julio 30, 2009

Conversión. Cap 6 (parte 2)

Jesús permaneció en mi habitación más que ninguna otra noche. Probablemente fue la primera noche que me desvelé.
- Oye, Jesús-le dije-. ¿Qué crees que pase con mi familia cuando yo…cambie?
- Mejorará-dijo. No había ni un atisbo de duda en su voz-. Si tu familia, a tus ojos, está mal y quieres un cambio para ellos, primero debes cambiar tú. ¿Comprendes eso?-asentí-. Cuando tú cambies, ellos cambiarán.
- Es difícil-dije en voz baja.
- No lo es, si tienes fe-Fe. Claro. Creer-. “La fe es la convicción de lo que se espera y la certeza de lo que no se ve”
Citó. Sabía que eso estaba en la Biblia. En alguna parte de la Biblia. No sabía donde exactamente, pero al menos sabía eso.
Jesús me sonrió.
Sin duda ya era una persona más sensible. Quizás. O no.
- Jesús…-dije, un poco avergonzada, la verdad-. ¿Me hablarías sobre el amor? Estoy segura de que nadie sabe más sobre eso que tú-le sonreí al llegar a esa parte.
- ¿Qué quieres saber?-me preguntó.
- No lo sé…primero quisiera saber qué es-por algún lado teníamos que empezar.
Jesús tomó una posición como de quién está a punto de empezar a recitar poesía.
- “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser…”-Wow-. 1 Corintios 13. 4-8-creo que eso era una cita bíblica-. No tenías que preguntarme qué era el amor, porque la respuesta siempre la has tenido cerca de ti.
- Tienes razón con eso de que es sufrido, de que todo lo cree y lo espera y lo soporta…
- Dime, Alexa: ¿Has vivido el amor?-me preguntó.
- Bueno…creo que no.
- Entonces, no sabes lo que dices-me reprochó-. Una persona que ha vivido el amor, es una persona que ha vivido. Porque sin amor, no eres nada, sin amor, no tienes vida. Si no has amado, entonces, no has vivido.
- Creo en el amor como algo que daña a las personas. Enamorarse, amar a alguien, es de locos-dije entonces. Estaba muy segura de eso en aquel tiempo-. Es de locos porque siempre llegará un momento en que perderás a alguien que amas. Nadie está contigo para siempre. Ni siquiera el amor puede hacer eso.
- Los que prefieren la sensatez y huyen de la locura son incapaces de sentir el amor verdadero.
- ¿Qué significa eso?
- Eso mismo-dijo, solamente.
Me frustré un poco. Claramente estaba diciendo que yo era incapaz de amar. Y eso no era así. ¡Si hacía nada me había dicho que yo amaba a Lucas!
- No quise decir eso-explicó Jesús-. Amas a Lucas de una forma distinta. El amor verdadero es el amor que te he descrito. O amor ágape. Que es el amor de Dios.
- No te entiendo.
- Ámense unos a otros como yo los he amado.
- Sigo sin entender.
- Es un mandamiento. Dios tiene su manera de amar. De esa manera, como él los ama, quiere que ustedes se amen entre sí. Si huyes de la locura, entonces no podrás amar. Porque lo que es locura para los hombres, es sabiduría para Dios.
Me dejaba helada. En serio lo hacía. O es que había mucho frío en la habitación. Pero su forma de hablar, de expresarse, de explicarme todo cuanto no entendía, era única. No había nadie parecido a él.
Quizás Lucas tenía razón. Yo veía y no creía. Sí. Jesús y Lucas hablaban muy bonito de Dios y todo, pero para mí no era suficiente.
¿Cómo podía estar segura de que no me mentían? ¿Cómo podía saber que lo que decían era cierto y que no estaba yendo por un mal camino? ¿Cómo podía saber qué camino era malo y qué camino era bueno?
- ¿Qué sientes, Alexa?-me preguntó.
- Dudas-fui sincera.
- No me refiero a eso. ¿Qué sientes en tu interior, en tu corazón? ¿Sientes que soy bueno, sientes que soy malo?
- Siento que eres bueno. Siento que esto es bueno.
- Entonces, no tienes dudas.
¿Por qué era tan sabio y yo tan idiota?
- No lo eres-replicó Jesús-. Toda persona tiene sabiduría. Una sabiduría oculta, quizás. Pero la tienen. Tú, también la tienes.
- Escucharte hablar me hace cohibir-confesé, riendo. Él se unió a mis risas, pero la suya resaltaba, porque era realmente melodiosa. Una risa hermosa, digna de él-. ¿Cómo es que sabes tantas cosas?
- He tenido toda la eternidad para aprenderlas-dijo. Sabía que detrás de esa frase había algo más. Algo mucho más divino y más real que cualquier otra cosa. Pero, como antes, quizás todavía no era tiempo de develarlas.
Jesús sonrió, tiernamente, como un niño, y dijo:
- Veo que has aprendido algo, conmigo.
- Es imposible no aprender contigo.
- Nada es imposible.
Ahora tenía otra pregunta sobre el amor. Si es que a eso se le podía llamar de tal manera.
- ¿Es bueno el concubinato?-pregunté.
- El hombre y la mujer han nacido para amarse, pero no para vivir juntos. Los amantes célebres de la historia vivieron siempre separados.
- Entonces, eso incluye el matrimonio, ¿no?
- No-dijo firmemente-. Cuando un hombre y una mujer se casan, pasan a ser como una sola persona. No viven juntos, porque son uno.
Ahora entendía. Entonces, el concubinato no estaba bien. Genial, nunca me gustó eso.
- ¿Me explicarías esa frase que me dijiste de la sensatez, el amor, el no amar…?-si no la había dicho precisamente para mí, entonces, ¿Por qué?
- Aquel que ama, sueña. Aquel que es sensato, es prudente e inteligente. Y es bueno ser sensato, pero no todos son soñadores. Soñar para muchos es locura. Para Dios es un lenguaje. Si no sueñas, pero eres inteligente, sensata, prudente, no puedes amar. Tienes que serlo, pero poder soñar. En el soñar esta la esencia de la vida, que también es el amor. Y el amor es Dios.
- Entiendo.
- Pero, ten cuidado-le di una mirada inquisitiva. No sabía de qué hablaba-. Purifica tu corazón antes de permitir que el amor se asiente en él, ya que la miel más dulce se agria en un vaso sucio.
Eso sí lo entendí. Si mi corazón no es puro, entonces mi amor tampoco lo será. Claro, al principio sí. Pero con el tiempo, se ensuciará con la suciedad de mi corazón. Y a nadie le gusta la miel agria-a mí ni siquiera me gusta dulce, pero es un buen ejemplo eso de la miel-. Todos prefieren la miel dulce, que siempre se mantiene fresca.
- Es exactamente a lo que me refiero-dijo Jesús, con una expresión de orgullo-. Felicitaciones. Has aprendido algo más.
- Tus palabras me dan unas ganas terribles de estar enamorada-confesé. No que me sintiera orgullosa de eso, pero prefería decirlo. Total, igual iba a saberlo.
- Es porque estás creciendo y quieres experimentar el amor. Pero espera. No lo busques con ansias, porque él no es ansioso. Si lo haces, entonces este se alejará de ti. Déjalo que venga solo. Justo como estoy haciendo yo contigo.

julio 28, 2009

Más premios:D



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Gracias, Jezik, de http://www.fansdemeyer.blogspot.com/ es genial!
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Con la lectura he viajado a todas partes del mundo, e incluso a lugares fuera de este mundo. Me transporta a una realidad diferente, lo que es bueno porque no me gusta para nada la realidad de este mundo. Leer me hace vivir emociones desconocidas y generalmente, altera un poco mi sistema emocional...Amo leer porque cuando lo hago, mi imaginación no tiene limites.
4.OTORGAR A LOS BLOGS QUE QUIERAS.
Vicente
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Viviana

julio 27, 2009

Conversión. Cap 6 (parte 1)

6

Volví a mi habitación arrastrando los pies. Dejé la mopa a un lado. No tenía ánimos de limpiar.
Cuando entré a mi habitación, por poco me da un infarto. ¿Cómo no lo noté antes?
Era un desastre. Un completo desastre. Pero era mi culpa. Yo había permitido a Lucas salir por dentro.
En mi descuido, cuando entramos dejé la ventana abierta y cabe decir que no había cesado la lluvia. Mi sofá, los cojines que estaban sobre él y parte de la alfombra, estaban empapados.
¡No podía ser!
Con cuidado, me dirigí a cerrar la ventana. Lucas estaba asomado en la suya. Me incliné, hacia fuera, porque él hizo lo mismo.
- Sabía que no ibas a limpiar-me dijo.
- Ay, cállate-dije, frustrada. En parte, porque tenía razón-. Voy a demostrarte que puedo hacerlo.
- ¿Dejarías la ventana abierta, para disfrutarlo?-me preguntó.
- ¡No!-exclamé-. Ve a dormir.
Cerré la ventana con un golpe. Pensé que quizás podría haberse roto el vidrio. No fue así. Agradecí. No tendría que limpiar vidrios de la alfombra, lo que es bastante difícil. Se quedan incrustados…es una pesadilla.
Me volví para observar mi habitación, pero me encontré con una sorpresita.
Caminé hacia él.
- Lucas dijo que no vendrías por el desorden-dije, sonriendo.
- No es que me complazca estar en este lugar, en este estado-dijo-. No soy amigo del desorden. Lucas me conoce bien. Pero pensé que tal vez necesitarías un poco de ayuda para terminar temprano.
- ¿Viniste a ayudarme?-inquirí-. Pero eres incorpóreo.
- No crees que pueda hacerlo-¿Cómo lo supo? Ah, si. Él lo sabe todo-. En ese caso, no podré ayudar. Solo me sentaré aquí-se sentó en mi cama, que ahora lucía ordenada-, te observaré y quizás podamos hablar un poco.
Me encogí de hombros. Además, creo que lo que Lucas quería decir era que lo ordenara yo sola. Y si Jesús me ayudaba, no iba a hacerlo sola. Además, tenía que lograrlo. Tenía que demostrarle a Lucas que podía hacerlo. Él me subestima mucho.
- Esa es una buena manera de incentivar-comentó Jesús. Lo miré un poco intrigada. No tenía idea de lo que estaba queriendo decir-. Demostrarle a una persona que sí puedes. Es una buena manera de instar a alguien a hacer algo.
- ¿Crees que Lucas me está manipulando?-inquirí.
- Oh, no. Para nada. Él realmente cree que no lo harás.
- ¡Entonces, qué clase de amigo es!-exclamé, mientras recogía una camisa del suelo-. No cree en mí. No me alienta…
- ¿Tú crees en él?-me preguntó entonces.
No supe que decir, porque, honestamente, ¿en qué debía apoyar yo a Lucas? Él no me había comentado sobre nada. No me había dado razones para dudar de él.
- No tengo razón alguna para dudar que él puede hacer algo-contesté-. Lucas es un muchacho capaz de hacer cada cosa que se proponga. Lucas puede con todo…no como yo. Soy una cobarde…no logro avanzar. En lugar de eso, retrocedo…él tiene razón-me dejé caer sobre el sofá mojado.
- Lo que acabas de hacer es el primer paso-comentó Jesús-. Has aceptado lo que en realidad eres y has encontrado además un modelo. Pero sé tu misma. Solo cambia esas cosas que no te gustan. Tú tienes el poder para hacerlo. Desearía que lo hicieras, pero no puedo obligarte. Eres libre de hacer lo que te plazca. Pero Lucas ya te habló de las decisiones. Todo en tu vida está escrito. Pero debes saber que está escrito con lápiz, no con pluma. Lo que yo tengo para ti, quizás no es lo que escojas no te llevará a eso y me veré obligado a usar el borrador. Pero has dado el primer paso, y eso es bueno.
Mientras Jesús hablaba, yo recogía.
- Debes saber, también, que no será fácil-explicó-. Nada en la vida, de las cosas buenas, es fácil. Lo fácil cuesta caro, al final del día. Entiende eso. Tu cambio se aproxima. Pero está en tus manos. Intenta mantener a Lucas cerca, él te ayudará. No lo hagas desesperar.
- ¡Desesperar!-bufé-. ¡él me hace desesperar a mí!
- Bueno, no desesperes cuando se trate de Lucas-¿Eso era una orden-. Tenle paciencia. Es un muchacho complicado.
- No lo es-repliqué-. Yo comprendo a Lucas. Para mí él es como un libro abierto. Y mi libro favorito, además.
- Para muchos no lo es-indicó. Cada quién con su punto de vista, ese es mi lema. Bueno, cambio mucho de lemas, pero ese no es el punto-, incluyéndome. Me costó conocer a Lucas, porque no abría su corazón. Ahora lo hace. Y es fascinante como contigo es diferente. Aunque no seas la misma, aunque no seas esa que él extraña y ama…
- ¿Qué él extraña y qué?-inquirí.
- Y ama. Esa Alexa era su mejor amiga-explicó-. ¿O es que tú no lo amas, también?
Ah, entendí a lo que se refería.
- Si…quiero decir, lo quiero y me preocupo por él, como amiga…
- Bueno, él ya no tiene a esa amiga por la que se preocupaba. Y tú te encargaste de eso-¿Me estaba echando la culpa?-. Yo no culpo a nadie. Cada quién es responsable de sus acciones y de lo que las mismas traen consigo.
- ¿Estás queriendo decir que sí es mi culpa que Lucas ya no me quiera?-pregunté a media voz. Él asintió-. Y yo estaba excusando a la pubertad cuando todo recaía a mí. Él tiene razón, soy un desastre, he cambiado y…-me eché a llorar- no sé como cambiar eso…necesito cambiar…no quiero…-mi voz se quebraba mucho, tenía un nudo en la garganta-. Soy una tonta. Él está en todo su derecho de quererme lejos de él…
- Tú lo amas.
- No…yo no…-las lágrimas continuaron resbalando por mis mejillas-. Bueno, no sé de qué clase de amor hablas, Jesús. Pero quién va a saberlo mejor que tú. Supongo que, si tú lo dices, entonces sí. Lo amo.
- No sufras-me dijo, su voz era como el sonido de las olas del mar. Uno de mis sonidos favoritos, por cierto-. Lo entenderás a su tiempo. Pero lo amas-asentí. ¿Qué más iba a hacer?


