaba molesto conmigo por algo, de lo contrario no me habría dicho eso que dijo.
Me fui a sentar nuevamente en mi ventana. No teníamos ánimos de hablar con Lucas, mucho menos de tenerlo cerca, pero era mi ventana y yo me sentaba en ella si se me cantaba hacerlo.
Busqué un libro, antes. No sabía qué era exactamente lo que estaba buscando, pero necesitaba algo, lo que fuera.
“Abzurdah” de Cielo Latini parecía una buena opción. Un poco traumático, a decir verdad, pero quizás era lo que necesitaba.
Sonaba realmente mal, pero sabía que ella había sufrido más que yo.
Pero también sabía que soportó todo. Cada prueba, ella la superó. Tuvo muchas dificultades, si, pero superó cada prueba y ahora está mejor que nunca.
Decidí que no. No leería eso. Abrí la ventana, arrojé el libro al sofá y tomé mi diario. Fue como un intercambio.
No sabía qué escribiría. No sabía qué vendría luego de que posara el lápiz sobre el papel.
Decidí que no escribiría en mi diario, tampoco.
Tenía miedo, de lo que pudiese salir de mi corazón, para plasmarse en mi diario. No podía permitirme eso. No.
En cambio, entré y tomé el poemario de Neruda.

“Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.”

Miré instintivamente a la ventana de Lucas. Él estaba ahí. Me sonrió.
- ¿Qué haces?-preguntó, con un aire entre pícaro y divertido.
- Leo poesía-dije, solamente.
- Oh-salió y se sentó en su alféizar, frente a mí, claro-. ¿de quien?
- Neruda.
Él me miró y sonrió.
- “Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.”-recitó.
¿Estaba tratando de matarme?
Difícilmente pude mantenerme sentada en el alféizar sin infartarme, cuando estaba recitando el poema. Lo peor del caso fue los versos que eligió. Y que, además, era el poema que yo tenía abierto sobre mi regazo.
Mi respiración se había dificultado mientras él recitaba las palabras que llegaron hasta mi corazón. Intenté controlarme, en serio que sí, pero fue difícil. Mucho.
- “Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.”-continuó.
No pude soportarlo mucho más.
- ¿Lo dejarías ya?-casi le grité-. Comprendí que te sabes el poema.
Mi miró entre extrañado y complacido. ¿Qué tan extraño podría ser Lucas? ¿alguna vez llegaría yo a comprenderlo del todo?

agosto 20, 2009

Deben ver este video!

Si les gusta "The Notebook" y Taylor Swift, vean este video, porque es realmente genial, a mi me fascinó.




yo no lo he hecho. Lo he encontrado en Youtube, pero me encantó.

agosto 19, 2009

Teardrops on my guitar



Una canción que me trae muchos recuerdos. Demasiados, quizás. Y problablemente no debería escucharla más.

Etiquetada por Maryana :D

Tres nombres que me gustan:

Santiago, Lucas, Alexa


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Tres lugares donde he vivido:

Cabimas, Anaco y Maturin jeje


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Tres cosas que me gustan ver:

A mis amigos(as), TV, al chileno :D


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Tres lugares que he ido:

Margarita, Maracaibo, La puera(L)


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Tres comidas preferidas:

pizza, mcdonald's, y la que hace mi mamá! :D

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Tres cosas que ansió poder hacer pronto:

Terminar de traducir "uglies"!!!!!
ir a Londres
Conocer en persona a Ana b, a dani, a gaby, a alexa, a nico...en fin! jaja



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Tres personas Favoritas para mí:

Dios, Jesús, El espíritu Santo.



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Tres Colores preferidos:

Verde manzana, rosado, morado, creo...jeje



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Tres libros favoritos ó Autores:

Hmmm..difícil. Bueh, con los libros están los autores.
"el alquimista" - Paulo Coelho.
"Las crónicas de Narnia: el caballo y el muchacho" C.S Lewis
"la Biblia" - Dios. :D


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Tres cosas que hare el día de hoy:

Estar en la pc
Ver TV
leer la Biblia, orar.


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para saber sus tres cosas preferidas.

y Son:

Vicente
Andy
Maysu
Queen B.
Viviana

agosto 17, 2009

Conversión. Cap 7 (parte 4)

Lo miré esperando. Sí. Quizás no debía haberle dicho eso tan de pronto, pero es que no pude callarme, no pude detenerme, simplemente no pude.
Estaba muy convencida de que él podía hacer eso.
- Escucha…-empezó a decir. Sabía que intentaba hacerlo de una manera calmada, suave, incluso dulce si se puede, pero su tono era duro, intentando no parecer duro. Era extraño-, no es tan así como leer mentes. Yo puedo sentir lo que otras personas sienten…y eso implica saber lo que no dicen. También escucho lo que las personas piensan, a veces-rió-. Solo cuando me dejan hacerlo, inconcientemente, claro. Cualquiera puede esconder sus pensamientos de mí.
- ¿has escuchado lo que yo pienso, alguna vez?
Lucas me sonrió.
En ese momento, supe que mi cara se había tornado roja, azul, verde, amarilla, de todos los colores habidos y por haber. Recordé entonces cada cosa que había pensado desde que nos reencontramos. Mala idea, mala idea.
- Tú no piensas-dijo, riendo-. Tú gritas dentro de tu cabeza. Es imposible no escucharte.
- Por Dios-susurré.
Empecé a dar vueltas por toda la habitación, consternada, preocupada. ¿lo que pensé hacía nada? El hecho de estar discutiendo dentro de mi cabeza el estar con Lucas o no era…por Dios, no.
- Díselo-le dijo Jesús a Lucas.
- Jesús me ha prohibido sentir lo que sientes, oír lo que piensas, saber cosas de ti que nadie sabe-dijo Lucas, un poco frustrado-. Yo pienso que no es justo, pero no lo cuestiono. Seguro que tiene sus razones para hacerlo. Lo cierto es que mi don me lo han desactivado en lo que a ti se refiere.
- Oh…-dije, un poco sin saber qué iba a decir-. Bien. Genial.
- Y tengo permitido usarlo únicamente cuando alguien necesita mi ayuda. Claro que ahora no sabré si tú necesitas mi ayuda.
- Tengo a Jesús para ayudarme, por eso no es necesario que lo sepas-repliqué.
Se sentía genial ser de alguna forma inalcanzable para Lucas. Sonreí en mis adentros. Sabía que estaba mal pensar esas cosas. Pero que Lucas no pudiese escuchar lo que yo pensaba, o sentir lo que sentía o saber cosas que nadie más sabía, era un gran alivio.
La voz de Jesús sonó en mi cabeza, diciendo: “Es por eso mismo que se lo impedí. Pero cuando lo descubra, todo será como antes”
O sea, que tenía que impedir a toda costa que Lucas descubriera que… ¿Qué no tenía que descubrir Lucas para que su don no se activara conmigo?
Quizás es algo que tengo que descubrir por mí misma. Miré a Jesús en busca de respuestas. Él solo asintió una vez, en silencio.
Como siempre, ni una ayudadita. Pero así estaba bien. Así estaba bien, porque Jesús tuvo razón en todo. Cada cosa que no me dijo, la descubrí a su tiempo y él estuvo ahí para explicármela, aunque no visible, pero sé que estuvo ahí.
Lucas ya no sostenía mi mano. Agradecí eso, porque el contacto de su mano con la mía ya casi me estaba quemando.
No quemando de la mala manera, sino quemando como…bueno, como quién se sonrojaría solamente con una mirada y que con el tacto se infartaría. No quería que eso me pasara a mí.
Ya va. ¿no quería que qué me pasara a mí?
Quizás ya me estaba pasando y…no. No podía pasarme. No podía permitir que me pasara, porque sería un completo error. Además, Jesús acababa de decir que no era el tiempo y…
Pero, ¿Cómo puedo controlar esa parte de mí? Yo…no… ¡Rayos!
Quizá ya era el momento de estar a solas con Jesús.
Pero…no podía decírselo a Lucas. Decirle, “debes irte, Lucas. Hablaré con Jesús sobre ti, por lo que no debes estar presente”. No podía.
Entonces, supe que Jesús lo haría por mí.
“En un momento” le dije mentalmente. Sabía que él podía escucharme y que Lucas no.
Solo me quedé mirando a Lucas. Él no se percató.
Sentí como las lágrimas estaban a punto de brotar de mis mejillas. Era Lucas. ¡Lucas!
Supe que era tiempo de que él se fuera y que Jesús no se lo diría en voz alta.
Lucas se levantó.
- Debo irme-anunció. Yo solo asentí-. ¿vas a llorar de nuevo?-preguntó. Yo negué con la cabeza. Él me abrazó-. Claro que sí. Te conozco.
- Estaré bien-le aseguré. No estaba segura de eso, pero él debía irse.
Lucas besó mi frente y se dispuso a salir por la ventana.
- ¿Saldrás por la ventana?-exclamé.
- Claro…
- ¡Sal por la puerta!
- Estaré bien-tampoco estaba seguro de eso, o era yo quién no lo estaba, pero se fue. No cerré la ventana y corrí la cortina hasta que lo vi seguro en su habitación.
Entonces, sí empecé a llorar.
- ¿Por qué tiene que hacer todo más difícil?-sollocé.
Jesús sabía de lo que estaba hablando.
- Sé que no debo…no es mi tiempo…no…-estaba cerca de la desesperación-. ¿Por qué? ¿Por qué Lucas?
- Hacer esas preguntas únicamente te hace insensata. Acepta las pruebas que vengan, sin cuestionar la razón. Limítate solamente a superarlas.
- Lo veo todos los días-dije-. No será fácil.
- Nunca he dicho que lo será.
En eso tenía razón.


