agosto 28, 2009

Conversión, cap 7, parte 6

Fulminé a Lucas con los ojos. Si. Su mirada podría ser la más encantadora del mundo, pero yo no me permitiría caer en eso. No, señor.
Otro momento más de agradecer el hecho de que él no pudiera saber lo que yo pensaba, sentía o vivía. Supongo que no podía pedir más.
- ¿supiste las noticias?-me preguntó, entonces.
No supe que responder. No había escuchado ninguna noticia desde que estuve con él. ¡Ni siquiera veía las noticias en TV!
Negué con la cabeza.
- ¿noticias? ¿Cuáles noticias?
- Estudiaremos juntos-OH, no me digas.
- ¿Qué?
Vi como intentaba no soltar una carcajada y eso no estaba bien. Éramos amigos y él no debía burlarse de mí por no querer asistir al instituto en su compañía.
Entonces, me hice a mi misma una curiosa pregunta.
- Eh…-dije, soltando una risa un poco forzada-. Lucas, querido…tú eres un año mayor que yo.
- En realidad, creo que son dos años.
- No. Es un año.
- Dos.
- Uno.
- Dos.
- ¡Uno!
- Bien, es un año, solo bromeaba contigo-dijo, con la sonrisa más amplia que se le puede pedir a alguien-. ¿y qué? Soy un año mayor que tú. Gran cosa.
Obviamente, no lo entendía.
- Lucas, no veremos clases juntos. Raramente te cruzarás en mi camino.
- ¿Por qué hablas de mí?
- Porque sé bien que yo no me cruzaré en el tuyo-sonaba bastante lista cuando decía las cosas de esa forma.
Él solo se encogió de hombros, no le dio demasiada importancia. Y yo tampoco. En serio. No tanta. Bueno, no mucha solo un poco. Okay, si, le di importancia al asunto, pero es que no quería tenerlo en la escuela, también. ¿Qué clase de tortura era esa?
Escuché a mi padre llamarme desde dentro, molesto.
Lucas me miró por un momento, mientras me ponía en pie.
- No importa lo que sea-me dijo-, no es tu culpa.
Yo solo asentí y entré a la casa.
Fui a la sala y vi el gran desastre que Santiago había hecho.
Mi hermanito estaba sentando en la esquina, no lloraba ni nada, solo estaba sentando ahí. No decía nada, solo estaba sentando ahí. No hacía nada, solo estaba sentando ahí. Mi hermanito lucía como una pequeña estatua.
Fui hacia él.
Santiago me abrazó con fuerza. Sí. Tenía tiempo que no estaba con él. Creo que incluso me había olvidado que tenía un hermano.
Mi madre se volvió hacia nosotros.
- Saldremos esta noche, Alexa-más bien, hacia mí-. Debes cuidar a tu hermano.
Yo asentí.
- últimamente, ni siquiera te acuerdas de ninguno de nosotros, así que tendré que pedirle que por favor lo hagas bien, que no dejes que tome un cuchillo ni que salte por la ventana.
Miré a mi madre horrorizada. Sí, había estado distante, no salía casi de mi habitación, pero no permitiría que mi hermanito de cinco años hiciera nada de eso. Ya lo había cuidado antes, y lo hacía bien.
De nuevo, solo asentí. No estaba de humor para soportar la ira de mi madre, o de mi padre.
Santiago estaba prendado de mi cuello.
Me levanté, con él en brazos.
- Que tengan una gran noche-les deseé.
No quería que se tardaran mucho, ni nada, pero era bueno no tenerlos en casa de vez en cuando.
Recordé lo que Jesús me había dicho: que si quería un cambio en mi familia, primero debía dar el cambio yo.
Me quedé parada ahí con Santiago abrazándome hasta que se fueron.
Mi hermanito se echó a llorar.
- Ey…Ey…-le dije, al oído-. ¿Qué tienes?
- Papá me gritó-dijo, sollozando.
- Si, lo imaginé.
Fuimos a mi habitación.
- ¿Podemos ir con Lucas?-me preguntó mi hermano, al verlo en la ventana. Sacudió la mano, saludándolo.
- Eh…no creo que sea una buena idea, santi…
- Pero, Lexa…
Santiago corrió a la ventana.
Recordé lo que me había dicho mi madre.
Lucas lo saludó.
Me parecía completamente ridículo lo bien que se llevaban ellos dos.
- ¿podemos ir a tu casa, Lucas?-le gritó mi hermano.
- ¿no te gustaría que yo fuera a tu casa?
- No…-murmuré yo.
- ¡Si!
Pero sería la palabra de Santiago la válida. Lo que yo tuviese para decir, no valía absolutamente nada.
En menos de un minuto, Lucas ya estaba dentro. Mi hermano corrió hacía él.
Santiago estaba de lo más contento en brazos de Lucas. Debo admitirlo, si Lucas me consintiera a mí de esa forma, yo también lo estaría.
Honestamente, resultaba sumamente ridículo de ver lo bien que se llevaban Lucas y mi hermanito. No me cabía en la cabeza como un muchacho de 16 años, a punto de cumplir 17, disfrutara tanto con un niño de 5.
-Que pensamientos tan curiosos tiene tu hermano-me dijo Lucas. Yo no entendí, claro. Yo no podía saber que pensaba mi hermano, a diferencia de el.
Lo mire, esperando.
No dijo nada.
-¿No piensas decirme?
-No.
Lo fulmine con la mirada. Ya me había dejado la semilla de la duda en la cabeza, no le importaría demasiado traicionar a mi hermanito, diciéndome que estaba pensando.
-Pero puedo decirte que te incluye a ti...me incluye a mi...a nosotros-no tenia idea de que estaba hablando. "Te incluye a ti...me incluye a mi...a nosotros". Tonterías-. Creo que podrás deducir el resto.
Santi hacia caso omiso a lo que Lucas decía. Estaba muy entretenido jugando con el flequillo de su cabello.
¿Por que mi hermanito jugaba con el flequillo de Lucas?
Santiago me miro, luego a Lucas, luego de nuevo a mi, de nuevo a Lucas y sonrió. Lucas también. Lo mire inquisitiva.
-No tardaras demasiado-me aseguro.
-¿Como sabes que...? ¡Por todos los cielos!
Había caído en la cuenta. Ya sabia en lo que pensaba mi hermanito y lo que mas me aterra es que yo también había pensando en ello.



:D