me gustó este capítulo.

Otro premio...


Hola!!! :D me han otorgado otro premio!:D
http://ezvvastar.blogspot.com/ gracias, viviana por el premio!!:D Eres genial, de verdad eres super!!!!:D
Mas tardecita subo a quién se lo otorgo!!:D

Amor y Bendiciones!

julio 25, 2009

Conversión. Cap 5 (parte 6)

Abrí la ventana un poco más de lo que estaba, para que pasara con comodidad. Pisó una de mis almohadas. Sus zapatos tenían corteza de árbol. ¿Qué clase de zapatos quitan la corteza de árbol de los árboles?
Mi pobre almohada se ensució. Y mi cojín junto a la ventana, se mojó por su ropa.
Lucas me dedicó una sonrisa, y luego añadió:
- Te lo advertí.
- Solo…termina de pasar, ¿quieres?-las palabras salieron de mi boca con mucha rapidez. Una rapidez que notaba lo frustrada que estaba por mi habitación…mi pobre habitación.
- ¿piso de alfombra?-preguntó, retóricamente, para después echarse a reír-. Vendré a limpiar mañana, lo prometo.
- No tienes que venir a limpiar-dije, entre dientes.
Se volvió para mirarme, parado en mi alfombra, goteando.
- ¿Quién lo hará entonces?-preguntó. Le dije que yo, obvio-. Tú no vas a hacerlo, Alexa.
Empezó a caminar. ¿Qué quería decir con eso?
- Oye…oye, espera-le dije, poniéndome súbitamente frente a él, cerrándole el paso-. ¿Qué quieres decir con eso?
- Que no lo harás-dijo-. Mírate. Mira tu habitación. No eres del tipo que limpia su habitación y menos cuando es otro quién la ha ensuciado. Eres más bien del tipo que la ensucia más para hacer enfadar a sus padres.
Abrí la boca para decir algo, pero la cerré inmediatamente.
- Bien. Es verdad-concedí. No accedería a más-. Pero, ¿sabes qué? Voy a demostrarte que puedo hacerlo. Sí. Voy a demostrártelo.
Honestamente, yo sonaba como una psicópata.
- Necesitas un psicólogo-me dijo.
- Lo sé-dije en voz muy baja, casi inaudible. Casi.
Lucas se echó a reír. Obvio. Yo era su atracción de circo.
- Vete. Quizás Jesús venga-le dije.
- No con este desastre-me dijo-. Además, ¿quieres que ensucie más?
- Si. Ahora, largo-espeté.
- Tus padres me matarás cuando me vean y a ti también.
- Mis padres no están. Largo, Lucas.
Lo acompañé hasta la puerta. No porque quisiera, sino porque llevaba una mopa tras él, limpiando toda el agua que dejaba en mí piso.
- La mayoría de la gente no hace esto-me dijo mientras bajábamos cuidadosamente las escalares.
Bufé.
- Si. La mayoría de la gente, incluyendo a mis padres, simplemente te hubiera tirado por la ventana.
- ¿Lo hubieras hecho tú?-me preguntó. Su voz tenía un tono un poco extraño.
- Eh…no…quiero decir, te estoy ayudando a salir, ¿no es así?-sin razón aparente, me puse muy nerviosa-. Te hubiera tirado por la ventana la primera vez que te vi aquí, si hubiera querido…pero no quise…creo…
Lucas soltó una risotada, que casi lo hace caer.
- Ten cuidado-le dije. Me estaba preocupando por él más de lo debido-. No quiero que manches el piso de sangre. Ya tengo bastante que limpiar gracias a ti.
- Fue tu culpa. Yo pude haberme ido por la árbol muy fácilmente, pero tú no querías.
- No quería que te cayeras y te abrieras la cabeza. Eso es lo que no quería-me defendí, aunque no me ayudó demasiado-. Ahora, camina con más cuidado.
Lucas y yo terminamos de bajar las escalaras de mi casa, con tal cuidado que ambos parecíamos un par de ancianos en sus últimos años-no lo digo con ánimos de ofender a los ancianos. Sé que algún día perteneceré a ellos-.
- Bien…supongo que nos veremos después-dije, cuando estuvimos frente a la puerta.
- Claro…
Lucas se inclinó hacia mí y besó mi frente. Cada célula de mi cuerpo se descontroló, eso es seguro. Pero sin embargo, no pude evitar preguntarme si eso se había convertido en una costumbre.
- Te veo luego, Xa…-dijo, sonriente.
Yo abrí la boca, sorprendida.
- Volviste a ser ella por un momento-explicó y después salió, dándole fin a ese día tan importante para los dos.



fin de cap 5..:D por fin!

julio 24, 2009

Conversión. Cap 5 (parte 5)

Él asintió.
- Lo recuerdo-dijo sonriente.
Me llené de emoción porque él lo recordaba. Quizás lo recordaba como yo.
Pero no entendía como es que él sabía tanto de eso. Cómo es que recordaba tanto de mí.
- Tú lo conoces-dije-. ¿Me hablarías de él?
- Por supuesto-sonrió. Esperé-. Él es…como nadie-supongo que eso describía todo a la perfección. Lucas rió-. Si, es verdad-lo miré extrañada-. Bueno…-se había puesto repentinamente nervioso-. Él es como nadie. Nadie en el mundo es como él, porque él nunca perteneció a este mundo…
- ¿me estas queriendo decir que hay otros mundos?-inquirí un poco incrédula, a decir verdad.
- El ser humano tiene una característica muy curiosa-empezó-. Nosotros, los humanos, necesitamos creen en algo más grande que nosotros, algo que nos guíe…pero solo creemos cuanto vemos. Por ejemplo: todo lo que puedes ver y conocer, es la tierra. Pero solo por el hecho de que no puedas ver nada más, no significa que no esté ahí, ¿o si?
No entendía mucho de lo que me estaba diciendo, y él lo notó. Supongo que por mi expresión.
- Bien. Probemos con esto: Tú no ves a tu corazón, ¿o si?-negué con la cabeza-. Pero sabes que está ahí, ¿cierto?-asentí-. ¿Sucede lo mismo cuando de hablan de cosas fuera del entendimiento terrenal?
- No. Nunca las creo.
- Pero, pueden que estén ahí-dijo él. Tenía sentido-. Puede que eso sea el corazón de este mundo. No puedes verlo, pero deberías saber que está ahí.
- ¿Otro ejemplo, por favor?
Era un tema bastante interesante.
- ¿Puedes ver tu alma?-negué con la cabeza-. Pero sabes que está ahí-de eso no estaba muy segura-. Sí, está ahí. Aunque no lo creas-¿Cómo es que podía saberlo?-. Yo poseo una también. En todo caso, no ves tu alma, pero sabes que está ahí, sabes que es en gran parte lo que te da vida, sabes que es lo que creó quién eres. Me refiero a tu personalidad. ¿Has escuchado eso que dicen “alma pura” o “sin alma” o lo que sea…?-asentí-. Puedes podría ser más cierto de lo que imaginas.
¿Es que quería asustarme, o qué?
Lucas se carcajeó.
- Lo siento-dijo-. Recordé algo-sonrió-. Sigamos; en este ejemplo, quiero demostrarte que Dios es el alma del mundo, de la tierra. No lo ves, pero sabes que está ahí, sabes que es lo que le da vida a todo, sabes que es en gran parte…en realidad, es en su totalidad, el responsable de lo que ves.
- Linda teoría, Lucas, pero no me convence.
Me miró extrañado. Luego, sonrió.
- Pues eso es extraño-dijo. Genial, ahora me llamaba rara-. No me malentiendas. Es extraño porque su hijo te visita y tú aún no crees. La mayoría de las personas creen sin ver. Pero tú ves y no crees.
Abrí la boca para decir algo, pero las palabras no salieron, porque fueron sustituidas por otras.
- ¿El hijo de quién?-pregunté.
- Pues, de Dios, obviamente-dijo-. ¿De quién más estamos hablando sino es de ellos dos?
Me carcajeé. Según habíamos hablado, sus teorías siempre habían sido interesantes a morir, pero esto ya era pasarse de la raya.
- Oye, si no me crees, entonces será mejor que le preguntes la próxima vez que te visite-espetó. Fue un poco duro cuando lo hizo. Eso hizo que le tomara más seriedad al asunto, aunque yo no quisiera.
Asentí.
- Pero no es tan fácil-agregué-. No entiendes. Pero creo que estás intentando decirme que solía jugar en los jardines de Dios. Por favor, Lucas.
- Es que así es. Tú y yo correteando por ahí a nuestras anchas en los jardines del PADRE-pronunció la última palabra con mucho énfasis.
- Cierto que a Dios le llaman “el padre”-Lucas me dirigió una mirada cargada de desaprobación-. Lo siento-le sonreí. Seguía mirándome así-. Oye, Lucas, sé que parece que me estoy burlando de ti, pero no cierto es que no lo hago. Solo…me cuesta un poco creer todo esto que me dices. Es demasiado raro. Y, por favor, en serio, ¿Tú lo crees?
- Nunca te predicaría algo en lo que no creo-dijo con suficiencia. O quizás su tono serio y maduro lo hacía parecer así. ¡Ya qué más daba!
Lucas se dispuso a levantarse, pero yo lo detuve.
- No ha terminado de llover-le dije.
- No me digas-dijo él con un notorio sarcasmo. No me molestó mucho. En ese momento tenía un raro porte de chico malo. No le quedaba mal-. No pretenderás que me quede aquí sentando hasta que pase la lluvia. Es época de lluvia. Si espero a que pase y que el tronco se seque, entonces, permaneceré aquí hasta diciembre-estábamos en julio. Y creo que las lluvias terminaban bastante antes de diciembre. A decir verdad, en diciembre volvían a empezar.
Claro, en ese momento, mi mente estaba puesta en el porte de chico malo que tenía Lucas. Sonreí para mis adentros, avergonzada.
Lucas me miró, como esperando.
- Pero…-intenté encontrar algo que decir, algo coherente, algo... ¡lo que fuera!- pero puedes pasar por dentro. Quiero decir, no tienes que escalar el árbol. Te dejo entrar-le sonreí-. Y te vas inmediatamente.
Lucas pareció pensarlo. Pero yo conocía esa parte de él. Lucas siempre parecía pensar las cosas, para terminar accediendo al final.
- Bien-genial-. Pero, ¿no te importa que llene toda tu habitación de agua?
- Solo estás buscando una excusa para irte escalando el árbol y así hacer que mis nervios exploten.
- Los nervios no pueden…
- Basta-lo interrumpí. Calló de inmediato.