Corto, creo!

agosto 14, 2009

Conversión. Cap 7 (parte 3)

Inconcientemente, sacudí mi cabeza. Necesitaba borrar esa imagen.
Aunque no estaba nada mal la imagen y…
¡No! Es Lucas, ¡por todos los cielos! ¿Qué clase de persona sería si terminara fijándome en mi mejor amigo?
Ay, y que sigo hablando de eso.
No. Basta, Alexa, basta. Es suficiente. No hay ni habrá nada entre Lucas y tú. Ni hoy ni nunca.
Ay, pero… ¿Por qué no?
¡Porque no!
Genial, ahora me estaba volviendo loca. ¿Podría algo ser mejor que eso? Quiero decir, imaginarme con mi mejor amigo y además, volverme loca por eso. ¡El sueño de toda chica de quince años!
Rayos… ¿Cómo iba a concentrarme en lo que decía Jesús cuando ya me había distraído ese pensamiento?
No. Lo haría.
- ¿Cómo podemos saber quién es la persona correcta?-preguntó Lucas.
- No hay manera de saberlo-contestó Jesús-. Pero cuando llegue el momento, lo sabrás-Lucas asintió-. Ahora mismo ninguno de los dos se encuentra en su tiempo.
Lo miré extrañada.
- ¿En nuestro tiempo?-inquirí-. No entiendo…
- Si. Ninguno está en su tiempo para pensar en conocer a la persona correcta. Quizás ya la conocen, pero no deberían pensar en eso. Concéntrense en sus estudios y ser mejores de lo que ya son.
Ambos asentimos.
- ¿Saben que la amistad es algo muy importante?-nos preguntó. Ambos asentimos enérgicamente-. ¿Son ustedes dos un buen ejemplo de eso?
Ninguno supo qué responder. Yo sabía que no lo éramos.
Un día, hacía ya años, lo habríamos sido. Nuestra amistad era inigualable. Ahora vivíamos para pelear. Nada era igual y eso me dolía hasta lo más profundo.
Ambos bajamos la cabeza, avergonzados.
Me acomodé en mi cama y volteé el rostro.
- ¿Vas a llorar?-me preguntó Lucas.
Lo miré ya con lágrimas en los ojos.
¿Cómo era posible que él me hiciera llorar? ¡Tonto Lucas!
Lucas me abrazó.
- ¿Por qué estás llorando?-me susurró al oído.
Me aparté de él para mirarlo y también a Jesús.
- Pues…bueno, porque ya no somos lo que solíamos ser. Hace años habríamos respondido a esa pregunta con un “si”. Ahora no dijimos nada porque sabemos que es un “no”…y eso me duele…me duele que tú y yo no podamos ser lo que éramos antes, porque antes éramos…éramos tú y yo, Lucas.
Jesús me miraba de una manera extraña, como evaluándome. No me incomodó, tampoco, es solo que no lo supe interpretar.
Me dio la impresión de que estaba analizando la situación, mis palabras. Incluso sentí que podía ver dentro de mi corazón.
Entonces, no sé como, supe que eso era lo que estaba haciendo: viendo mi corazón. Pobre Jesús. Estaba viendo mi corazón y lo que más iba a encontrar era dolor, tristeza. Porque, la verdad, yo solo era feliz cuando él estaba cerca.
Respiré profundo.
Entonces, Lucas me miró y me secó las lágrimas. Luego, tomó mi mano.
- Podemos ser amigos de nuevo, Alexa…-ahí estaba de nuevo-. Algún día seremos los mejores amigos del mundo, de nuevo.
- Tú sigues siendo mi mejor amigo, Lucas.
Él me sonrió con dulzura.
- Si te hace sentir mejor, nunca encontré un mejor amigo tan especial como tú, ¿bien?-yo reí-. Pero no podemos esperar que sea como antes, porque tú y yo no somos como éramos antes. Como te dije, ahora nos interesan cosas diferentes…
- Claro.
Jesús nos miraba con una amplia sonrisa en el rostro. Una sonrisa como de orgullo. No sé por qué, pero era así.
- Ahora sí son un buen ejemplo de amistad-dijo, con orgullo-. Superarán cosas mayores que esta, se los aseguro. Pero estarán bien. Tú-dijo refiriéndose a mí-, no puedes sin Lucas. Al igual que Lucas no puede sin ti.
- ¿Qué significa eso?-pregunté. Lucas claramente entendía.
Él se volvió hacia mí. Quizás quería evaluar mi expresión, porque no había manera de que Lucas fuera a contestar a la pregunta.
- Ustedes deben ser como un equipo-empezó a decir Jesús-. Cuando yo no esté visible ante ti, será Lucas quien va a guiarte.
- ¿Por qué?-pregunté. Sin ánimos de ofender a Lucas ni nada.
- Lo entenderás a su tiempo-dijo solamente.
Yo asentí. Había muchas cosas que entendería a su tiempo. Solo esperaba que el tiempo de todas esas cosas fuera el mismo.
El resto del tiempo, hasta que Jesús se fue, lo pasamos conversando más que todo sobre nuestras vivencias, Lucas y yo, y si estaba en el poder de Jesús, él nos explicaba por qué. Cuando algo no estaba en su poder para explicarlo, significaba que podría hacerlo, pero no lo haría porque eso podría afectar nuestro futuro de alguna forma y que si sucedía así, íbamos a descubrirlo solos. Era básicamente algo como “no quiero arruinar la sorpresa”.
Jesús rió. Lucas lo miró un momento y luego rió también.
Entonces caí en la cuenta.
- ¡tú!-exclamé mirando a Lucas con los ojos entrecerrados-. ¡Tú lees mentes!
- Yo no leo mentes, eso es ridículo-dijo, realmente seguro de sí mismo.
- No me mientas, Lucas. Sé que lees mentes. Ya te descubrí.
- No es eso, Alexa…
- ¿entonces, qué?
- Bueno…

