antes de empezar, queria disculparme con todos mis lectores, por haberlos hecho esperar tanto. Eso no puede estar bien.
Pero bueno, espero que me perdonen por tan larga espera.
Sin mas que decir, aqui esta.
Esperé, de todo corazón, que volteara.
No lo hizo.
Lucas me dejó sola. Quiero decir, realmente sola, porque ni siquiera podía contar con mi familia. Estaba sola…
O no…
Él estaba ahí, de nuevo, después de bastantes pares de días, estaba de vuelta.
Siendo honesta, solo podía agradecerme por tener la habitación en perfecto orden.
- Debo ser un completo fastidio para ti-le dije. De verdad lo pensaba, no era en broma.
Y aunque mi comentario no fue el mejor, Jesús sonrió, al tiempo que sacudía la cabeza, negando.
Me senté cerca de él. Lo necesitaba. El inspiraba paz, una paz que yo necesitaba ahora que mi vida se había vuelto un completo desastre.
- Culpas a la vida-dijo de pronto. Yo sabía que él lo sabía, así que no me sorprendí. Más bien, se puede decir que lo esperaba.
No pude decir nada. No porque no quisiera, sino porque no tenía nada que decir. No había manera de justificarme, no había forma de explicar por qué culpaba a la vida. Lo único que podía hacer era negar su afirmación, y si lo hacía, iba a quedar como la persona más estúpida en toda la faz de la tierra. Quiero decir, todo el mundo sabe que Dios no miente jamás, y negar lo que acababa de decir sobre mí, era sin duda llamarle mentiroso.
La mejor solución era cerrar la boca. Además, él tenía algo más que decir.
- La vida es únicamente el tiempo de existencia del ser humano. Lo que el humano, en este caso tú, haga en ese tiempo entre el momento que nace y el instante en que muere, decidirá cada situación que enfrenten en el futuro. No es culpa de la vida. Es culpa tuya, por haber hecho algo en el pasado que decidió esto-es extraño que él siempre se me aparezca en la habitación, diga millones de cosas como esa, se vaya y yo no aplique nada de eso, siempre termino siendo igual y eso no puede estar bien. Es decir, él cumple con su parte, que es instruirme y yo tengo que cumplir con la mía, que es recibir lo que él dice y aplicarlo. Para cumplir la primera parte de mi parte, era una experta, para la segunda…mejor no hablemos de eso-. El control lo tienes tú.
- Pensé que el control lo tenías tú…ahora me siento engañada.
- Oh, no…lo tengo yo, es cierto. Pero yo no puedo decidir por ti. O puedo, pero no quiero. Tú puedes hacer cuanto te plaza y yo no me interpondré, lo prometo. Solo debes tener presente que lo que hagas, pienses y digas hoy, decidirá el día de mañana.
No quería hablar de eso. Si. Me equivoqué con mi familia, me equivoqué con Lucas, estaba equivocada y soy una persona emocionalmente inestable.
- Lucas me odia-dije, de pronto para cambiar el tema-. Lo peor es que tiene razón para hacerlo…quiero recuperar a mi amigo.
- El no te odia. Al contrario. Pero que pienses de esa forma, es enteramente culpa tuya. Una de las mejores cosas de este mundo, y la menos frecuente, es un humano que sabe aceptar sus errores como propios sin siquiera pensar en culpar a alguien más. Esa, querida amiga, es una verdad que no ha sido revelada a mucha gente y hoy tú tienes ese privilegio. Intenta utilizarla lo más que se pueda.
- ¿podrías llamarlo? Necesito disculparme.
Jesús sonrió. Lucas apareció en mi ventana. No por arte de magia, no. Ya tenía un par de segundos mirando, antes que yo preguntara a Jesús si podía llamarlo. No es que me sorprenda, es decir, él siempre sabe todo aún antes que yo misma.
Jesús sacudió su mano y la ventana se abrió para darle paso a Lucas.
- Hola…-dije, a media voz.
- Hola…-su saludo no fue muy diferente al mío. Lucas hizo una reverencia a Jesús-. Qué bueno verte de nuevo. Debes estar muy desesperado con ella.
- ¡No le hables así!-exclamé, indignada hasta lo más profundo-. El puede venir cuando quiera.
- Está bien, Alexa. Lucas y yo somos amigos. Ahora, continúa tú.
- Bien…-me aclaré la garganta-. Lucas…, lo siento mucho. muchísimo. Sí, traté de usarme como vía de escape y eso estuvo…mal. No debí hacerlo. Por favor, perdóname.
- Está bien. Me alegró que él esté aquí. Quizás si no me escuchas a mí, lo escucharás a él y aprenderás a enfrentar tus problemas-musitó.
- ¿sigues enfadado?
- No. Pero no me gusta ver como una muchacha, como lo eras tú, se deja vencer por pequeñas adversidades. Tú luchabas, Alexa… Xa luchaba…
Eso era lo que me dolía, lo que me hería de sus palabras. Siempre tenía que sacar a colación la antigua yo. No podía aceptarme como era entonces, no, jamás. No había espacio para Alexa, porque él no se atrevía a borrar el pasado.
- Los recuerdos son poderosos-dijo Jesús de pronto.
Le lancé una mirada casi asesina a Lucas.
Lo siguiente que supe: Jesús ya no estaba.
Lucía desconcertada, lo sabía. Podía notarlo en mis huesos, en el latir de mi corazón, en el fluir de mi sangre.
- No le gusta la discordia-fue la única y seca explicación de Lucas-. Deberías pedirle perdón.
- También tú deberías pedirle perdón.
- Lo sé. Ya lo he hecho. En el momento en que terminamos de discutir, mientras se iba.
Me sentí terriblemente mal conmigo misma.
Mi expresión me delataba.
- Tampoco se siente muy cómodo con la culpa, Alexa. Simplemente pídele perdón de corazón y él te lo concederá.
- ¿con qué otras cosas no se siente cómodo…? Quiero decir… ¿Qué no le gusta?
- No le gusta el orgullo, las mentiras, la impureza, los deshonestos, el engaño, la discordia, división, odio, murmuración, chismes…no le gustan muchas cosas. Pero ama a todo el que practica lo contrario a ellas…el amor, la honestidad, la humildad…la verdad…solo que para el humano es mucho más fácil practicar aquellas que le desagradan…son placenteras y requieren menos de uno mismo. El camino a la salvación no es fácil, Alexa…pero es importante. La próxima vez que le hables, quizás quieras preguntarle sobre eso…
¿La salvación?
- Todo tiene un fin…hasta nosotros…
- ¿un fin?
- ¿has hecho alguna vez algo…sin finalizarlo?
- Si.
- ¿Qué tal te ha ido?
- Del asco.
- He ahí la respuesta. La humanidad, no es un ciclo…no es un anillo…la humanidad sí tiene un final.
Este, es el final de la primera parte. Pronto, vendra la segunda.
Los bendigo!
marzo 05, 2010
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