julio 23, 2009

Conversión. Cap 5 (parte 4)

Lucas bajó el rostro.
El hecho de que no respondiera nada, me decía todo. El silencio venía a mí como gritos. Fue entonces cuando estuve segura: él y yo nunca podríamos ser como antes. Nuestra amistad estaba perdida. Por lo tanto, no había caso en seguir ahí. No debía hacerlo.
- Veo que nuestra amistad…-se me cortó la voz-. Veo que no hay nada que hacer.
Lucas me miró, en silencio.
Yo asentí.
Me sentía horrible.
- ¿podrías decirme…al menos…por qué?-mi tono era suplicante-. Por favor, Lucas.
- Oye…
- Por favor-repuse, esta vez, con más autoridad.
Abrió la boca, como para decir algo, pero luego volvió a cerrarla. Estaba jugando conmigo.
- Tú no eres “xa”…-dijo. Con eso me bastaba.
Entonces, no pude soportarlo más. Sí, había dejado escapar algunas lágrimas, pero no el llanto completo. Pero ahora ¿Cómo iba a hacer para retenerlo por más tiempo? No podía. No podía hacerlo. No podía obligarme a mí misma a hacer algo que no podía. Si quería llorar, lloraría. Si quería gritar, pues, gritaría.
- ¡La gente cambia, Lucas!-espeté, con dureza y con el rostro bañado en lágrimas-. No puedes castigarme por no ser quién era cuando tenía 6 años, 7, 8…no puedes, porque ya no soy esa niña. ¡Mírame, Lucas! Y date cuenta que ya no soy una niña, que he crecido, que soy diferente. ¡Tú también eres diferente!-Lucas enarcó las cejas, desafiándome-. ¡Si, Lucas! Eres diferente al Lucas que yo recordaba. Eres frío, distante, e hiriente. Tus palabras, cada una, corta como espada de doble filo. Pero yo no te castigo por ello…
- Oh, por el amor a Cristo, ¿Cómo te estoy castigando?-espetó, entonces, en respuesta-. Desde que supe que eras tú no he hecho más que tratarte bien. Tengo un montón de cosas que decirte, que no lo hecho porque tomo en cuenta tus sentimientos.
- ¡OH! ¡No me digas!-exclamé irónica-. ¿Tienes aun más cosas que decirme? Pues, adelante. ¡Dilas, Lucas!
- ¡Estoy harto de tu comportamiento!-exclamó-. ¡No entiendo como es que has podido cambiar tanto en unos cuantos años, Alexa! Ni siquiera estás cerca de ser lo que eras. No es que cambiaste, es que te convertiste en alguien más. Alguien que, por cierto, desconozco por completo. Jamás te imaginé así como ahora: viéndote en un espejo a cada rato, vestida de negro, gritándole a todo el mundo cuanta cosa se te antoje. No, Alexa, esta no es la que yo conocí, por eso no creo que deba llamarte como solía llamarla a ella de cariño. Si. Porque resulta que a ella sí le tenía cariño. Pero tú eres una niña inmadura y caprichosa, que en lugar de avanzar, retrocede. Lo lamento, pero no me gusta disfrazar las palabras con frases bonitas y suaves. La realidad es la realidad. Y tu realidad es esta. Mira a tu alrededor, ¿quieres? Y dime, ¿Cuándo, en la vida, Xa y yo habríamos peleado así?
En eso último tenía razón.
- Nunca.
- ¿Ves?-dijo-. Entonces, ¿Cómo pretendes que te llame como solía hacerlo si ya no eres esa persona? Si fueras Xa, y Xa y yo nunca habríamos peleado como lo estamos haciendo tú y yo ahora, entonces no eres ella, porque estamos peleando…
- ¡Ya!-exclamé, llorando, destrozada hasta lo más profundo-. Ya…basta…
De nuevo, Lucas bajó el rostro.
- Lo siento-susurró, casi inaudible-. No debí…
- Es mi culpa-aseguré, un poco más calmada. Mi voz había sido un leve susurro que se fue con el viento. No creo que el lo haya escuchado. Respiré profundo y aclaré mi garganta-. No te preocupes, fue mi culpa.
- No fue tu culpa-me aseguró.
Intentó trasladarse al alféizar. De nuevo, temí por él.
- Lucas…no…-pero lo dejé hasta ahí. Después de todo, fue ese tema lo que inició la pelea.
Entonces empezó a llover, pero yo no me estaba mojando, porque el techo de mi casa me protegía. En cambio, Lucas era otra historia.
- Siéntate aquí-le hice un espacio-. Con cuidado, ¿bien?
Lucas me sonrió.
Obedeció a lo que le dije y en menos de un minuto ya estaba sentado a mi lado en el alféizar de la ventana.
- Oye…-me dijo. Levanté la mirada hacia él-. Jesús no es un fantasma…al menos, no el Jesús que yo conozco. En realidad, ningún Jesús lo es, porque los fantasmas no existen.
Que poco conocía del mundo.
Se carcajeó.
- No me malentiendas-dijo. Estaba empezando a sospechar un par de cosas sobre él-. Solo que los fantasmas son espíritus de gente muerta, ¿no?-asentí-. Y esos espíritus, esas almas, cuando la persona muere, van directamente al cielo o al infierno. Es imposible que salgan de ahí. Una presencia es otra cosa.
- Tú no has visto a Jesús-lo acusé.
- Hace unos veinte minutos estabas bastante segura de que sí lo había visto.
Recordé lo que me dijo la primera vez que me visitó.
- Tú lo conoces. Tú y yo lo conocimos juntos-dije de pronto-. Tú y yo solíamos correr en los jardines de…
- De su padre-completó Lucas, inconcientemente.
- ¡Si! Lo recuerdas…no puedo creer que lo recuerdes…-sonreí inconcientemente-. ¿Recuerdas la primera vez que lo vimos?
Me impresionó un poco ver como sonaba mi voz. Era tan niña.
Lucas me miró. Su cara estaba llena de una extraña emoción.

julio 22, 2009

Banda Sonora de "Conversión"

1.- Como la Brisa - Jesús Adrián Romero.
2.- Aquí Estoy - Hillsong United en español.
3.- Se desbaratan mis sueños - Jesús A. Romero.
4.- Crazier - Taylor Swift.
5.- Kiss The rain - Yiruma
6.- River Flows in you - Yiruma.
9.- Mirror - Barlowgirl.
10.-Do you - Yiruma
11.-This is Home - swichfoot.

Conversión. Cap 5 (parte 3)

Lucas y yo seguíamos sentados, hablando. No me había respondido a la pregunta, pero no era necesario porque su expresión me había dado la respuesta. No necesitaría de palabras para entender que teníamos, al menos, esa pequeña cosa en común.
- ¿Quién es “él”?-por favor, Lucas.
- Sabes de quién hablo-claro que lo sabía.
- Quizás-concedió él. Bueno, casi-. Pero, ¿Cómo puedo estar seguro? Prefiero que me lo digas tú, a asumir cualquier tonta idea.
- El hombre-le dije. Lucas enarcó las cejas.
Me dio una mirada de: ¿acaso estás jugando conmigo?
- Jesús-dije muy, pero muy bajo.
- Oh…Jesús-daba la impresión de no creerme. Pero Jesús me había hablado de Lucas-. ¿Sabes quién es Jesús?
- Si…-casi.
- ¿Quién es?
- Es…un hombre…que va y viene…como un fantasma…y me…visita. ¡Y a ti también!
Lucas se carcajeó. Por supuesto. ¿Qué más podía esperar cuando le había dado una respuesta como aquella?
Lucas se acomodó sobre la rama del árbol. Se me cayó el mundo.
- ¡Cuidado, Lucas!-exclamé.
Lucas me miró de una forma que no logré interpretar.

- Te miré recordado-dice él.
- Iba a abordar esa parte.

Recordé como nos comportábamos cuando éramos niños.
“Si no voy, ¿Quién va a evitar que te mates bajando de ese árbol?” había dicho una vez, Lucas. Ambos vivíamos para una cosa: cuidar del otro. Aunque, generalmente, era él quién cuidaba de mí. ¿Dónde había quedado eso? ¿Ahora era yo quién cuidaba de él? Me causó risa la idea.
- Tranquila, Alexa-me dijo. Se sintió extraño que me llamara por mi nombre completo. Me dolió. Supe que ya nada seria lo mismo-. He hecho esto un millón de veces. No voy a caerme.
Lucas se tambaleó sobre la rama.
- ¡Lucas!
Entonces, estalló en risas.
Lo fulminé con la mirada.
¡Esas cosas no se hacen!
Me levanté bruscamente. Estaba molesta. Quiero decir, vio como me puse la primera vez, ¿Por qué tiene que jugar con eso?
Me tomó por el brazo. No había notado que casi me caigo.
- Oye…ten cuidado-dijo, riendo-. Y, vamos, ¿ya te vas?
- Gracias-agradecí que me hubiera ayudado a no caerme-. Y si. Si, ya me voy.
- ¿Por qué? Estábamos hablando de Jesús.
Me senté de nuevo.
Pero iba a responder a su pregunta: “¿Por qué?”
- Bueno…me iba porque…-tomé aire para resoplar-, bueno, porque no puedes jugar conmigo así, Lucas-él sonrió-. ¡No sonrías!-ahora se carcajeaba. ¿es que yo era una clase de payaso para él?- ¡Lucas, no estoy jugando! No hagas esas cosas cuando estás conmigo. No me gusta. Ves como me pongo la primera vez, cuando ni siquiera parecía que te ibas a caer y luego lo haces a propósito, ¿para qué?
- Alexa, no es gran cosa.
De nuevo, “Alexa”. No había razón alguna para que me hiriera lo que él decía. Pero el caso es que era así. Me importaba demasiado lo que dijera Lucas. No había razón para eso, pero era así.
Luché por contener las lágrimas. Respiré profundo.
- Vas a llorar-aseguró.
- No…
- Si. Vas a llorar-¿Cómo podía estar tan seguro de lo que iba o no a hacer?-. Bajaste el rostro, respiraste profundo y ahora desvías la mirada. Vas a llorar.
Olvidé que nadie me conocía mejor que Lucas.
Y si ya lo sabía, ¿para qué evitarlo?
Me volví hacia él bruscamente.
- ¡Si, es cierto!-exclamé-. ¡Voy a llorar! ¿Tienes algún problema con eso?
- No…pero…
Volví a desviar la mirada. Ahora estaba llorando. Y no quería que él me viera.
- Alexa…
Nunca había odiado tanto mi nombre.
Lo encaré.
- ¿Qué?
- Oye…no te pongas así, lo siento…
- No es por eso.
Me miró extrañado.
- Pero…pensé que…-estaba confundido.
- Dije que no es por eso.
Sentí su mirada fija en mí.
- Alexa…tu actitud...
Bien. Debía hacerlo.
- ¿Por qué me llamas “Alexa”?-lo interrumpí.
- Eh…-lo confundí. Lo sabía-. Porque ese es tu nombre…
- Sé que ese es mi nombre, Lucas. No soy estúpida-espeté.
- Nunca dije que eras…
- Tú nunca me llamaste “Alexa”-lo acusé.