agosto 12, 2009

Gracias.


¡¡¡¡TENEMOS MIL VISITAS!!!!



Muchas gracias a todas esas personas que me ayudaron tanto a llegar a este record, en el blog. Se los agradezco muchísimo, de verdad.
Gracias porque les gusta la historia y porque me lo hacen saber.
Muchas gracias.

agosto 11, 2009

Conversión. Cap 7 (parte 2)

Jesús y Lucas cruzaron una mirada que no supe interpretar. Quizás sí pasaba algo conmigo. Y ese algo tenía que ver con Lucas. Era él quien me ponía nerviosa. Era su culpa.
Y obviamente, Jesús sabía qué me pasaba. Quizás era una buena idea que Lucas se fuera, así yo podría hablar con Jesús a solas y más cómodamente. Pero no podía pedirle que se fuera, cuando antes le había pedido que se quedara. No. Tenía que aguantar la presencia de Lucas en mi habitación un rato más. Además, ¿Qué daño verdadero me podía hacer? Quiero decir, era Lucas. Y, pensándolo bien, estaba actuando de una manera realmente tonta, era solo Lucas, mi mejor amigo de la infancia, Lucas. Mi vecino Lucas. Y, según Jesús, a quién yo amaba.
A quién yo amaba…amo…amaba…
No, eso es ridículo. ¿Yo, amar a Lucas? ¿A “ese” Lucas?
Reprimí una risa. Es que me resultaba demasiado ridículo. ¿Yo? ¿Enamorada de Lucas? Cuando los cerdos vuelen.
Instintivamente, dirigí mi mirada a la ventana con demasiada rapidez. Ningún cerdo volando. Luego dejé escapar un suspiro de alivio.
Ambos, Jesús y Lucas, me miraron. Jesús me miraba sonriente y Lucas me miraba con expresión de “esta chica está loca. Le falta un tornillo. ¿Será que se pega?”, algo que era bastante típico en él.
Fulminé a Lucas con la mirada, al tiempo que me sonrojaba porque sabía muy bien que Jesús sabía lo que yo estaba pensando.
Aunque, si era así, quizás él mismo le diría a Lucas que se fuera.
Miré a Jesús, esperando una respuesta. Negó con la cabeza, muy disimuladamente.
Que mal.
En todo caso, me senté junto a él y esperé que hablara.
Lucas se sentó junto a mí. ¿es que tenía que torturarme?
Me puse a analizar un poco la situación: cuando estábamos en la ventana, Lucas y yo actuábamos completamente normal, pero ahora yo…yo no actuaba normal.
- Entonces-dijo Jesús-. ¿Quieres saber del amor?
- ¡no!-exclamé, no sé por qué.
- Hey…yo quiero saber del amor-protestó Lucas.
¿Qué pasaba conmigo? Yo no actuaba de esa manera. Quiero decir, esa no era yo. O era una nueva yo que no conocía, pero de todas formas, era demasiado extraño.
- Pues, puedes preguntarle en tus sesiones individuales con él-espeté.
Entonces, me pregunté por qué quería Jesús hablar del amor. Pensé que había quedado claro la última vez. No necesitaba repetir todo lo que ya había dicho.
Pero veía en el rostro de Lucas que realmente quería saber sobre el tema, razón por la cual me resigné.
No debía ser egoísta. Eso sin mencionar que esa charla con Jesús sobre el amor, me encantó. Sí quería saber más, solo que no con Lucas presente.
- “Las muchas aguas no podrán apagar el amor ni lo ahogarán los ríos…”-decía Jesús.
- Cantares 8:7-dijo Lucas.
Jesús le sonrió y asintió.
- ¿Es eso cierto?-inquirí-. Quiero decir, no soy tonta, sé que es una metáfora. Pero se refiere a que nada puede destruir el amor. ¿Es cierto eso?
- Lo es-dijeron Jesús y Lucas al unísono.
De Jesús, honestamente, me lo esperaba. Pero no de Lucas.
Era increíble saber que Lucas pensaba en el amor de esa forma…como algo eterno. Me pregunté si yo algún día pensaría sobre el amor así.
- Lo harás-me aseguró Jesús.
Yo lo miré, sonreí y estoy segura de que me sonrojé.
- Esto es frustrante-murmuró Lucas.
- ¿Dejarías de quejarte, por favor?-le dije-. No entiendo como es que ahora quieres saber lo que pienso. Estoy segura de que antes no has tenido problema para deducirlo.
- ¿Qué quieres decir?
- No soy estúpida, Lucas. Me he dado cuenta que tienes tendencia a saber lo que la gente piensa. Más bien a intuirlo. O quizás es que me conoces demasiado bien…no sé…
Lucas miró a Jesús, como en busca de respuestas. Jesús no se movía para nada, Lucas tampoco. Sí que era frustrante.
Genial. Ahora me compadecía de Lucas.
- ¿podemos continuar el tema sobre el amor?-preguntó Lucas.
Yo asentí.
- ¿Saben lo que es el amor al prójimo?-nos preguntó. Ambos asentimos-. ¿Creen ustedes que lo tienen?
- Siento honesta, yo creo que yo no.
- No por todo el mundo-confesó Lucas-. Se me hace difícil amar a un criminal como a mí mismo. Pero al menos me abstengo de odiar.
Jesús asintió.
Noté que Lucas se expresaba muy bien.
- Quisiera hablarles de una clase diferente de amor-continuó Jesús-. Cuando se ama se pasa a ser uno solo, ¿lo saben?-asentimos. Al menos, yo lo sabía porque él me lo había dicho la vez pasada-. Excelente. Pero eso pasa únicamente cuando el amor es verdadero. Cuando has encontrado a la persona que es enviada para ti, entre ustedes no debe haber secretos, ni discordias, contiendas o nada que se le parezca. Deben ser como una jarra de cristal: transparente, pura, verdadera, pero frágil. Siempre son frágiles. Así que, cuando ambos sean una jarra de cristal con quién sea que sea su elegido y elegida, procuren cuidarlos como se cuidan a ustedes mismo. Como jarras de cristal, ustedes no quieren que los rompan. Tampoco ellos quieren que los rompan, porque son cristal. ¿Saben que muchas veces el cristal resulta único, según el deleite de cada quién?-asentimos, de nuevo. Eso lo entendía. Mi cristal no sería tan hermoso para Lucas, por ejemplo, como para mí, porque era mío-. Bueno, ustedes son un cristal único para alguien, y alguien lo será para ustedes. Pero cuando el cristal se rompe, es todo. Nunca vuelve a ser el mismo, porque por mucho que intentes repararlo, habrá una pieza perdida, quedarán grietas y con el tiempo, se volverá a romper.
Yo lo miraba con la boca abierta del asombro.
La manera de expresarse que tenía Jesús era tal que causaba un asombro inmenso en mí. Era increíble, pero a la vez tan creíble que dejaba a uno con la boca abierta, justo como me encontraba yo entonces.
Lucas solo lo miraba pensativo. Por supuesto. Lucas ya estaba acostumbrado a esa forma de hablar, pero yo no.
Y, entonces, de pronto, imaginé a Lucas siendo mi cristal. Que locura. ¿Por qué?