"GRAXIAS ERES GENIAL Y TU LIBRO CONVERSION TAMBIEN, SE LOS RECOMIENDO MUCHO A TODOS!!! VAYAN AL BLOG DE MAJO Y LEEAN, LES VA A ENCANTAR, ES ALGO DIFERENTE, PECULIAR, DIVERTIDO, CAUTIVADOR E INTERASANTE, EN COMPARACION CON LO QUE HE LEIDO!!!"

jaja gracias, viviana, por eso! :D

julio 20, 2009

August Rush - Louis & Evan Playing Together (Dueling Guitars)



Ok, simplemente, tenía que subir el video, porque suena...
me babeo cuando lo veo.
Como guitarrista, aprecio estas cosas. Espero que ustedes les parezca tan genial como a mí. :D

P.D: Si no han visto la peli...se las recomiendo, es genial.:D

y otro premio!:D


1º.-Exhibir la imagen del sello
2º.-Poner el enlace de la persona que te lo ha regalado.
gracias a Solcis
3º.-Elegir 10 personas para pasárselo.
1- Juvenil Romantica
2- Atrapa Libros
3- Libros sin tinta
4- Twilight and Eclipse.
5- Historias en papel (el de vicente:D)
6- Maysu
7- Andrea
8- El blog de Tinkerbell.
9- Blog de la tele.
10-Literio Juvenil.

:D

Otro premio...:D



Requisitos:
1) Agradecer al blog que te lo otorgó: Gracias Andy!:D www.twilightandeclipse.blogspot.com
2) Decir un autor que te encante: hmmm..tantos que me he leido...XD Pero amo a C.S. Lewis!(L)
3) Nombrar a un autor que nunca leerías: Nunca digas nunca. No puedo decir que nunca leeria a un autor especifico, porque capaz y termine leyendolo algun dia.
4) Tu libro favorito: "Las cronicas de Narnia: El caballo y el muchacho" Ese es el libro que mas veces me he leido...XD No me canso.
5) Algo que te entusiasme: El amor, sin duda.
6) Algo que odies: Si odio algo, seria algo que nunca haría y probablemente si digo que lo odio, termine haciendolo algún día. Además, trato de no odiar nada y hacerlo todo con una sonrisa en el rostro. Ver la belleza de cada cosa. Siempre, siempre hay algo en cada cosa que amar.
7) Otorgar el premio a seis blogs, pero diciendo el porqué (se puede repetir y también vale entregárselo a quien lo otorgó):
a.- www.twilightandeclipse.blogspot.com, por ser tan linda de entregarme premios! y me cae super, ademas.
b.- http://proyectomaysu.blogspot.com/ por haberme llenado el chat de comments...no mentira, porque de verdad escribe super y me encanta su blog!:D
c.- http://letrasdemedianoche.blogspot.com/ porque su historia es super cool!
d.- www.juvenilromantica.blogspot.com por darme todos esos titulos de los libros que me gustan tanto!
e.- http://quenomerompanlasilusiones.blogspot.com/ bueh...su blog es super!:D es genial!
f.- www.atrapalibros.blogspot.com porque los libros que veo en "juvenil romantica" me los puedo descargar ahi, cuando no estan disponibles aun en mi pais!:D



jeje estoy emocionada! XD

primer premio


"Los blogs que han recibido el Award Seamos amigos son excesivamente encantadores. Este tipo de blogeros pretenden encontrar y hacer amigos. No están interesados en el auto-agrandarse. Nuestra esperanza es que cuando los lazos de estos premios estén cortados, incluso más amigos sean propagados. Por favor, poned más atención en estos escritores. Reparte este premio a ocho blogeros"

Gracias a Andy por este premio!:D

http://proyectomaysu.blogspot.com/
http://quenomerompanlasilusiones.blogspot.com/
http://vidasexpresasenpapel.blogspot.com/
http://ezvvastar.blogspot.com/
http://letrasdemedianoche.blogspot.com/

Realmente, no conozco mas blogs que escriban...pero son geniales!!!:D
jejejeje
gracias de verdad, por mi primer premio!:D

julio 19, 2009

Conversión. Cap 5 (parte 2)

Me sonrojé. No podía evitarlo.
- Él, también, te visita, ¿cierto?-le pregunté.
En seguida supe que él sabía de quién estaba hablando. Claro que lo sabía.
- ¿Qué quieres decir con “también”?-quizás necesitaba de eso para responder.
- Que a mí me visita. Y estoy bastante segura de que a ti también.
Lucas desvió la mirada.
No tenía que decir nada más, me había quedado bastante claro.

- ¿Puedo contar, al menos, mi versión de esta parte?-pregunta él.
- Preferiría que no-soy sincera, no es mi culpa.
- ¡Xa…!
- Bien. Sí puedes-pero hay ciertas cosas a las que simplemente no puedo resistirme.

Bueno, sí. Ella tenía razón. Jesús también me visitaba a mí. La verdad, él fue el responsable de que mi familia y yo nos mudáramos a la pequeña ciudad donde se había mudado Alexa. Le insistí tanto. No quería ser separado de mi mejor amiga. En todo caso, era cierto. Pero no estaba seguro de poder contárselo. Hay cosas que deben permanecer como misterios. Hay cosas que no deben ser dichas, porque es entre él y tú. Nadie más tiene por qué interesarse en ellas.
Sí. Jesús me había dicho muchas cosas con respecto a Alexa. Incluso me advirtió de su cambio, de que ya no era la misma y que era muy difícil reestablecerla a esa persona hermosa que solía ser-no digo que ahora, en el presente, años después, no sea la mujer más hermosa del universo-.

- Te fuiste por las ramas-dice ella.
- Lo sé. Solo quería dejar eso claro-le sonrío. Sé que a ella le encanta.

Alexa se sentó en el alféizar de su ventana para hablar conmigo.
Resultaba tan extraño. Todo era exactamente como cuando éramos niños. Nuestras habitaciones conectadas por medio de un gran roble. Excepto que ella ya no era la misma. Me sorprendió un poco ver que no mostraba emoción alguna por Ricky. Y yo que había puesto tanto empeño en mantenerlo vivo, solo porque pertenecía a ella.
Soy una persona que piensa las cosas demasiado. Alexa solía ser así. En todo caso, cuando la vi abrir la ventana después de varias semanas, admito que me sorprendí. Ella había tomado una decisión. Y ahora yo debía tomar la mía. Y decidía tomar esa misión que mi amigo más íntimo me había ofrecido. Sabía que no dejaría esa misión en manos de nadie más. Él me la explicó y en cuanto la entendí, supe que yo no permitiría que la llevara a cabo nadie más.
Durante días me debatí sobre cómo empezar. Cómo daría ese primer paso. Y entonces, cuando decidí que no podía hacerlo solo, ella abrió su ventana. Era entonces, o nunca.
Le comenté lo que pensaba sobre tomar decisiones. Le había puesto mucho empeño en esa teoría y deseaba poder compartir algo con ella, de nuevo, como lo hacíamos antaño.
Noté que le interesó mucho mi punto de vista. Me pareció genial. También, noté que al principio no lo entendió del todo, pero eso no importaba demasiado. Solo había usado eso como excusa para empezar una conversación con ella. La última vez que hablamos, habíamos peleado. ¿Quién dijo que sería fácil?
Entonces, cuando lo hubo entendido, me regaló un buen argumento para empezar: me preguntó acerca de Jesús.
No sabía si podía contarle, pero sabía que podía hablarle sobre él. De todas formas, no hay nada que me guste más que eso.
Cuando ella me dijo que Jesús también la visitaba, no pude evitar emocionarme un poco. Sabía que a él no le agradaría demasiado eso, pero no era culpa mía.
Recuerdo como fue cuando hablamos la noche en que Alexa se fue:
- ¿no puedes hacer que vuelva?-recuerdo que mi voz tenía un atisbo de ruego en ella, de súplica.
- Para cada quien hay un propósito en la vida, dictado por el Padre, Lucas. Nada pasa porque sí. Ella debe estar donde está.
- ¿Por qué?
- Lo entenderás cuando crezcas-me aseguró. Tenía razón. Ahora que he crecido, lo entiendo.
Recuerdo, también que me recosté en mi cama, puse mi almohada sobre mi cara y dije algo tan bajo que nadie lo oyó, ni siquiera yo.
- Sé que la amas, pero el amor tiene sacrificios-bueno, Jesús sí lo había oído.
Lo cierto era que yo había estado enamorado de Alexa por casi cuatro años. A medida que fui creciendo, comprendí que ahora solo extrañaba a mi mejor amiga.
- No debería-le dije.
- Un día serás recompensado.
Entonces, en mi habitación, me dejó solo.
Volviendo al tema, me asusté un poco por esa emoción que se produjo en mí. Lo que menos quería era enamorarme de Alexa de nuevo. En especial, cuando la Alexa que de verdad quería y había llegado a amar, ya no existía. No sacaría nada provechoso de eso.
En ese momento, sentado en el árbol, mirándola, hablando con ella, me prometí que no volvería a caer por ella. No volvería a enamorarme de la Alexa que extrañaba, porque esa Alexa estaba muerta…
Claro que solo tenía encontrar una manera de resucitarla. No sabía cómo, todavía. Pero, ¿Y si encontraba una manera?, ¿podría empezar a ver a Alexa de manera especial, de nuevo? No.
Quiero decir, no sería lo mismo. No la iba a hacer cambiar para mi beneficio. No iba a hacer cambiar a Alexa para yo sentirme bien de nuevo, para sentir a mi amiga junto a mí, de nuevo.
Yo no era esa clase de persona.

- ¡Nunca dijiste que estabas enamorado de mí!
- ¿para qué iba a hacerlo? Además, me di cuenta cuando te habías mudado.
- Pero…
- Olvídalo, xa…
- ¡¿Cómo pretendes que lo olvide?-me daba risa su expresión-. ¡Ahora tienes que contarme todo!
- Alexa, no voy a contarte como me enamoré de ti cuando era un niño. Es…vergonzoso.
- ¡¿vergonzoso?!-Alexa luce como que va a explotar. Pero no se lo contaré-. ¡Lucas! ¡pasamos esa etapa hace años! No tiene que darte vergüenza contarme las cosas.
- Estás siendo muy tontita e inmadura en este momento.
- ¿Qué harías si te dijera que yo también estaba enamorada de ti, entonces?
- ¿lo estabas?

julio 18, 2009

Sinopsis.

¿No han pensado que necesitan ser esos quienes eran antes? Yo sí. A cada instante. Cada minuto de cada día.
Pero no podía hacer nada. Ya no era una niña. Había crecido. Aunque no había madurado.
Lucas había vuelto, y Jesús también.
Ninguno me habla claro.
¿Qué misterio esconden?
¿Qué papel juega Lucas en mi vida?
Dedía descubrirlo.
Sin embargo, hay algo que me frena: He cambiado y él no.
La necesitaba.
Necesitaba la conversión.

julio 17, 2009

Conversión. Cap 5(parte 1)

5

Los días siguientes pasaron con suma lentitud. Honestamente, cuando uno no encuentra que hacer con su vida, todo pasa más lento.
No había visto a Lucas desde aquél día. Pero eso era porque yo no quería…
Porque era una cobarde.
Mantenía mi ventana siempre cerrada, las cortinas siempre corridas. En cuanto las veía abiertas, corría a cerrarlas inmediatamente.
Es que…yo no…no podía verlo. No podía.
Pero tampoco podía evitar el encuentro de por vida, ¿o sí?
Tenía un hermano que se llevaba de maravilla con Lucas. Y era mi vecino. ¿Qué tan inteligente se debe ser para comprender que lo vería tarde o temprano?
Sin embargo, elegía tarde.
Pero, ¿Por cuánto tiempo? ¿Cuánto era “tarde”?
Me tiré en mi cama.
Casi desesperada tomé mi diario y la pluma que usaba para escribir en él.

Martes, 15/04.
Después de la visita de Jesús del otro día, me he sentido un poco extraña.
Me refiero a que no sé que hacer. No sé que rumbo tomar. Quiero cambiar. Pero no sé como hacerlo. Sé que necesito ayuda para esto, pero tampoco sé quién puede ayudarme.
Claro, él mencionó a Lucas, pero…es Lucas. No puedo recurrir a Lucas. ¡No quiero!
Recurrir a Lucas es…escucharlo hablar de mí, de cómo era antes, de cómo debería ser ahora. Y eso me duele.
Si, soy cobarde, y no me interesa, mientras ser cobarde mantenga a salvo mi corazón.
Lucas pasó de ser mi mejor amigo a la persona que más me herido. Ni mis padres me han dicho cosas así…
Ni ellos me han dicho la verdad tan crudamente.
Pero sin embargo, lo extraño. Extraño a Lucas demasiado. Pero nosotros dos no podemos a volver a ser lo mismo hasta que yo sea lo mismo que era antes…
Estoy desesperada…
Sé que necesito ayuda…
Sé que necesito a Lucas…
Jesús fue claro: Lucas va a ayudarme…aunque no logro entender cómo.

Cerré mi diario. Aunque no era tanto como un diario porque no lo usaba siempre, solo de vez en cuando.

Los días pasaron de la misma manera: lentos. Y yo sabía que no se terminaría hasta que lo hiciera. Hasta que hablara con Lucas.
Caminé hacia la ventana y con todo el esfuerzo del mundo, sin contar a mi corazón palpitando de una manera ruidosa y molesta, corrí la cortina.
En cuanto lo hice sentí una oleada de emoción realmente extraña, seguida de desilusión, porque él no estaba en su ventana.
Me dispuse a cerrarla de nuevo cuando… ¡Apareció!
Miró hacia mi ventana y me sonrió.
Me sentí tan estúpida de que me hubiera descubierto mirándolo. ¡Que pena!
Él abrió su ventana con cuidado, y escalo el árbol hasta llegar a mi ventana.
La abrí. Pero ¿Qué iba a hacer? ¿Dejarlo pasar? Jamás.
Me senté en el alféizar, frente a él, que estaba sentado en la rama del árbol.
- ¿Qué tal?-me saludó.
- Hola…
Sonrió. Sonreía mucho.
- Veo que vuelves a abrir la ventana-comentó. Yo asentí-. ¿sabes? Es extraño. Cuando decidiste abrir la ventana, estabas decidiendo tu futuro-se me heló la sangre-. En la vida siempre hay dos caminos, al momento de tomar una decisión, si tomas uno, te llevará a algún sitio, si tomas otro, es lo mismo, pero jamás te llevará al mismo lugar que el camino anterior. Tú decidiste abrir la ventana, eso te trajo a mí, o algo así. Pero, ¿Qué si no lo hubieras hecho?-me quedé pensando en eso-. ¿no te lo has preguntado?
- La verdad, no…-confesé-. No, hasta ahora, muchas gracias.
Se carcajeó. Me apartó un mechón de cabello que revoloteaba con el viento.
- Eso te servirá al momento de tomar un decisión-sonrió-. Piensa a dónde te puede llevar el camino que escojas…no siempre son buenos.
Bien. Ahora debía preguntar.
- ¿Tú…crees que…-me aclaré la garganta-este camino…esto…sea bueno?
Me sonrió, nuevamente.
- Ya veremos.
¿Es que Jesús le daba clases a este chico? ¿No podía decir las cosas completas?
Lucas se carcajeó, de nuevo, aunque no sé por qué lo hizo.
- Yo no puedo saber qué hubiera pasado si hubieses tomado el otro camino-explicó-. Aunque lo hiciste por varios días, ¿no es así? Por eso me sorprendí al ver que tu ventana volvía a estar abierta. ¿has pensado en qué hiciste al abrirla? ¿A qué le abriste la ventana?-lo sabía-. Tendremos que esperar a ver qué nos depara a ambos este camino. Puede que sea bueno, como puede que sea malo. Lo cierto es que nos ha juntado. No tenemos más remedio que recorrerlo juntos.
- No entiendo.
- Tú decidiste abrir la ventana y yo también. Tú decidiste salir y yo también. Tú decidiste estar aquí hablando conmigo y yo…
- Tú también-completé.
Negó la cabeza. No se por qué, pero me sentí realmente extraña en ese momento.
- Y yo…-dijo- yo me alegro de que lo hayas hecho.

Visiten el blog!:D


¡Hola! Bueno, obvio no es mi blog, porque si leen esto, ya lo estarían visitando. :D

Hay un blog, realmente super. Es de un amigo mío.

Su blog también va de literatura y escribe realmente bien. :D Está haciendo un fanfic sobre renesmee, apenas publico el primer capitulo, pero está muy bueno, se los recomiendo!:D

les dejó el link:

www.vidasexpresasenpapel.blogspot.com

julio 14, 2009

Conversión. Cap. 4 (parte 3)

Lo recordaba perfectamente. Sí. Había pensado en una conversión, en una renovación, restauración.
Comencé a pensar en mí como en alguien que no estaba contenta con lo que era. Y yo no lo estaba.
No quería ser lo que era, porque lo que era había hecho que Jesús se alejara de mí y que Lucas ya no quisiera ser mi amigo.
Pero, por alguna razón, Lucas volvía a estar presente en mi vida y Jesús estaba ahí, en mi habitación, mirándome. Yo no lo merecía. ¿Por qué habían vuelto los dos?
Jesús acababa de decir que había vuelto para darme una conversión, esa que necesitaba.
- ¿lo harás ahora?-mi tono era de súplica-. ¿me darás la conversión ahora?
- Todo es un proceso, hija.
- No…yo…no necesito procesos…
No es que no los necesitara, es que no los quería. Lo único que realmente anhelaba era mi antigua vida. Esa donde era un niña inocente con un mejor amigo que quería ser su amigo por siempre.
Lucas y la antigua Alexa. Así era. Si, porque Lucas tenía razón. Él no había cambiado, sino yo. Él seguía siendo maduro y admirable, mientras yo me había convertido en alguien inmadura e irresponsable.
No pensé en ese momento en cuanto admiraba a Lucas.
Recordé algo que me había dicho unos momentos antes.
- ¿Lucas creció aquí?-le pregunté a Jesús.
- Si.
Me pareció extraño.
¿Por qué no lo había visto hasta entonces? Quiero decir, incluso era mi vecino, y vine a saber que era él ese día. ¿Por qué?
- Porque todo es parte de un plan para darte esa conversión que anhelas.
- Pero…tú puedes dármela ahora mismo.
- La paciencia es una virtud.
- Una virtud que, tal parece, no poseo-repliqué.
Jesús sonrió ante mi altanería. No debía sonreír ante eso. Debía regañarme.
Olvidé que era amoroso, entonces. Él nunca regañaba, simplemente castigaba sin más.
- La posees desde ahora-dijo.
No entendí.
De todas formas, había cosas, para mí, más importantes.
- Jesús… ¿Por qué trajiste a Lucas de vuelta a mi vida?-pregunté-. ¿Por qué ahora?, ¿Por qué no después de mi conversión, de mi cambio?
- Lo sabrás a su tiempo.
Siempre misterioso.
- ¿Por qué me escondes cosas?
Jesús se sentó en mi sofá. Supe que aquello tomaría tiempo.
- Una niña de siete años era muy sabia. Más que sus maestros. Pero a esa edad una persona no sabe muchas cosas. A esa edad aún se es inocente, aún se es soñador, aún se mantiene viva esa chispa de creer en lo inimaginable. Pero ella…ella era más una persona lógica. Pensaba las cosas más de lo debido.
>>Un día, la niña estaba sola en su habitación, trabajando en lo que sería un gran proyecto para el futuro. Su madre entró en la habitación. Le dijo “Hija, ¿Qué haces?”, la niña, para evitar mentir, no respondió. Pero la madre, curiosa, insistió: “¿Por qué me ocultas cosas?”. La niña alzó la mirada para contemplar a su madre, y le dijo: “No te oculto cosas, mami. Simplemente, no es el tiempo adecuado para que las sepas. Pero te lo contaré algún día”. La madre se quedó atónita ante la respuesta de su hija y la dejó sola.
>>Como te mencioné antes, la niña era sabia, muy sabia. Sabía que si le contaba a su madre, esta no la dejaría continuar, puesto que no le gustaban esas cosas.
- ¿Cuál era su proyecto para el futuro?-pregunté.
- El padre de la niña estaba gravemente enfermo. Ella pensaba en un proyecto, un descubrimiento que la ayudaría a salvar la vida de su padre. Lamentablemente, el tiempo no alcanzó para lograrlo. Pero, cuando fue lo suficientemente mayor como para intentarlo, lo hizo. Ha salvado a millones de personas y es una doctora muy reconocida. Todo por ser prudente. A su madre no le gustaba que tocaran el tema de la enfermedad de su padre. De haberle dicho todo en ese momento, su madre le hubiese prohibido seguir y no hubiera logrado nada de lo que ha logrado hoy. Pero fue prudente, fue sabia y ha alcanzado un logro que muchos han aspirado pero pocos han conseguido. ¿Entendiste?
- No, en realidad-decía la verdad-. La historia me pareció realmente hermosa e inspiradora, pero no la entendí del todo.
No estaba preparada para que Jesús me hablara en parábolas. No las entendía. Y no entendía por qué no lograba comprenderlas. Seguro que Lucas sí lo haría.
- Te diré una cosa: “No te oculto nada. Simplemente, no es el tiempo adecuado para que lo sepas. Pero te lo contaré algún día”
Entonces, entendí. Era lo mismo.
Probablemente, si me contaba, yo misma terminaría arruinando lo que él quería darme, por no saber esperar.
Me encantaba la compañía de Jesús. Siempre decía cosas muy bonitas e inspiradoras. Siempre decía cosas para dejar a uno pensando.
Claro que no fue hasta poco después que entendí por qué. Que entendí quién era Jesús realmente.
- ¿puedo preguntarte algo?-le dije.
- Por supuesto.
- ¿Qué papel juega Lucas en esto de la conversión?-inquirí.
- Lo sabrás a su tiempo. No desesperes, que eso no es bueno.
Conocía ese último tono que usó. Ese tono de despedida.
- Te vas, ¿no es cierto?
- Debo hacerlo. Te estaré vigilando. Volveré para saber cómo has avanzado.
Entonces, me quedé sola.
Jesús me había dejado sola, de nuevo…
O eso pensaba yo.
Cuando entendí quién era Jesús realmente, también entendí que nunca me dejaba. Siempre, siempre, pero siempre estaba ahí conmigo, aunque yo no pudiera verlo.

julio 13, 2009

Cómo te extraño, por Mi. :D

Cómo desearía que volvieras.
Cómo desearía que Dios te trajera con el viento.
Que por un soplo suyo aparecieras frente a mí.
¿Cómo olvidar cada día?
¿Cómo olvidar cada risa?
¡Y las llamadas!
Honestamente, ¿Cómo olvidarlas?

¿Puedo preguntar a dónde enviaste la sonrisa de mi rostro?
¡No te alarmes!
Aún sonrío.
Es solo que te extraño.
¿Qué extraño, preguntas?
Todo.
Los juegos, los abrazos
Las risas, los besos.
De ti, todo extraño.

Una vez dijiste,
“guarda esas lágrimas para cuando me vaya”
Nunca pensé que realmente te irías.
Y, aunque estés lejos, aunque no me oigas,
¿Puedo llorar ahora?
Soy fuerte, pero quiero hacerlo.
Quizás lo necesito más de lo que te necesito ahora.

No importa. Solo quería decirte eso.
Que te extraño, que te amo.
Pero también que soy feliz.
Y mucho.
Soy feliz aún cuando no estás aquí.
Pero he podido. Lo he logrado,
Aún sin ti.

"Bestial" por Alex Flinn.