agosto 10, 2009

Y otro premio mas!!


O
M
G
!
!
!

Hoy parece ser el día de los premios.
Te lo agradezco un montón Viviana, eres super!!!! :D no por darme los premios, eres realmente super!
Te regreso el premio!!!:D

jeje y este se lo otorgo a todos los que les otorgue los premios pasados!!
Bye!

Manual del Guerrero de la luz.

Todos los caminos del mundo llevan hasta el corazón del guerrero; él se zambulle sin vacilar en el río de las pasiones que siempre corre por su vida.
El guerrero sabe que es libre para elegir lo que desee; sus decisiones son tomadas con valor, desprendimiento y - a veces - con una cierta dosis de locura.
Acepta sus pasiones y las disfruta intensamente. Sabe que no es necesario renunciar al entusiasmo de las conquistas; ellas forman parte de la vida y alegran a todos los que en ellas participan.
Pero jamás pierde de vista las cosas duraderas, y los lazos creados con solidez a través del tiempo.
Un guerrero sabe distinguir lo que es pasajero de lo que es definitivo.


SEAMOS GUERREROS DE LA LUZ!

LLUVIA DE PREMIOS!

MUCHIIISIMAS GRACIAS A VIVIANA Y JEZIK POR ESTOS PREMIOS!
http://ezvvastar.blogspot.com/






Premio tentasión.


1.- Mostrar este premio en tu blog: Check! :D
2.- Agradecer a la persona que te lo ortorgo: Graciaaaas Vivianaa!!!:D
3.- Decir tus mayores tentasiones: hmm...el chocolate! y ver chicos lindos!
4.- Decir tus peores tensaciones: jajaja el chocolate y ver chicos lindos, tmb!:D Toda tentasion es mala!
5.- Otorgar el premio a los blogs que quieras y explicar xq te tientan: jeje bueno, me tientan porque sus historias son lo maximo, soy adictas a ellas!
a Vicente!
a Viviana
a Andy!
a Marianux!
a Maysu!
a Queen B!(L)


Premio narcisista

Premio delirium.


1.- Mostrar este premio en el blog.
2.- Agradecer a la persona que te lo otorgo: gracias viviana!!!
3.- decir tu mayor delirio, o tus delirios: leer, escribir, musica clasica, inglaterra...jeje tantos, tantos!
4.- decir tu peor delirio: mi peor delirio...jaja inglaterra!!! es que anhelo taaaaaanto iir!!! Snif.
5.- otorgarlo a los blogs que te hacen delirar y explicar xq: bueno, por eso mismo, porque me hacen delirar!!
a vicente: porque me hace delirar con sus historias..jaja una para bueno, otro para malo, que mas da! el premio es para ti, cuñis!
a Andy
a Marianux
a Viviana
a Maysu
a Queen b.
Premio Familia.


Gracias Viviana!:D
Premio bipolar.


Gracias viviana!

Premio amistad

Gracias viviana y jezik!!!:D

Premio amante literario.


gracias viviana!

premio este blog es una joya

gracias viviana

Premio one lovely blog

gracias viviana
Premio novela.


graaacias Jesik!!!!!

agosto 07, 2009

Conversión. Cap 7 (parte 1)