Kyle lo tiene todo, pero aún así, no se siente bien al menos que desprecie y humille a todos aquellos que no cumplen con sus estándares de perfección. Hasta que un día se mete con la persona equivocada, una extraña chica de su clase de inglés, que tiene el cabello verde y su apariencia no es precisamente agradable. Como una broma, él la deja plantada en el baile. Luego descubre que la extraña, sin embargo, ¡¡no es otra cosa más que una bruja que lo castiga con una maldición!!
Existe una posibilidad, tiene dos años para encontrar a alguien que lo ame realmente, a pesar de su apariencia monstruosa; pero lo realmente difícil es que él también debe amar a esa persona o será una bestia para siempre.

Valoración personal: Yo le doy un 100000000 a este libro! Realmente, me encanto. Es un libro lleno de magia-no de "expelliarmus!"-. Un libro que realmente muestra la verdadera escencia de la vida y a apreciar la belleza que se esconde en cada cosa. A mi, me encanto. Y me enamore de Kyle.

(Gaby, recuerda cuando leas el libro que Alex es tuyo y Kyle es mio!):D

- Majo

Wrong Again - Nicholas Jonas.

Wrong again
Father, I hate to tell you this
You taught me how to hit the mark
And once again I missed

Touch the fire
You always said that I'd get burned
Why is it so hard
To remember all the lessons I have learned

[Chorus]
How can you look at me that way
When I have failed so many times
Showing me love, you tell the world
This child is mine
How can you walk that extra mile
I see forgiveness in your smile
So sure you'd reject me
Wrong again

Once again
Lord, I have wandered from your path
Thought I knew a better way
Coming short of what you've asked
Standing here
I don't deserve a second chance
And I can't conceal
The shame I feel
It's more than I can stand

[Chorus]
How can you look at me that way
When I have failed so many times
Showing me love, you tell the world
This child is mine
How can you walk that extra mile
I see forgiveness in your smile
So sure you'd desert me
Wrong again

When I look into your face
And see the power of your grace
I find it so hard to believe
Forgiveness that your showing me
I see the answer in your eyes
Love and mercy realized
And finally your truth has set me free

[Chorus]
How can you look at me that way
When I have failed so many times
Showing me love, you tell the world
This child is mine
How can you walk that extra mile
I see forgiveness in your smile

I thought you would scold me
Instead you just hold me
Thought you would judge me
Instead you just love me
So sure you'd reject me
Wrong again



en español:

equivocado de nuevo
padre,odio decirte esto
me enseñaste como hacer las cosas bien
pero una vez mas me equivoque

toque el fuego
siempre decias que me quemaria
porque es tan dificil
recordar todas las lecciones que he aprendido

como puedes mirarme asi
cuando he fracasado tantas veces
mostrandome amor,le dices al mundo
este chico es mio
como puedes caminar mas alla
viendo perdon en tu sonrisa
tan seguro de que me rechazarias
equivocado de nuevo

una vez mas
dios,he cuestionado tu sendero
pense que conocia uno mejor
dando menos de lo que me pediste
permaneciendo aqui
no merezco una segunda oportunidad
ny no puedo ocultar
la verguenza que siento
es mas de lo que puedo soportar

como puedes mirarme asi
cuando he fracasado tantas veces
mostrandome amor,le dices al mundo
este chico es mio
como puedes caminar mas alla
viendo perdon en tu sonrisa
tan seguro de que me rechazarias
equivocado de nuevo

cuando te miro al a cara
y veo el poder de tu gracia
lo encuentro dificil de creer
el perdon que me muestras
veo la respuesta en tus ojos
el amor y la misericordia
y finalmente tu verdad me ha liberado

como puedes mirarme asi
cuando he fracasado tantas veces
mostrandome amor,le dices al mundo
este chico es mio
como puedes caminar mas alla
viendo perdon en tu sonrisa
tan seguro de que me rechazarias
equivocado de nuevo

pense que me engañarias
pero en lugar de eso me contuviste
pense que me juzgarias
pero en lugar de eso me me amaste
tan seguro de que me rechazarias
equivocado...de nuevo..

julio 09, 2009

Conversión. Cap. 4 (parte 2)

Me dolía que me lo dijera. No por sus palabras. Si las palabras realmente lograran un efecto en mí, estuviera llena de heridas, mi corazón estaría hecho pedazos y yo derrumbada en una cama llorando. Pero aprendí a no dejar que eso sucediera. No. Me dolía porque cada palabra que salía de su boca era cierta. Pero ya era demasiado tarde.
¿Por qué no apareciste antes, Lucas? ¿Por qué dejaste que esa niña desapareciera? Era tu mejor amiga, debías cuidarme. Debías permitirme cambiar, pero no ser otra.
Si no te gusta, no me importa, porque no estabas ahí para evitarlo.
No le dije nada de eso. No podía. No podía hacerlo, porque las palabras en mis pensamientos me dolían, aún cuando eran mías.
Pero yo tenía razón. Lucas jamás había estado allí.
No tenía derecho a opinar sobre mí. No tenía derecho a opinar sobre mis cambios.
Debía irme. No verlo jamás.
Pensé por un momento en mi vida con Lucas. No vi nada. No con ese Lucas. O…quizás no con esa yo.
La amistad que una vez tuvimos se había quedado en el tiempo. Deseé ser una niña de nuevo. Deseé volver a ese día en que lo conocí. Deseé volver a encontrar a Ricky…¡Ricky!
- Lo Santiago tiene en las manos…-comencé. Lucas asintió-. No puedo creerlo…es…¿Cuánto ha pasado?
- Seis años.
- No puedo creer que siga con vida. Ricky…recuerdo que lloré cuando mamá dijo que no. Y sigue pensando igual. No hace mucho hizo llorar a Santiago, también-Lucas sonrió. Tenía una linda sonrisa.
Suspiramos al mismo tiempo. Aquellos días.
- Sé que sigue ahí-dijo.
- Yo también. Pero es demasiado tarde, Lucas.
No sé cómo, ni por qué, pero de pronto me abrazó.
- De verdad, espero que no-susurró en mi oído. No pude evitar estremecerme.
Me apartó de sí con cuidado, para besar mi frente.
- Desearía que fueras de nuevo mi mejor amiga-dijo, casi inaudible. Supe que era solo para mí.
- Yo también-dije, intentando contener las lágrimas. Aparté la mirada de su rostro.
- Hey…-dijo, sabía lo que pasaba. Me conocía. Todavía me conocía.
Aparté su mano.
- No lo lleves muy tarde a casa, ¿está bien?-dije.
Entonces, salí de ahí.
No podía creer lo que estaba pasando. Lucas volvía a estar en mi vida. Lucas había regresado.

Esa noche, no muy tarde, después de haber cerrado las cortinas, noté que no solo Lucas había regresado.
- Prometiste que volverías-lo acusé.
- Y aquí estoy-fue su respuesta.
Prometió que volvería, pero no dijo cuando.
- Sé que…tú lo ves todo…entonces…-aún tenía el llanto suprimido-, ¿Por qué?
- Porque lo necesitabas.
- No es verdad.
- He vuelto, ¿no es así?-sonrió. Su hermosura deslumbraba.
Sin embargo, no pude sonreír. Sabía que él lo quería. Pero no podía. Si sonreía, el llanto saldría a borbotones de mí.
- Si…pero…eso no tiene nada que ver con Lucas.
- El que Lucas esté aquí no tiene nada que ver con él, tiene que ver contigo. Un día te dije que habría una recompensa por todo esto.
- ¿Lucas es la recompensa?-inquirí.
- La recompensa aún no llega.
Me confundió por completo.
- A todos los demás los tratas desde allá arriba-le dije-. ¿Por qué te tomas la molestia de bajar, y dejarte ver, conmigo?
- Porque tú eres un caso especial. Y no es una molestia-sonrió-. Hace poco dijiste que querías una conversión. He venido para dártela.

Conversión. Cap. 4 (parte 1)

4

Lo sabía. Sabía que se trataba de alguien. Pero no era cualquier persona. Era alguien especial para mí. Y mucho.
Pero, ¿Quién?
Me había empeñado tanto en olvidar lo que una vez fui cuando era niña, que ahora no podía recordar algo que era desesperadamente necesario.
¿Quién era este muchacho?
- ¡Lucas!-lo llamó su madre.
Lucas.
Lucas…
Lu…cas…
¡Lucas!
¡¡Lucas!!
¡¡¡Lucas!!!
Había una fiesta dentro de mi cabeza.
¡Era Lucas!
No…pero… ¿Lucas? Yo no lo recordaba así. Quiero decir, ¿siempre había sido rubio? ¿Sus ojos siempre habían sido azules? ¿Podría ser ese Lucas? ¿Mi mejor amigo, Lucas?
Oh, Lucas.
No podía articular palabra. Estaba… ¡Wow! ¡Lucas!
Él me miraba esperando. Sabía que lo había descubierto. Pero, ¿Cómo sabía él que yo era yo? Quiero decir, no tenía un hermano cuando nos despedimos, ni planeaba tenerlo. Entonces, ¿Cómo pudo haber descubierto que yo era yo? ¿Cómo pudo saber que yo era yo, antes de yo saber que él era él?

- Estás confundiendo un poco las cosas-dice.
- Así me sentí, entonces…fue extraño, en serio.
Sonrió, travieso. Me gustaba esa sonrisa.
- Solo sigue contando.
Le guiñé un ojo. Sonrisa de nuevo.

¡No cabía en mí de la emoción! Lucas…ahí parado…frente a mí…mirándome…luciendo como jamás lo había imaginado…
¡Hasta mis pensamientos estaban enloquecidos!
Era Lucas. De verdad debía ser él. No podía ser coincidencia-no podía serlo, porque las coincidencias no existen-. Tenía que ser él. Tenía que ser Lucas.
- Tienes que ser tú-susurré.
Él chico…Lucas, bajó el rostro. Lucas bajó el rostro. ¡Lucas bajó el rostro! Era él…era Lucas…realmente, era él.
- Pero...-honestamente, no pude evitar preguntar-. ¿siempre fuiste rubio?
- No. Me pinté el cabello cuando nací-respondió sarcástico.
¡Era Lucas! Yo no podía equivocarme.
¡Oh, el árbol! Era igual que en nuestras casas. Nuestras habitaciones podían verse desde la ventana del otro y el árbol estaba ahí. Aunque no era el mismo. No podía serlo.
¿Cómo es que nunca lo vi? ¿Cómo es que no lo noté cuando apareció en mi ventana? ¿Cómo es que no lo noté cuando me habló? ¿Cómo es que logré olvidar a alguien como Lucas?
Sonreí.
Sí, era él.
No pude evitarlo.
- ¡¡Lucas!!-grité al tiempo que le echaba los brazos al cuello.
Él también me abrazó, pero solo durante un momento.
Santiago nos miraba.
No le di importancia.
- ¡no puedo creer que estés aquí!-no podía borrarme la sonrisa del rostro-. Me has hecho mucha falta.
- Si. Puedo notarlo-me miró de arriba abajo, evaluando mi atuendo-. ¿Negro, Alexa? ¿en serio?
- Oye, si hubieras crecido tu adolescencia aquí, sabrías lo que se siente.
Me miró de una manera que yo conocía muy bien, pero que hasta el día de hoy no logro describir.
- El que no haya sido tu vecino, no implica que no haya crecido aquí al igual que tú-espetó, bastante duro.
- Tú no eres Lucas-lo acusé.
- Y tú no eres Alexa-replicó.
Lo miré, incrédula hasta lo más profundo. ¿Era Lucas quién me hablaba así?
- Era una niña…-susurré-. He crecido, Lucas.
Se recostó de la pared, relajado.
- Ah, y yo, no. Yo no fui niño jamás. Por lo tanto, yo nunca crecí, ¿cierto? Yo nunca cambié…
- No fue lo que dije.
- Me acusaste de no ser quién soy, solo porque ya no soy un niño. Pero sigo fiel a quién solía ser. No he cambiado para llamar la atención.
- ¿me estás diciendo que yo sí?
Se echó a reír. ¿Qué le pasaba? ¿Qué encontraba de gracioso en todo aquello?
- Mírate Alexa. ¿Qué le pasó a la que le encantaba reír? ¿a la que le gustaba el rosa?-me quedé callada-. ¿oh, tampoco? Emmm…¿mi amiga, Alexa?-no podía decir nada-. Oh, ella murió. Pues, que lástima. Porque esta nueva Alexa no se parece en nada a la que nunca logré olvidar…a la que aún, en mi soledad, recuerdo.

julio 07, 2009

Conversión. Cap. 3 (parte 3)

El rió. No sabía qué había de gracioso en eso. A nadie le gusta ser visto y mucho menos mientras duerme, cuando no está consciente.
Supongo que a él no le hubiese gustado si yo fuese quién pasara las horas de mi vida frente a la ventana, mirándolo.
Bueno, en todo caso, ya había dicho que no lo hacía adrede. Era mi culpa, también. Debía empezar a cerrar las ventanas durante mis horas de sueño. De esa forma me evitaría ese problema.
Siendo sincera, no podía imaginarme sus ojos azules fijos en mí mientras dormía.
Sus ojos.
Esos ojos me parecían tan familiares. Tan amigables.
Pensaba haberlos visto antes. Pero había decidido no recordar lo olvidado. Había decidido dejar el pasado atrás y vivir el presente, sin preocuparme por el futuro.
¿Cómo podía llegar este muchacho y estropearme todos los planes que he hecho? ¿Cómo podía llegar y simplemente derrumbar todo lo que había construido con su sola presencia de familiaridad? ¿Cómo podía hacer aflorar en mí recuerdos que no llegan a mí mente, que son solo sensaciones sin imágenes? Todo lo que hacía era frustrarme porque no podía recordar. Lo había decidido. Pero ahora lo necesitaba. No había tenido más que “deja vus” desde que llegó a mi vida. Desde que se asomo por la estúpida ventana.
Suprimí el llanto en ese momento.
No quería llorar. ¡Por todos los cielos! ¡No podía permitirme llorar frente a él! Si lo hacía… ¡No! No podía hacerlo.
Entonces, lo entendí. Debía irme de ahí. Debía apartarme de él. ¿Qué estaba haciendo yo gastando mi tiempo con alguien de quién no sabía ni el nombre?

- No sabía que te sintieras así, entonces-dice él. Interrumpiéndome, de nuevo.
- Nadie lo sabía-digo yo, intentando calmarlo un poco.
- Pudiste habérmelo dicho-acaricio su mejilla.
- No tenía caso-susurro-. ¿puedo continuar, ahora?-él asintió.

Me levanté de repente. Él me miró.
- ¿Qué ocurre?-preguntó al tiempo que se levantaba, también.
- Nada…yo…-me llevé la mano a la cabeza, instintivamente- debo irme…
Entonces, fue Santiago quién saltó a la acción.
- ¡Pero, Lexa!
- Santiago, basta. No me hagas esto, ¿bien? Quiero irme…necesito irme…yo…
- ¡No tienes que irte!
No podía creer lo manipulador que estaba siendo mi hermano conmigo. Si, era muy pequeño como para entender qué le pasaba a su hermana mayor. Qué tan dañada estaba. Qué tanto necesitaba un psicólogo. Pero, entonces, tendría que conformarse con mis crudas palabras.
- Puedes quedarte a vivir aquí si se te da la gana, Santiago, pero no puedes decirme qué hacer. Tienes cuatro años y yo tengo quince. No estoy bajo tu custodia.
El chico me tomó por el brazo y me llevó a una esquina a la fuerza, pero sin lastimarme.
- Oye…si quieres largarte, hazlo. Yo hablaré con él. Pero no tienes que gritarle así, es un niño-susurró.
- Es mi hermanito. Tú no puedes decirme qué hacer con mi hermanito-repliqué, claramente molesta.
Me dio una mirada que, honestamente, me heló la sangre. Una mirada de rabia. Una mirada que sin duda alguna había visto antes. Y por eso, precisamente, porque la había visto antes, era que me asustaba. Porque, entonces, me había asustado, también.
- Míralo-me dijo. Yo no quise-. Mira a tu hermano-su voz era autoritaria. Sabía que esa autoridad también la conocía. Obedecí-. Está llorando. Unas simples palabras dulces habrían bastado para evitar esto. Luego, yo lo hubiera arreglado. No debes gritarle así, es un bebé. Solo quiere que su hermana mayor esté con él, ¿es mucho pedir?
Suprimí el llanto, nuevamente. Era una persona cruel. Yo era una persona cruel.
- ¿Por qué haces esto?-pregunté, con un nudo en la garganta.
- Porque no puedo creer en lo que te has convertido-susurró.
Lo miré extrañada. ¿Qué podía saber él de mi vida? ¡Nada! Él no me conocía. Él no sabía todo por lo que yo había pasado. No podía simplemente asumir que antes había sido buena. Que antes era tan buena que a Jesús le gustaba visitarme.
Miré a Santiago. Mi hermanito sentado en un rincón de una casa desconocida llorando por mi culpa. Mi hermanito era tan puro. Tan inocente y la vez tan real. La inocencia para mí ya no existía. Conocía del mundo. Quizás lo conocía demasiado bien.
Me dolió entonces pensar que mi hermanito debía ser consolado por un extraño gracias a un daño que yo le había hecho. Pero así era yo. ¿Cómo cambiar? ¿Cómo buscar una conversión?
- Escucha, Xa…-calló inmediatamente.
Abrí los ojos como platos.
No podía haberlo tomado de mi hermanito, porque él me llamaba “Lexa”
- ¿Cómo me llamaste?
- No he dicho tu nombre…-dijo, nervioso.
- Chico, ¿Cómo me llamaste?-repetí. Debía estar segura.
Gracias a esa sílaba, las sensaciones ahora sí tenían imágenes. Ahora sí eran recuerdos.

Las portadas.

Quiero explicar que cada portada que he hecho para la historia, haciendo de cuenta que es libro, también, como cualquier otro que puedan comprar, mantiene mucha relación con la historia.
Incluso la portada 3, con las letras en sangre. También tiene relación con la historia. Y no, no es por vampiros, antes de que alguien se imagine eso.
A medida que vaya avanzando la historia, se podran dar cuenta de la relación de la historia con las portadas.
Gracias a todos.

- Majo.

4ta portada de "Conversión"

3era portada de "Conversión"


Lo sé, no tengo nada más que hacer...XD

This is Home.



I’ve got my memories
Always inside of me
But I cant go back, back to how it was

I believe now
Ive come too far
No I cant go back, back to how it was

Created for a place ive never known
This is home
Now im finally where I belong, where I belong
Yah this is home, ive been searching for a place of my own,
Now I found it, maybe this is home
Yes this is home

Belief over misery
I seen the enemy
And I wont go back, back to how it was
And I got my heart set on what happens next
I got my eyes wide its not over yet
We miracles, and were not alone

Yah this is home, now im finally where I belong
Yea this is home, ive been searching for a place of my own,
Now I found it, maybe this is home
Yes this is home

And now, after all my searching
After all my questions
Im going to call it home
I got a brand new mind set
I can finally see the sunset
Im gonna call it home

Home, this is home
Now Im finally where I belong, belong
Yes this is home,
Ive been searching for a place of my own
Now I found it,
Maybe this is home
This is home

Now I know
Yea this is home

Ive come too far
And I wont go back
Yea this is home

2da portada de "Conversión"



Como no tenia nada más que hacr, decidi hacer otra portada. Es todo lo que me sale bien con respecto a las fotos y eso. :D
Comenten si les gusta o no. :D

julio 06, 2009

Portada de Conversión.



La portada de la historia...:D Yo la hice! :D YAY!

Conversión. Cap. 3 (parte 2)

El muchacho sostenía una rana en sus manos. Manos que, anteriormente, habían estado sosteniendo un pequeño pájaro, que ahora reposaba en el regazo de mi hermanito.
Santiago sonreía. Yo también lo hacía, mientras intentaba no ser vista.
La imagen me llevó a un pasado que lo lograba recordar. A un pasado que había sido feliz. A ese pasado que una vez añoré con toda mi alma. Ese pasado que hoy vuelve a estar en mis manos, pero de otra manera. Un pasado que, en el tiempo en que fui rebelde, no recordaba ni me importaba recordar. Solo sabía que, antaño, había sido feliz.
Me pregunté qué había cambiado en mí para que esa felicidad huyera. Qué le había pasado a la niña soñadora que una vez fui. Supuse que ahora esa niña reposaba en Santiago, porque yo no era nada cercano a ella. Yo había cambiado. La madurez que tenía cuando era niña en lugar de crecer, de esfumó. La vida me dejó sola. Jesús, también. Nunca, en mis años de necesidad, regresó. O quizás lo hizo, pero yo estaba demasiado ocupada para verlo. Probablemente fue eso.
Mi hermano seguía en casa de los vecinos.
Me alegraba por él. Es decir, había encontrado un amigo. Pero, ¿Por qué su amigo tenía que ser como de mi edad? Quiero decir, tan grande para él. Quién sabe lo que podría enseñarle un muchacho mayor. Alguien de quince años no piensa igual que alguien de cuatro.
Luego, el muchacho dejó que mi hermano sostuviera a la rana. ¿Estaba loco? ¿Cuántos gérmenes no podían haber en una rana? Si mi hermanito se enfermaba, entonces él iba a tener toda la culpa, y yo iría directamente a mamá y le diría que el niño de al lado le dio una rana. Estaría en problemas con mi madre.
¡No! Yo jamás le había deseado mal a nadie. Y, cabe decir, que problemas con mi madre es bastante malo.
Mi hermano jugaba con los dos animales, mientras el chico estudiaba junto a su ventana. Más de una vez lo vi mirar a la mía, pero hasta hoy creo que no me vio.

- Si te vi-me dice él.
- ¿me dejarás contar la historia?-pongo una cara de pocos amigos. Él sonríe

Bien. Sí me vio. Pero, entonces, yo no sabía que era así.
A mi parecer se veía bastante bien estudiando. Pero me llamaba más la atención mi hermano. Él era lo más importante para mí.
Luego de media hora, más o menos, viéndolo pasarse la rana por el rostro, decidí ir a buscarlo. Era tiempo de que alguien quitara todos esos gérmenes del rostro de mi hermano.
Me levanté. Bajé las escaleras de mi casa, haciendo un ruido innecesario, como de quién está molesto. Yo no lo estaba, pero quise hacerlo.
Caminé hasta allá. Esa casa donde mi hermanito estaba.
Respiré profundo. Y entonces, toqué la puerta.
Me arrepentí al instante.
La puerta se abrió.
Había una señora que me parecía extrañamente familiar. Como si la ya conociera.
Ella me saludó con una sonrisa. Y yo le devolví una de desconcierto.
- ¿puedo ayudarte?-me preguntó la señora.
- Si…emm…vengo a buscar a mi hermanito…Santiago…
- Claro-me sonrió de nuevo.
La señora camino hacía las escaleras, y llamó:
- ¡Lucas!
- Eh…-dije, ella me miró-. Es Santiago.
- Lo sé-sonrió ella.
El muchacho bajó con Santiago.
- ¡Lexa!-exclamó al verme y corrió hacia mí-. Mira.
Me extendió las manos. En una tenía a la rana y en la otra, al pájaro.
- Si, Santi…lindos…-sonrió-. Creo que es mejor que vayamos a casa.
- Vamos, Lexa…
- Si. Él no molesta para nada. Y mi hermanita llegará en muy poco tiempo. Son buenos amigos-intervino el chico.
- Si…bueno…-Santiago me miró con esos ojos. Esos ojos a los que yo no podía negarles nada. Simplemente, no podía.
El chico trató de imitarlo. Reí. Él también sonrió. Descubrí que tampoco podía negarle nada a esos ojos.
Mi debilidad, supongo.
- Vendré por ti en media hora, Santiago-advertí-. Media hora.
- Tu también puedes quedarte si quieres-añadió rápidamente el muchacho.
- Eh…no sé, yo…
- Así puedes mantener un ojo en él, mientras yo estudio.
Sonrió.
- Puedo hacerlo si él está en casa. Así no te distrae de tus estudios-repliqué.
- Él no me distrae. Mi hermana, si.
Enarqué las cejas.
- Por lo que me dijiste, ella no está aquí-él no respondió. Me dirigí a Santiago-. Media hora.
Entonces, me dispuse a irme.
- Lexa…-la voz de mi hermanito. Me volví hacia él-. Por favor…
- Santiago, no me hagas esto.
- Quédate-prácticamente rogaba. Ese niño me conocía demasiado bien.
Respiré profundo.
- Bien.
Entonces, los cinco, el chico, Santiago, los dos animales y yo, nos dirigimos arriba.
Me senté junto a ellos en la ventana.
Se podía ver toda mi habitación desde ahí.
Agradecí que fueran nuevos. No habrían podido haber visto mucho en el tiempo que llevaban ahí. Además, era la habitación del chico.
- Que bien que hayas decidido correr las cortinas de vez en cuando-sonrió.
- ¿de vez en cuando?
Se rió.
- Cuando duermes, no lo haces.
Abrí los ojos como platos.
- ¿es que me espías todo el tiempo?
- No. Solo me gusta ver hacia fuera. A veces me siento en el árbol. Pero tu ventana, siempre está ahí. No es culpa mía.
Me acomodé en el asiento.
- Podrías intentar no hacerlo, de vez en cuando.