7

Lucas y yo seguíamos hablando y en una de esas, me moví de tal manera que alcancé a ver mi habitación por el rabillo del ojo y noté que no estaba sola, como la había dejado.
Estaba él, sentado en mi cama, lo más lejos posible de la ventana. Me pregunté si decirle o no a Lucas, pero no sirvió de nada siquiera pensarlo, porque de inmediato él volteó.
Me pregunté qué lo había alertado de que había alguien observándonos. Llegue a la conclusión de que había sido el hecho de que yo estaba mirando en esa dirección y el solo siguió el rumbo de mi mirada.
Él me sonrió e hizo una seña con la mano indicándome que entrara.
Miré a Lucas, preguntándome si él podría entrar también. Quiero decir, ya había visto a Jesús ahí, así que no pensé que hubiera problema alguno.
Como respondiendo a mi pregunta, Jesús asintió.
Me introduje dentro primero y Lucas me siguió.
Saludé a Jesús con una sonrisa.
- Veo que has cumplido-dijo, solamente.
- Eh…si…bueno…
- Me alegra-dijo, sonriente.
Yo sonreí e instintivamente miré a Lucas, quién a su vez, también sonreía y asintió cuando me devolvió la mirada.
Jesús nos hizo señas con la mano para que nos sentáramos, ambos.
Obedecimos inmediatamente.
Lucas se sentó en mi cama, muy cerca de Jesús. Yo opté por sentarme en mi sofá, cerca de la ventana. No me sentía lo suficientemente importante para osar sentarme cerca de Jesús. No entendía como es que Lucas lo hacía con tanta naturalidad.
Ambos me sonrieron misteriosamente. Me pregunté, muy dentro de mi mente, si era porque planeaban matarme.
Entonces, se miraron y rieron.
Era demasiado extraño para ser cierto. Pero lo era. Era muy cierto, demasiado cierto.
Entonces, Jesús le dijo a Lucas algo parecido a esto:
- Ya no podrás hacer eso más.
- ¿Qué? ¿Por qué?
- No cuestiones a tu Dios.
Lucas se calló entonces.
No entendía de qué iba aquella conversación.
- Pero…-dijo entonces Lucas-. Creí que los dones del espíritu eran irrevocables, al igual que el llamamiento de Dios.
- Lo son.
- Entonces, no comprendo.
- Nunca dije que no podrías hacerlo jamás-explicó-. Solo no podrás hacerlo con ella.
Lucas me miró un momento, fue solo por un segundo, para luego volver la vista a Jesús.
- ¿Ninguno?
- No. Solo ese.
- No es justo. Es mi favorito.
Jesús enarcó las cejas.
Lucas le dedicó una mirada de disculpa. Luego, después de un minuto, al menos, Jesús asintió. Supuse que Lucas le dijo algo mediante los pensamientos. Ambos sabíamos bien que Jesús sabe lo que estamos pensando.
Jesús sabe lo que estamos pensando.
¡Jesús sabe lo que estamos pensando!
¡No!
En el momento en que realmente caí en cuenta de eso, empecé a recordar todas las veces que pensé lo lindo que se veía el cabello de Lucas, o la sonrisa de Lucas o todo Lucas…y… ¡Qué vergüenza!
Jesús me miró y sonrió. Era más una sonrisa de “no te preocupes” a una sonrisa de “já, já, sé lo que estás pensando”. Pero eso no estaba bien. Quiero decir, no podía estarlo, no…
- Desearía saber qué piensa-murmuró Lucas.
Lo miré realmente desconcertada por ese comentario.
- No se puede tener todo lo que se desea, Lucas-le espeté.
- Oh, él lo sabe bien-me aseguró Jesús.
Lucas miró a Jesús y nuevamente, después de un momento, Jesús asintió. No me hacía sentir nada cómoda esa conversación que estaban teniendo. Me sentía un poquito excluida.
- Lucas, cuéntame, ¿Cómo va eso?
Lucas bajó el rostro, avergonzado.
- Te ofrezco mis más sinceras disculpas-susurró-. La verdad es que no he hecho demasiado. No porque no haya querido, es que no encuentro como empezar.
- ¿Qué tal el principio? Dijiste que podías hacerlo.
- Puedo. Pero…olvídalo, no quiero ponerme argumentos. Voy a hacerlo.
Seguía sintiéndome excluida.
No podía evitarlo. Quiero decir, estaba ahí y nadie me hablaba.
Jesús asintió conforme por la afirmación de Lucas, quién a su vez, le sonrió.
Otro momento en silencio. Lo siguiente que vi fue que Lucas se sonrojó violentamente. Un segundo estaba normal, casi pálido, y al siguiente su cara estaba totalmente roja. Temí que estuviese ahogado.
- Él está bien-me tranquilizó Jesús-. Es una reacción a algo que le dije.
- Pero tú no has dicho nada…
- Es más bien algo que me transmití.
Yo asentí. No necesitaba saber más. Si, no tenía idea de qué estaba diciendo, pero quizás, como muchas otras cosas, no era el momento preciso para saberlo.
- Es exactamente eso-me dijo Jesús.
- Me siento excluido-comentó Lucas-. Creo que será mejor que vaya a mi casa y…
- Yo me sentía excluida hace un momento, Lucas. Y no dije absolutamente nada. No hay razón para que te vayas. Quédate.
- Alexa…
- Por favor…-susurré. No sé cuando me había vuelto tan dependiente de Lucas-. Por favor, Lucas, quédate.
Lucas se sentó a mi lado, entonces. Pero yo entré en pánico y me levanté súbitamente. Prácticamente corrí hacia Jesús mientras sentía la vista de Lucas fija en mi, congelada sobre mí.
- ¿Has venido a hablarnos de algo?-pregunté casi con desesperación. Intenté respirar normalmente, calmarme un poco-. Por favor, di que sí. El otro día fue fenomenal. Aprendí mucho.
- Dime una cosa que hayas aprendido.
- Que se debe purificar el corazón antes de dejar que el amor se asiente en él, porque hasta la miel más dulce se agria en un vaso sucio-dije, casi sin dejar el espacio entre las palabras. Lo dije realmente rápido-. ¿Ves? Sí que aprendí algo. Y no solo eso, también aprendí que…
- Te creo-me interrumpió Jesús.
Lucas se aproximó hacia mí. ¿Por qué habría de hacer eso? ¡No, Lucas, vuelve a tu lugar!
No le hizo caso a la orden de mi cerebro.
- ¿Te sientes bien?-me preguntó, entonces.
- ¿Yo? ¡Claro! Estoy perfectamente-una vez más, las palabras salieron como se les dio la gana. Entonces, reí, nerviosamente-. Estoy bien, en serio.
Lucas miró a Jesús, quién asintió inmediatamente.
- Podemos conversar, si es lo que quieres.
- ¡Es lo que quiero!-exclamé-. Es lo que quiero.
- Estás rara-comentó Lucas.
- Silencio, Lucas. Jesús, aquí, nos va a hablar de algo que nos dejará una enseñanza permanente que seguramente, podremos usar en algún futuro, no muy lejano.
Jesús y Lucas cruzaron una mirada que no supe interpretar. Quizás sí pasaba algo conmigo. Y ese algo tenía que ver con Lucas. Era él quien me ponía nerviosa. Era su culpa.

Hola!
quería comunicarles que gane un concurso por una historia que hice...me gané un banner!:D está super cool.
Y estoy super contenta! :D en un rato subo nove...

agosto 06, 2009

Conversión. Cap 6 (parte 5)