Conversión. Cap. 3 (parte 1)

3.

Lucía, la amiga de mi hermanito, a quién, por cierto, jamás conocí, se mudó. Y ya había una nueva familia ocupando la casa continua a la nuestra.
Santiago decidió ir a conocerlos ese mismo día. A mi, por otra parte, no me interesaba en lo más mínimo.
Es extraño pensar en el pasado y ver cuán diferente éramos, en comparación al presente. Cuan inmaduros e ingenuos. Creemos que siempre tenemos la razón, cuando resulta que siempre estamos equivocados. Eso no está bien.
Contaba con quince años para ese entonces.
Seguía siendo la tonta niña rebelde deseando atención.
Hacía todo lo posible por no ayudar a mi madre en la casa. Por ayudarla en nada. Me inventaba dolores de cabeza. Mentía para no hacer nada como jamás se vio. Nótese que ya no lo hago, sino no diría la verdad sobre mi muy problemática niñez.
- ¡Alexa!-gritó mi madre, luego de que yo rompiera un plato (sin querer), mientras los guardaba. ¿Qué culpa tenía yo?-. ¿no puedes hacer nada bien?
- Puedo ignorarte. Eso me sale de maravilla.
Me fui corriendo a mi habitación. Me encerré y puse la música a todo volumen. Mozart.
Tal vez me vestía de negro, pero no me gustaba el rock pesado ni nada de eso.
Además, ese tipo de música, la clásica, me relajaba.
Me giré en la cama. Me encontré mirándome a mí misma en el espejo. Siempre lo hacía, aunque no sabía por qué.
Me levanté de la cama para descubrir que tenía el rostro empapado en lágrimas.
Me quedé mirando fijamente el espejo y mi reflejo en él. Me vi a mi misma como una persona fea. No recordaba que me hubiera pasado antes, pero eso era lo que veía.
- Los espejos no miente, porque no piensan-susurré.
Agradecí que nadie me viera, que nadie me oyera. Agradecí que nadie me tomara en cuenta para nada. Así no notarían lo que estaba pasando conmigo. O eso pensaba yo.

El hacer eso se había convertido en un hábito. Era lo primero que hacía al llegar a la casa. Y, mientras transcurría el día, era lo único que hacía.
Ni siquiera me molestaba en cerrar las cortinas. Solo llegaba y me paraba frente al espejo. Observaba cuantas cosas habían cambiado en mí. Y si no encontraba ninguna, me la inventaba.

Uno de esos días en que llegaba del colegio directamente a mi habitación, tiré los libros en la cama y me paré frente al espejo.
Estuve ahí unos quince minutos, hasta que un desconocido me interrumpió.
Tocó la ventana. ¿Cómo rayos escaló hasta mi ventana? Y, ¿Quién, por todos los cielos, era él?
Sentí curiosidad. Me acerqué a la ventana. Estaba sentado en alféizar.
Abrí la ventana. Podía verlo mejor ahora.
Era un muchacho, más o menos de mi edad, cabello rubio, ojos azules, tez blanca, labios rojos, bien formado, según pude ver. Era bastante lindo, aunque no lo suficiente para mi gusto. O quizás, simplemente, no era el tipo de chico con el que me había imaginado.
- Oye…sé que eres bonita, pero no creo que sea tampoco para pasar todo el día pegada en el espejo-me dijo.
Me alarmé.
- ¿me has estado espiando?
- Estudio junto a mi ventana. No es mi culpa que tú no cierres tus cortinas-dijo, sorpresivamente, serio.
- Bueno, si no lo hacía antes, ahora sí que lo haré.
Él sonrió. Linda sonrisa, también.
- Es una buena idea.
Entonces, me dedicó otra linda sonrisa y escalo un árbol, de vuelta a su ventana.
De nuevo, una extraña sensación de deja vu, invadió mi ser. Uno no debería sentir esas cosas. Todo lo que hacen es confundirte.

En las siguientes semanas, no volví a verlo. Pero tenía la certeza de que vivía al lado. Bueno, eso o era un ladrón. No podía ver si me veía, porque desde ese día había empezado a cerrar las cortinas.

Entonces, decidí asomarme. No perdía nada haciéndolo.
Me sorprendí al ver que estaba ahí…estaba ahí, estudiando, justo como había dicho.
De pronto, vi a Santiago llegando a donde estaba él. Mi hermanito Santiago. ¿Había enloquecido el mundo?
Luego vi algo aún mas extraño. Eso si me heló la sangre.

julio 04, 2009

Personajes :D


Tenemos a quien es Lucas!! wiiii!!!! jejeje es nada mas y nada menos que Lucas Till!!!! Vease, que se llama Lucas, tambien. Genial, es el. A los demas, imaginenselos, como ustedes quieran. God bless!

Conversión. Cap 2 (parte 2)

Mi madre vio en mí un cambio. Ni siquiera era como solía ser antes de la segunda mudanza. Según decía mis padres, era mejor.
Todas las noches, en secreto, Jesús me visitaba. Una vez me dijo que todo traía recompensas. Me pregunté cuál sería la mía. Pero después de un par de días olvidé todo el asunto.

- ¿Llegó alguna vez tu recompensa?-preguntó.
- Espera un poco. Llegaremos a esa parte dentro de un buen trecho de historia-dije, sonriendo.


Aunque sea difícil de creer, luego de un par de años me olvidé de Lucas. Tenía nuevos amigos. Incluso llegué a tener un novio-cuando tenía trece años-. Aunque, ahora que lo pienso, no veo por qué menciono el asunto del novio. Eso no tiene nada que ver con Lucas.

De igual manera, continué mi vida. Mis padres me hablaban de cómo debía dejar esas amistades de lado, porque no me hacía ningún bien. Y tenían razón, ahora que lo veo. No me hacía ningún bien.

Cuando tenía doce años, perdí a mi abuela.
Viajamos de vuelta a mi ciudad natal.
Recuerdo que su muerte marcó mi vida de una manera muy grande. De una manera bastante intensa.
La extrañé por casi tres años. La lloré por dos.
Lo hacía en secreto.
Olvidé mencionar que cuando tenía once, mi madre tuvo un bebé. Era un pequeño varón. Lo llamaron Santiago.
Santiago fue un pequeño bebé hermoso durante sus primeros cuatro años. Luego ya no era tan bebé, por lo tanto, tampoco era tan hermoso. Era más bien, malvado. Y jamás me hacía caso.
Volviendo al tema de la muerte de mi abuela. Bueno, mamá no se preocupaba por mí. A raíz de eso, empecé a vestirme más de negro-no por luto, solo porque sí-, a salir de casa más seguido y a despilfarrar mi vida como me diera la gana.
Jesús dejo de ir a mi habitación por las noches. En realidad, había deseado lo que hiciera. Siempre me hablaba de cómo ser buena y yo, simplemente, no quería serlo. Quería que otros vieran mi dolor. Que no me ignoraran. Que se dieran cuenta de una vez por todas que estaba sufriendo. En especial, mis padres.
Santiago lo hacía. Él lo notaba.
- Xa…-me dijo un día. Eso me resultó familiar. El pobre niño hablaba bien todas las palabras de un diccionario, pero no sabía pronunciar bien mi nombre-. ¿Qué te pasa?
- Nada, Santi. No tengo nada-sonreí.
Él me abrazó.
- ¿sabes? Tú le das felicidad a mi vida. Eres esa pequeña luz en la oscuridad que me rodea-le susurré.
- ¿lo soy?-sonaba emocionado.
Yo amaba a mi hermanito.
- Si. Claro que lo eres-lágrimas rodaron por mis mejillas-. Por eso no hay un día en que no muera por volver a casa para verte.
- ¿Y a mami?
Bufé.
El me miraba con sus grandes ojos, esperando.
- No tanto-confesé.
- Lexa-ahora le añadió una sílaba más. Estaba progresando-. ¿podemos ir fuera? Quiero una mascota-sonrió.
- Eh…Santi…no creo que sea una gran idea, no…-me miraba suplicante. ¿Cómo podía negarle algo a esos ojitos verdes? Mi hermano tenía los ojos verdes. Era hermoso-. Bien.
Santiago me abrazó. Entonces, empezó a halarme de la mano, hacía la puerta de la casa.
Llevaba a mi hermanito en brazos hacía un gran trecho de terreno verde como cualquier bosque que había dentro del conjunto residencial donde vivíamos.
Lo puse en el pasto y se fue corriendo. Lo mantuve a la vista todo el tiempo.
- ¡Lexa!-Bien. Me quedé “Lexa” para Santiago. No lograba recordar quién más me había acortado el nombre. Mi hermanito seguía gritando mi nombre.
Corrí hacia dónde estaba. Inmediatamente lo revisé por todos lados, buscando alguna herida.
Santiago estaba llorando.
- Lexa, ¿Qué haces?-me preguntó, aún con lágrimas en los ojos.
- Santiago, ¿Por qué lloras?
- Es que se está muriendo-me extendió sus manos, con un pájaro en ellas. Una muy linda ave.
Tuve una sensación de deja vu.
- ¿puedes salvarlo?-me preguntó.
- Eh...no lo sé.
Sus lágrimas aumentaron.
- Lo intentaré. Lo prometo.
Sí lo intenté, pero no logré demasiado. De esas cosas yo no sabía nada. El pájaro murió y Santiago pasó triste el resto del día.
- ¿ves por qué no me gusta que ande con animales?-me reprochó mi madre-. Luego se mueren y anda triste todo el tiempo.
- Madre, es un niño. Santiago no va a la escuela, y necesita compañía. No sé…un perro…
- Ningún hijo mío va a tener animales en esta casa.
En la sala, Santiago lloró.
Corrí a ver qué tenía, mientras que mi madre entornaba los ojos en la cocina.
- Oye… ¿Qué te pasa?
- Lucía se muda-me dijo.
- ¿Quién es Lucía?-no sabía quién rayos era.
- La vecina. Es mi amiga.
Sentí pena por él. No sabía lo que era estar del otro lado. Siempre fui yo quién se iba. Pero de igual manera, nunca me gustó tener que hacer nuevos amigos. Quizás era ella por quién sentí pena.
- Pero…supongo que vendrán nuevas personas, ¿no?-él asintió-. Entonces, puedes ser amigo de ellas.
- Pero Lucía es mi mejor amiga.
- Eso dices ahora, Santiago, pero aún te falta mucho por vivir.
- ¿Cómo qué?-mi hermanito me preguntaba sobre la vida. A mí. Su hermana. Alguien que aún no había tenido una verdadera oportunidad de vivir.
No supe qué decirle. Prefería no decir nada a decir algo mal.
- Solo muchas cosas-eso era una verdad para mí, también. Me faltaban muchas cosas por vivir.