Los días siguientes para mí fueron deprimentes.
Lucas y yo no habíamos hablado desde esa vez, en la ventana. Y tampoco Jesús y yo.
Muchas veces llegaba a sentir que se ponían de acuerdo para hablar los dos conmigo el mismo día, por muy imposible que eso pudiese parecer. Quizás lo era. Si. Tenía que ser eso. O yo me estaba volviendo loca. Aunque la segunda opción es la más probable, en definitiva. ¿Qué tan patético sonaba eso?
Me encaminé a la ventana. Ese pequeño lugar de mi habitación se había convertido en mi lugar favorito de toda la casa. No lograba entender por qué, pero quizás se relacionaba con Lucas. Era como nuestro punto de encuentro.
Afuera estaba cayendo una lluvia torrencial. Era increíble, pero a mi me encantaba.
Abrí la ventana con cuidado y me senté en el alféizar.
Lo único verdaderamente planeado para ese momento era ver la lluvia caer. Nada más. Cuando cesara volvería a mi habitación a no hacer nada.
Pero entonces, Lucas apareció casi por arte de magia.
No apareció junto a mí, pero sí en su ventana.
Me saludó con una sonrisa. Lucía terriblemente hermoso cuando sonreía. No que yo lo notara por eso, solo….era casi inevitable no ver lo bien que se veía cuando sonreía. Más cuando sonreía para mí.
Ahora era su turno. Abrió la ventana y sacó medio cuerpo.
- Lucas…no hagas eso-dije, casi en un susurro, sin mucho interés.
- Tú estás completamente afuera, ¿Cómo es que yo no puedo sacar medio cuerpo?
- Es más probable que te caigas así-aseguré.
Lucas me sonrió de nuevo, pícaro, con ese brillo de misterio en sus ojos azules como el cielo que ocultaban las nubes grises. Aunque en ese momento, lucían de un azul grisáceo, como si quisieran combinarse con el color del cielo.
Lucas dejó su mirada clavada en mí durante lo que pareció una eternidad, pero que en realidad fue solo un segundo.
- ¿puedo sentarme junto a ti?-preguntó.
- Está lloviendo-repliqué.
- ¿Y?
- Bien…supongo que puedes. Pero con cuidado, por favor.
Lucas ejecutó cada movimiento lentamente, con sumo cuidado. Entonces supe que se estaba burlando de mí. Pero yo no era culpable por preocuparme por él. Ser una buena amiga no es motivo de burlas.
Lucas me sonrió cuando llegó hasta mí. Le di un espacio, pero de igual forma era reducido. Mi alféizar no era muy amplio que se diga.
Él se sentó.
- Sabes, este es como nuestro punto de encuentro-comentó, sonriente.
Yo lo miré más allá de extrañada, pero solo pude responder:
- Si…algo así-demasiado ida para mi gusto.
- Dime, ¿Qué has hecho?
- Nada…solo…estar en mi habitación…no he escrito en mi diario desde que encontré la hoja seca…y solo eso.
- ¿Tú nunca vas a la escuela?
- Claro que si.
- Entonces, eso entra en las cosas que has hecho. Ir a la escuela…estudiar…
Reí. No sé por qué, quiero decir, no era gracioso. Pero era Lucas. Y Lucas siempre había sido tan…tan él.
Él rió también. Aunque no entendí por qué. Quizás sería el sonido de mi propia risa lo que causó la de él.
Noté que Lucas era el ser humano más feliz de la tierra. Siempre encontraba una razón para sonreír, no importaba cual fuera. Lucas sonreía en todo momento. Cuando peleamos, luego sonrió. O era solo que estaba tan acostumbrada ya a verlo sonreír que me lo imaginé. Quién sabe. El punto es que como Lucas no hay nadie. Él es la viva imagen de lo que es ser feliz y es realmente extraño. No hay muchas cosas en el mundo que lo molesten. Yo soy una de esas cosas que sí logra molestarlo. Pero es sano pelear de vez en cuando, porque si nos guardamos todo lo que llevamos dentro entonces explotaremos algún día y será horrible.
Ambos permanecíamos en silencio.
- “Cerca de ti, Jesús, yo quiero estar. De tu presencia no me quiero alejar”-empezó a cantar-. “Si decidiera negar mi fe y no confiar nunca más en él. No tengo a donde ir, no tengo a donde ir…”
- ¿Qué cantas?
- Le canto a mi mejor amigo…”Y sin ti mi corazón sediento, se muere, se seca. Cerca de ti, yo quiero estar…”
- Me gusta la canción.
- No es mía-dijo, solamente. Estaba absorto en su canto.
- ¿Me la enseñarías?-pregunté inocente.
Lucas me miró y sonrió, para después asentir.
Al cabo de un rato, cantábamos juntos, con los ojos cerrados:
“Si decidiera negar mi fe
Y no confiar nuca más en él,
No tengo a donde ir
No tengo a donde ir…
Si despreciara en mi corazón
La santa gracia que me salvo
No tengo a donde ir
No tengo a donde ir
Convencido estoy que sin tu amor se acabarían mis fuerzas
Y sin ti mi corazón sediento se muere, se seca
Coro:
Cerca de ti
Yo quiero estar
De tu presencia no me quiero alejar
Cerca de ti Jesús
Yo quiero estar, de tu presencia no me quiero alejar

Si decidiera negar mi fe
Y no confiar nuca más en él,
No tengo a donde ir
No tengo a donde ir…
Si despreciara en mi corazón
La santa gracia que me salvo
No tengo a donde ir
No tengo a donde ir
Convencido estoy que sin tu amor se acabarían mis fuerzas
Y sin ti mi corazón sediento se muere, se seca
Coro:
Cerca de ti
Yo quiero estar
De tu presencia no me quiero alejar
Cerca de ti Jesús
Yo quiero estar, de tu presencia no me quiero alejar
Convencido estoy que sin tu amor se acabarían mis fuerzas
Y sin ti mi corazón sediento se muere, se seca
Cerca de ti, Cerca de ti
Yo quiero estar, (yo quiero estar)
De tu presencia no me quiero alejar (no)
Cerca de ti Jesús (cerca de ti)
Yo quiero estar, (yo quiero estar)
De tu presencia no me quiero alejar
Cerca de ti, cerca de ti
Yo quiero estar, (yo quiero estar)
De tu presencia no me quiero alejar (no)
Cerca de ti Jesús (cerca de ti)
Yo quiero estar, (yo quiero estar)
De tu presencia no me quiero alejar”*
No tardé demasiado en aprenderme la canción.
Cuando terminamos de cantar, ambos nos echábamos a reír.
- es extraño estar aquí contigo-comentó.
- Lo sé…yo soy yo…
Lucas se carcajeó.
- No…quiero decir…bueno, que no es lo mismo. Hemos crecido, pero nos comportamos casi igual…es extraño.
- Nos gustan cosas diferentes.
- Nos interesan cosas diferentes a cuando éramos niños-enfatizó en “interesan”, no se por qué.




*Cerca de ti. Canción de Jesús A. Romero

premiooo!:D


gracias a corazones entrelazados por este premioooo!!!:D

agosto 05, 2009

Manual del Guerrero de la luz.

Un guerrero de la luz nunca olvida la gratitud.
Durante la lucha, fue ayudado por los ángeles; las fuerzas celestiales colocaron cada cosa en su lugar y permitieron que él pudiera dar lo mejor de sí.
Los compañeros comentan: "¡Qué suerte tiene!". Y el guerrero a veces consigue mucho más de lo que su capacidad permite.
Por eso, cuando el sol se pone, se arrodilla y agradece el Manto Protector que lo rodea.
Su gratitud, no obstante, no se limita al mundo espiritual; él jamás olvida a sus amigos, porque la sangre de ellos se mezcló con la suya en el campo de batalla.
Un guerrero no necesita que nadie le recuerde la ayuda de los otros; él se acuerda solo y reparte con ellos la recompensa.



SEAMOS GUERREROS DE LA LUZ.

Comunicado.

Hola, chicos y chicas.
Dado que me estoy quedando sin capítulos, quiero decir que cada vez que quiero subir me toca escribir, subiré nove solo una o dos veces a la semana, para que me de tiempo de escribir más.
Y como el lunes subí, los días de subir nove quedarán de esta manera:
Los Lunes y Los Viernes. Esos son los días que subiré capítulo de la historia y sé que muchos de ustedes siguen la novela y les gusta leerla todos los días, pero tengo que recortar un poco los días que subo para que, además, la nove salga más larga que estos últimos días.
Seguiré al pendiente del blog y muchas gracias por todo.

- Majo

agosto 04, 2009

Prólogo de "Manual del Guerrero de la Luz"

Del famoso autor Paulo Coehlo, solo he tenido el privilegio de leer dos libros completos. "El alquimista", el cual me fascinó. Y "Manual del Guerrero de la Luz" por lo que agradezco mucho a Gene, por prestarmelo. Te quiero, Gene. En todo caso, este libro me enseñó muchas cosas. Cosas que quisiera compatir con ustedes. :D


- En la playa al este de la aldea, existe una isla, con un gigantesco templo lleno de campanas - dijo la mujer.
El niño reparó que ella vestía ropas extrañas y llevaba un velo cubriendo sus cabellos. Nunca la había visto antes.
- ¿Tú ya lo conoces? - preguntó ella -. Ve allí y cuéntame qué te parece.
Seducido por la belleza de la mujer, el niño fue hasta el lugar indicado. Se sentó en la arena y contempló el horizonte, pero no vio nada diferente de lo que estaba acostumbrado a ver: el cielo azul y el océano.
Decepcionado, caminó hasta un pueblecito de pescadores vecino y preguntó sobre una isla con un templo.
- Ah, esto fue hace mucho tiempo, en la época en que mis bisabuelos vivían aquí - dijo un viejo pescador -. Hubo un terremoto y la isla se hundió en el mar. Sin embargo, aun cuando no podamos ya ver la isla, aún escuchamos las campanas de su templo, cuando el mar las agita en su fondo.
El niño regresó a la playa e intentó oír las campanas. Pasó la tarde entera allí, pero sólo consiguió oír el ruido de las olas y los gritos de las gaviotas.
Cuando la noche llegó, sus padres vinieron a buscarlo. A la mañana siguiente, él volvió a la playa; no podía creer que una bella mujer pudiese contar mentiras. Si algún día ella regresaba, él podría decirle que no había visto la isla, pero que había escuchado las campanas del templo que el movimiento del agua hacía que sonasen.
Así pasaron muchos meses; la mujer no regresó, y el chico la olvidó; ahora estaba convencido de que tenía que descubrir las riquezas y tesoros del templo sumergido. Si escuchase las campanas, sabría su localización y podría rescatar el tesoro allí escondido.
Ya no se interesaba más por la escuela, ni por su grupo de amigos. Se transformó en el objeto de burla preferido de los otros niños, que acostumbraban a decir: "Ya no es como nosotros, prefiere quedarse mirando el mar porque tiene miedo de perder en nuestros juegos".
Y todos se reían, viendo al niño sentado en la orilla de la playa.
Aun cuando no consiguiese escuchar las viejas campanas del templo, el niño iba aprendiendo cosas diferentes. Comenzó a percibir que, de tanto oír el ruido de las olas, ya no se dejaba distraer por ellas. Poco tiempo después, se acostumbró también a los gritos de las gaviotas, al zumbido de las abejas y al del viento golpeando en las hojas de las palmeras.
Seis meses después de su primera conversación con la mujer, el niño ya era capaz de no distraerse por ningún ruido, aunque seguía sin escuchar las campanas del templo sumergido.
Otros pescadores venían a hablar con él y le insistían:
- ¡Nosotros las oímos! - decían.
Pero el chico no lo conseguía.
Algún tiempo después, los pescadores cambiaron su actitud.
- Estás demasiado preocupado por el ruido de las campanas sumergidas; olvídate de ellas y vuelve a jugar con tus amigos. Puede ser que sólo los pescadores consigamos escucharlas.
Después de casi un año, el niño pensó: "Tal vez estos hombres tengan razón. Es mejor crecer, hacerme pescador y volver todas las mañanas a esta playa, porque he llegado a aficionarme a ella". Y pensó también: "Quizá todo esto sea una leyenda y, con el terremoto, las campanas se hayan roto y jamás vuelvan a tocar".
Aquella tarde, resolvió volver a su casa.
Se aproximó al océano para despedirse. Contempló una vez más la Naturaleza y, como ya no estaba preocupado con las campanas, pudo sonreír con la belleza del canto de las gaviotas, el ruido del mar, el viento golpeando las hojas de las palmeras. Escuchó a lo lejos la voz de sus amigos jugando y sintióse alegre por saber que pronto regresaría a sus juegos infantiles.
El niño estaba contento y - en la forma en que sólo un niño sabe hacerlo - agradeció el estar vivo. Estaba seguro de que no había perdido su tiempo, pues había aprendido a contemplar y a reverenciar a la Naturaleza.
Entonces, porque escuchaba el mar, las gaviotas, el viento en las hojas de las palmeras y las voces de sus amigos jugando, oyó también la primera campana.
Y después otra.
Y otra más, hasta que todas las campanas de templo sumergido tocaron, para su alegría.
Años después, siendo ya un hombre, regresó a la aldea y a la playa de su infancia. No pretendía rescatar ningún tesoro del fondo del mar; tal vez todo aquello había sido fruto de su imaginación, y jamás había escuchado las campanas sumergidas en una tarde perdida de su infancia. Aun así, resolvió pasear un poco para oír el ruido del viento y el canto de las gaviotas.
Cual no sería su sorpresa al ver, sentada en la arena, a la mujer que le había hablado de la isla con su templo.
- ¿Qué hace usted aquí? - preguntó.
- Esperar por ti - respondió ella.
Él se fijó en que, aunque habían transcurrido muchos años, la mujer conservaba la misma apariencia: el velo que escondía sus cabellos no parecía descolorido por el tiempo.
Ella le ofreció un cuaderno azul, con las hojas en blanco.
- Escribe: un guerrero de la luz presta atención a los ojos de un niño. Porque ellos saben ver el mundo sin amargura. Cuando él desea saber si la persona que está a su lado es digna de confianza, procura verla como lo haría un niño.
- ¿Qué es un guerrero de la luz?
- Tú lo sabes - respondió ella, sonriendo -. Es aquel que es capaz de entender el milagro de la vida, luchar hasta el final por algo en lo que cree, y entonces, escuchar las campanas que el mar hace sonar en su lecho.
Él jamás se había creído un guerrero de la luz. La mujer pareció adivinar su pensamiento.
- Todos son capaces de esto. Y nadie se considera un guerrero de la luz, aun cuando todos lo sean.
Él miró las páginas del cuaderno. La mujer sonrió de nuevo.
- Escribe sobre el guerrero - le dijo.

Seamos todos Guerreros de la Luz. Ya entenderán qué quiero decir.

Libros...


El laberinto de la rosa
The rose Labyrinth
Titania Hardie
Traducido por Luisa Borovsky
Suma de Letras
429 páginas

La trama consiste en la búsqueda de un legado dejado a una familia a través de objetos perdidos y pergaminos heredados, una pareja que se unen por extrañas circunstancias donde se mezcla la historia de vidas pasadas, reencarnaciones, fanáticos religiosos, y mucha historia mística.




"Y que harían si Dios hablara directamente a la cara y os dijera:

Os ordenos que sean felices en el mundo mientras vivan

Que harían entonces?"

Un libro lleno de enseñanzas para continuar, para creer, crecer.
Súbete al tren que te lleva por "Ilusiones", será un paseo extraordinario.

Cantar de los Cantares.Cap 3, completo.

"El ensueño de la esposa"

Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma;
Lo busqué y no lo hallé.
Y dije: me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad;
Por las calles y por las plazas
buscaré al que ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé.
Me hallaron los guardas que rondan la ciudad,
y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?
Apenas hube pasado de ellos un poco,
hallé luego al que ama mi alma;
Lo así, y no lo dejé,
Hasta que lo metí en casa de mi madre,
Y en la cámara de la que me dio a luz.
Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén,
Por los corzos y por las ciervas del campo,
Que no despertéis ni hagáis velar al amor,
Hasta que quiera.

"El cortejo de Bodas"

¿Quien es esta que sube del desierto como columna de humo
Sahumada de mirra y de incienso
Y de todo polvo aromático?
He aquí es la litera se Salomón;
Sesenta valientes la rodean,
De los fuertes de Israel.
Todos ellos tienen espadas,
diestros en la guerra;
Cada uno su espada sobre su muslo
por los temores de la noche.
El rey Salomón se hizo una carroza
De madera del Líbano.
Hizo sus columnas de plata,
Su respaldo de oro,
Su asiento de grana,
Su interior recamado de amor
Por las doncellas de Jerusalén.
Salid, oh doncellas de Sion, y ved al Rey Salomón
Con la corona con que le coronó su madre en el día de su desposorio,
Y el día del gozo de su corazón.

agosto 03, 2009

Conversión. Cap 6 (parte 4)

No me interesa qué día es.

Estoy sentada aquí, en mi sofá, junto a la ventana. Jesús se acaba de ir. Estoy sola. Y, francamente, estoy sorprendida al ver mi habitación tan aseada. Ni siquiera parece mi habitación. Da miedo.
Tengo ganas de mirar hacia la ventana de Lucas. Aunque no sé para qué. No tiene caso. Aunque claro, puede que me encuentre con su mirada o quizás ni siquiera esté ahí.
Ay…por favor…soy tan patética. Quisiera golpearme la cabeza contra la pared, pero eso solo haría que Jesús volviera para regañarme. Eso no puede ser bueno, considerando que estuvo un buen rato aquí y además, se acaba de ir. No quiero que me regañe.
Bien…acabaré con la tortura, la ansiedad, lo que sea que me pasa…miraré a la ventana.
Él no está ahí. Bien. No fue tan malo. Él no está ahí. No está.
Perfecto, ahora sí está. Acaba de aparecer. Se sentó en su sofá. Recuerdo que tiene un sofá, donde estaba sentando Santiago.
Ummm…tengo días que no hablo con mi hermanito. Seguramente Lucas lo mantiene ocupado. Me roba a mi hermano y eso no está bien.
Quizá yo debería robarle a su hermana. No…no…no está bien pagar mal por mal. Incluso yo sé que eso es malo.
Puedo mirar disimuladamente a la ventana.
Sigue ahí. Creo que se bañó o se cambió de ropa, al menos, porque lo que lleva puesto no está mojado. Al contrario de su rubio cabello. Pero creo que ya estaba mojado cuando se fue de aquí.
Bien. Debo parar de detallar a Lucas. Él es…como mi hermano…creo…
O quizás no…espero que no…


Cerré el diario bruscamente. Sé que no tiene la culpa de lo que escribo en él, es solo un diario, un objeto inanimado, pero tenía rabia. Estaba molesta conmigo misma por pensar en Lucas de esa manera. Él, en nuestros días de infancia y aventuras inventadas, era mi mejor amigo, como un hermano, casi. Y ahora, por culpa de las hormonas, empezaba a detallarlo. Yo no debería estar detallando a Lucas. Eso es…repugnante, porque los hermanos no se detallan entre sí.
Sin embargo, ese día su cabello lucía genial. Le caía sobre los ojos como cascada. Literalmente, porque estaba mojado.
Vi que Lucas miraba fijamente a mi habitación. Su expresión era de sorpresa.
Abrí la ventana al tiempo que él.
Lucas se apoyó en su alféizar. Yo lo imité, pero añadí una expresión de suficiencia.
- Cambiaste de habitación-me acusó-. Eso no es justo.
- ¡Yo no cambié nada!-exclamé indignada-. La limpié.
- ¿En qué momento limpiaste ese desastre de habitación que tenías?-me preguntó. O sea que él creía que yo tenía un desastre de habitación. Genial. Perfecto-. No malinterpretes las cosas. Y sabes que tu habitación si estaba hecha un desastre.
Abrí la boca, sorprendida hasta lo más profundo. Ya no eran imaginaciones mías.
- No seas infantil-me dijo, muy bajo-. ¿Cuándo la limpiaste?
- Cuando Jesús vino a visitarme.
Lucas asintió, conforme.
- Ojala lo mantengas así.
- ¿Qué quiere decir eso?
- Que espero que tu habitación no vuelva a ser un desastre.
Cerré la ventana de golpe y me tiré en el sofá, dándole la espalda a Lucas, pero con las cortinas sin correr para que él pudiese ver que estaba molesta.
El diario me incomodaba bastante. Era muy duro.
Lo tiré con rabia al suelo.
Se abrió por la mitad y salió volando una hojita de árbol seca.
Que extraño. Tenía ese diario desde que me mude por primera vez y no recuerdo haber puesto jamás una hoja de árbol dentro.
Me levanté y la tomé con sumo cuidado en las manos, pues estaba seca. Podía romperse.
La llevé hasta el sofá y me acosté de nuevo.
No era una hoja muy grande.
La tomé, la puse cerca de mi rostro, para leer una escritura que estaba en ella. ¿Quién escribía en una hoja?
Había un sonido que provenía de mi ventana. Me levanté para ver qué era. Leería la hoja después.
Era Lucas lanzando no sé qué cosas a mi ventana.
La abrí y le lancé una mirada de desaprobación.
- ¿Qué…qué tienes ahí?-me preguntó titubeante.
- Una hoja que encontré dentro de mi diario…oye, ¿Qué te pasa?
- Ah…bueno…disfrútala…-su tono de voz era tan…extraño.
- Lucas, espera. ¿Qué te pasa?
- No…es que…olvídalo-dijo finalmente.
Le di una mirada que reflejaba que claramente no entendía nada. Él la comprendió. No podía pedir más.
- Buenas noches-le deseé.
Él hizo un gesto de “lo mismo para ti”. Tan expresivo, Lucas.
Me recosté de nuevo en el sofá, dándole la espalda a la ventana, esta vez para que Lucas no me desconcentrara. Sabía que seguía ahí.
Tomé la hojita de nuevo con sumo cuidado. No quería romperla, como dije, y estaba seca, además.
La acerqué a mi rostro para ver mejor las letras grabadas en ella.
“TE EXTRAÑARÉ…” decía la hoja, en letras pequeñas.
“te extrañaré…”… ¿Qué significa?
Miré el reverso de la hoja.
“RECUÉRDAME COMO EL PRIMER DÍA. TE QUIERO. LUCAS”
¿Lucas?
¿Lucas había dejado una hoja de árbol escrita en mi diario?
No, no…primero, ¿Cómo rayos había tenido Lucas acceso a mi diario? Quiero decir, ¡Era mi diario! Los diarios son privados. O deberían serlo…
En todo caso, éramos niños.
Y, honestamente, ahora no quería preguntarle nada sobre eso. Nada. Cero. No estaría bien, no sería correcto.
Pero… ¿“recuérdame como el primer día”?
¿Qué tenía que ver un primer día con una hoja?
Qué extraño.
Pero, valiente como era, podía llegar fácilmente a saber el por qué sin necesitar a Lucas para ello.
Aunque lo más lógico sería preguntarle a Lucas, pues él era el autor de la nota. Sin embargo, decidí que no. No, señor. No más depender de un chico para hacer cualquier cosa.